Uno de los sistemas de TMS
Una empresa israelí ha desarrollado un nuevo tratamiento no invasivo que podría tratar la depresión sin provocar los efectos negativos de los remedios médicos actuales, como los antidepresivos o la terapia eléctrica o electroconvulsioterapia (ECT). El nuevo tratamiento se basa en la Estimulación Magnética Transcraneal Profunda (Transcranial Magnetic Stimulation, TMS) y no necesita anestesia.
El aparato, situado sobre una zona específica del cráneo, envía una señal magnética direccional que atraviesa el cerebro y estimula el Nucleus Accumbens, la región cerebral responsable de los estímulos positivos.
Esta estimulación artificial repetida sobre el Nucleus Accumbens aumenta la sensibilidad de los circuitos neuronales y consigue una mayor sensación de bienestar en el paciente, alejando la depresión. Tal como explica al respecto Israel21CL, esta tecnología fue inventada por los investigadores israelíes Yiftach Roth y Abraham Zangen y ha sido desarrollada por la empresa Brainsway.
La TMS es una tecnología experimental en el campo de la medicina, utilizada únicamente para la investigación y los tests clínicos. Los aparatos TMS actuales no pueden penetrar más allá de un centímetro de la superficie del cortex, lo que es suficiente para el tratamiento de migrañas, pero no de las enfermedades mentales.
Según investigadores catalanes, que han realizado un interesante trabajo sobre las terapias basadas en TMS, la eficacia conseguida hasta ahora con tratamientos de TMS es muy relativa, por lo que el innovador sistema israelí, que profundiza en la estimulación, puede dar un impulso a estas terapias.
El sistema ideado por Brainsway trasciende las fronteras actuales y estimula las neuronas a 5 y 6 centímetros de profundidad sin dañarlas, lo que en teoría aumenta su eficacia, respecto a las actuales terapias TMS, para el tratamiento de enfermedades como la depresión, el Alzheimer, el Parkinson, las adicciones los ataques cerebrales, el abuso de drogas, los daños postraumáticos (Post Traumatic Stress Disorder, PTSD) y la esquizofrenia, según sus inventores.
Activando la felicidad
En el cerebro humano existe un sistema de recompensa o gratificación formado por determinados puntos de su estructura, así como por una vía neuronal concreta. Estas regiones se activan cuando un organismo recibe un refuerzo positivo o está motivado hacia dicho refuerzo.
Esta vía neuronal, que empieza en el área ventral tegmental del tronco cerebral (situada justo debajo del tálamo), continúa hacia una región conocida como núcleo accumbens, y que está relacionada con las sensaciones de gratificación. Por medio de señales emitidas por la corteza prefrontral, esta vía puede activarse tanto por recompensas naturales como artificiales, originándonos satisfacción y placer.
La disfunción del sistema de gratificación de la estructura de nuestro cerebro está relacionada con la pérdida de la capacidad de sentir placer, así como con los estados depresivos. De hecho, uno de los más esenciales síntomas de la depresión es la reducción de obtención de satisfacción y de interés en actividades que el individuo antes de enfermar sí disfrutaba.
Por el contrario, las personas adictas a algún tipo de drogas se caracterizan por tener una actividad compulsiva en este sistema de gratificación cerebral, lo que les hace buscar siempre la fuente que les origina dicha gratificación.
Diversas enfermedades
La versión de EMT de la empresa Brainsway es capaz de estimular la vía neuronal del sistema de gratificación del cerebro con un conjunto de bobinas y a un nivel más profundo, de entre cinco y seis centímetros hacia el interior de la corteza cerebral. De esta forma, puede tratar la depresión. Asimismo, es capaz de estimular otras áreas cerebrales, asociadas a otras enfermedades mentales.
Las bobinas están diseñadas para maximizar el efecto de los campos electromagnéticos en capas profundas del cerebro, integrando campos electromagnéticos separados, que son proyectados al interior del cráneo desde varios puntos alrededor de su periferia. El aparato minimiza la acumulación de carga eléctrica en la superficie del cerebro, lo que sirve para generar un campo electroestático que reduce la magnitud del campo electromagnético inducido en la superficie y el interior del cerebro.
