Foto: sxu license. Fuente: Everystockphoto.
Si, tal como se suele decir, los ojos son el espejo del alma, era de esperar que en algún momento se desarrollase una tecnología con la que desvelar todos sus secretos.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, ha sabido sacarle partido a los ojos para detectar en ellos, concretamente, la mentira. Los científicos han desarrollado una tecnología que rastrea los movimientos de los ojos para reconocer cuando alguien miente.
Las pruebas realizadas hasta el momento han demostrado una gran eficacia, por lo que este sistema podría convertirse en una prometedora alternativa al tradicional polígrafo, que se utiliza para registrar respuestas fisiológicas relacionadas con la acción de mentir, como las variaciones de la presión arterial, el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la respuesta galvánica o conductancia de la piel, que se generan ante determinadas preguntas que se realizan al sujeto sometido a la prueba.
Mayor exactitud
El novedoso dispositivo servirá, en un futuro, de herramienta para reconocer la falsedad o la veracidad de las aseveraciones de delincuentes o detenidos, con una exactitud mayor de lo que hasta ahora se había logrado, aseguran los investigadores.
Según publica la Universidad de Utah en un comunicado, los autores del invento son los psicólogos John Kircher, Doug Hacker, Anne Cook, Dan Woltz y David Raskin, y su comercialización puede que no tarde mucho en llegar, dado que la licencia ha sido ya concedida a la compañía Credibility Assessment Technologies (CAT), con sede en Park City (Utah), publica la revista The Engineer.
Gerald Sanders, director de CAT, afirma que este método de rastreo ocular tiene un enorme potencial para aplicaciones de seguridad. El éxito de la tecnología ha sido fruto del trabajo que, durante años, han desarrollado Kircher y Raskin, éste último actualmente profesor emérito de la Universidad de Utah.
El rastreo ocular como medio de detección de mentiras se ha hecho una realidad en los últimos años gracias a avances sustanciales en la tecnología.
Entre los aportados por los investigadores de la Utah estarían el desarrollo y la evaluación de un programa informático específico y de los métodos para aplicar los tests oculares de manera eficiente.
Medición de las reacciones cognitivas
El uso de los movimientos oculares para detectar mentiras se diferencia de la prueba del polígrafo en que éste mide las reacciones emocionales de los individuos (que refleja la fisiología), mientras que la tecnología del rastreo ocular mide las reacciones cognitivas de la persona analizada.
Para realizar estas mediciones, los investigadores registran en el ordenador las reacciones oculares de cada sujeto sometido a la “prueba de la verdad”, mientras éste responde “verdadero” o “falso” a una serie de preguntas que se le realizan.
Además de registrar datos sobre el ojo y la dilatación de la pupila, el proceso también tiene en cuenta factores como el tiempo de respuesta, el tiempo de lectura y relectura y el número de errores del sujeto estudiado.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, ha sabido sacarle partido a los ojos para detectar en ellos, concretamente, la mentira. Los científicos han desarrollado una tecnología que rastrea los movimientos de los ojos para reconocer cuando alguien miente.
Las pruebas realizadas hasta el momento han demostrado una gran eficacia, por lo que este sistema podría convertirse en una prometedora alternativa al tradicional polígrafo, que se utiliza para registrar respuestas fisiológicas relacionadas con la acción de mentir, como las variaciones de la presión arterial, el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la respuesta galvánica o conductancia de la piel, que se generan ante determinadas preguntas que se realizan al sujeto sometido a la prueba.
Mayor exactitud
El novedoso dispositivo servirá, en un futuro, de herramienta para reconocer la falsedad o la veracidad de las aseveraciones de delincuentes o detenidos, con una exactitud mayor de lo que hasta ahora se había logrado, aseguran los investigadores.
Según publica la Universidad de Utah en un comunicado, los autores del invento son los psicólogos John Kircher, Doug Hacker, Anne Cook, Dan Woltz y David Raskin, y su comercialización puede que no tarde mucho en llegar, dado que la licencia ha sido ya concedida a la compañía Credibility Assessment Technologies (CAT), con sede en Park City (Utah), publica la revista The Engineer.
Gerald Sanders, director de CAT, afirma que este método de rastreo ocular tiene un enorme potencial para aplicaciones de seguridad. El éxito de la tecnología ha sido fruto del trabajo que, durante años, han desarrollado Kircher y Raskin, éste último actualmente profesor emérito de la Universidad de Utah.
El rastreo ocular como medio de detección de mentiras se ha hecho una realidad en los últimos años gracias a avances sustanciales en la tecnología.
Entre los aportados por los investigadores de la Utah estarían el desarrollo y la evaluación de un programa informático específico y de los métodos para aplicar los tests oculares de manera eficiente.
Medición de las reacciones cognitivas
El uso de los movimientos oculares para detectar mentiras se diferencia de la prueba del polígrafo en que éste mide las reacciones emocionales de los individuos (que refleja la fisiología), mientras que la tecnología del rastreo ocular mide las reacciones cognitivas de la persona analizada.
Para realizar estas mediciones, los investigadores registran en el ordenador las reacciones oculares de cada sujeto sometido a la “prueba de la verdad”, mientras éste responde “verdadero” o “falso” a una serie de preguntas que se le realizan.
Además de registrar datos sobre el ojo y la dilatación de la pupila, el proceso también tiene en cuenta factores como el tiempo de respuesta, el tiempo de lectura y relectura y el número de errores del sujeto estudiado.
El esfuerzo no engaña
Los científicos determinaron inicialmente que mentir requiere de un esfuerzo mayor que decir la verdad, por lo que buscaron diversas indicaciones que señalasen dicho esfuerzo.
Por ejemplo, una persona que está siendo deshonesta tiene las pupilas más dilatadas y dedica más tiempo a leer y contestar las preguntas que se le hacen. Estas reacciones a menudo pasan casi inadvertidas, por lo que requieren de mediciones muy sofisticadas y de una modelización estadística específica que permitan determinar su significación.
Hasta ahora, según Kircher, los resultados obtenidos han sido muy importantes: el sistema ha demostrado ser igual o mejor que el polígrafo, y eso que aún sólo se encuentra en los primeros estadios de su perfeccionamiento.
Además de ser potencialmente más exacto que el polígrafo, este nuevo sistema presenta otros beneficios añadidos, aseguran los investigadores.
Por un lado, el rastreo ocular promete tener un coste sustancialmente menor. Además, requiere de sólo una quinta parte del tiempo que hoy se dedica a las pruebas de detección de mentiras, puede estar disponible en cualquier idioma y puede ser aplicado por técnicos corrientes, en lugar de por examinadores cualificados en el uso del polígrafo.
Detectar mentiras con eficacia
Las investigaciones en este método concreto se iniciaron hace cinco años, cuando los miembros del equipo empezaron a discutir sobre el concepto, de manera casual. Los investigadores nunca pensaron que llegarían a desarrollar a partir de esta conversación una tecnología puntera de detección de mentiras.
Aún queda trabajo por hacer, pero los científicos esperan que la licencia recientemente concedida les permita atraer fondos y potenciales clientes para poder seguir desarrollando su investigación.
Las agencias de seguridad, por ejemplo, podrían estar muy interesadas en este artefacto, puesto que suelen emplear el polígrafo para controlar regularmente a aquellos empleados en puestos especialmente sensibles, y siempre andan buscando maneras más efectivas de detectar las mentiras.
Los científicos determinaron inicialmente que mentir requiere de un esfuerzo mayor que decir la verdad, por lo que buscaron diversas indicaciones que señalasen dicho esfuerzo.
Por ejemplo, una persona que está siendo deshonesta tiene las pupilas más dilatadas y dedica más tiempo a leer y contestar las preguntas que se le hacen. Estas reacciones a menudo pasan casi inadvertidas, por lo que requieren de mediciones muy sofisticadas y de una modelización estadística específica que permitan determinar su significación.
Hasta ahora, según Kircher, los resultados obtenidos han sido muy importantes: el sistema ha demostrado ser igual o mejor que el polígrafo, y eso que aún sólo se encuentra en los primeros estadios de su perfeccionamiento.
Además de ser potencialmente más exacto que el polígrafo, este nuevo sistema presenta otros beneficios añadidos, aseguran los investigadores.
Por un lado, el rastreo ocular promete tener un coste sustancialmente menor. Además, requiere de sólo una quinta parte del tiempo que hoy se dedica a las pruebas de detección de mentiras, puede estar disponible en cualquier idioma y puede ser aplicado por técnicos corrientes, en lugar de por examinadores cualificados en el uso del polígrafo.
Detectar mentiras con eficacia
Las investigaciones en este método concreto se iniciaron hace cinco años, cuando los miembros del equipo empezaron a discutir sobre el concepto, de manera casual. Los investigadores nunca pensaron que llegarían a desarrollar a partir de esta conversación una tecnología puntera de detección de mentiras.
Aún queda trabajo por hacer, pero los científicos esperan que la licencia recientemente concedida les permita atraer fondos y potenciales clientes para poder seguir desarrollando su investigación.
Las agencias de seguridad, por ejemplo, podrían estar muy interesadas en este artefacto, puesto que suelen emplear el polígrafo para controlar regularmente a aquellos empleados en puestos especialmente sensibles, y siempre andan buscando maneras más efectivas de detectar las mentiras.