El aparato está formado por un conjunto de bobinas que contienen varios cables y que se colocan tangencialmente sobre el cuero cabelludo del paciente. Cada conjunto de cables se conecta en serie y contiene a su vez un flujo de corriente que circula en una misma dirección. Así se consiguen varios campos electromagnéticos que se extienden por el cerebro en una dirección determinada.
Experimentos y comercialización
El nuevo tratamiento puede centrarse en un área concreta del cerebro, a diferencia del electroshock. Ha sido probado ya entre junio y noviembre del año pasado, en la Escuela de Medicina de la universidad de Tel-Aviv, con un total de 35 pacientes. Los resultados han sido alentadores, aseguran los expertos: el sistema es seguro, y no entraña efectos secundarios.
Brainsway se prepara ahora para realizar un ensayo clínico en otros lugares del mundo, durante siete u ocho meses más, destinado a pacientes con depresión profunda y que no respondan a los medicamentos tradicionales. La empresa espera obtener el permiso de la FDA (Food and Drug Administration) estadounidense, así como del la Comunidad Europea, para poder comercializar su invento en Europa y en Estados Unidos, se cree que entre 2008 y 2009. Y aunque en principio sus experimentos se están centrando en la depresión, esperan poder tratar otras patologías mentales.
En la actualidad, dos son los tratamientos que más se utilizan para tratar la depresión. Por un lado, los llamados antidepresivos, que tienen una tasa de éxito del 50%, pero que suelen presentar efectos secundarios, como el aumento de peso o la disfunción sexual.
Por el otro, existe la terapia con electroshock, de la que el nuevo sistema de Brainsways sería una variante no invasiva, con un éxito del 80%. Sin embargo, los electroshocks sí son invasivos, y requieren de anestesia, y pueden causar vértigos o pérdidas de memoria. Quizá ésta sea una nueva forma de ayuda eficaz e inocua.
El aparato, situado sobre una zona específica del cráneo, envía una señal magnética direccional que atraviesa el cerebro y estimula el Nucleus Accumbens, la región cerebral responsable de los estímulos positivos.
Esta estimulación artificial repetida sobre el Nucleus Accumbens aumenta la sensibilidad de los circuitos neuronales y consigue una mayor sensación de bienestar en el paciente, alejando la depresión. Tal como explica al respecto Israel21CL, esta tecnología fue inventada por los investigadores israelíes Yiftach Roth y Abraham Zangen y ha sido desarrollada por la empresa Brainsway.
La TMS es una tecnología experimental en el campo de la medicina, utilizada únicamente para la investigación y los tests clínicos. Los aparatos TMS actuales no pueden penetrar más allá de un centímetro de la superficie del cortex, lo que es suficiente para el tratamiento de migrañas, pero no de las enfermedades mentales.
Según investigadores catalanes, que han realizado un interesante trabajo sobre las terapias basadas en TMS, la eficacia conseguida hasta ahora con tratamientos de TMS es muy relativa, por lo que el innovador sistema israelí, que profundiza en la estimulación, puede dar un impulso a estas terapias.
El sistema ideado por Brainsway trasciende las fronteras actuales y estimula las neuronas a 5 y 6 centímetros de profundidad sin dañarlas, lo que en teoría aumenta su eficacia, respecto a las actuales terapias TMS, para el tratamiento de enfermedades como la depresión, el Alzheimer, el Parkinson, las adicciones los ataques cerebrales, el abuso de drogas, los daños postraumáticos (Post Traumatic Stress Disorder, PTSD) y la esquizofrenia, según sus inventores.
Activando la felicidad
En el cerebro humano existe un sistema de recompensa o gratificación formado por determinados puntos de su estructura, así como por una vía neuronal concreta. Estas regiones se activan cuando un organismo recibe un refuerzo positivo o está motivado hacia dicho refuerzo.
Esta vía neuronal, que empieza en el área ventral tegmental del tronco cerebral (situada justo debajo del tálamo), continúa hacia una región conocida como núcleo accumbens, y que está relacionada con las sensaciones de gratificación. Por medio de señales emitidas por la corteza prefrontral, esta vía puede activarse tanto por recompensas naturales como artificiales, originándonos satisfacción y placer.
La disfunción del sistema de gratificación de la estructura de nuestro cerebro está relacionada con la pérdida de la capacidad de sentir placer, así como con los estados depresivos. De hecho, uno de los más esenciales síntomas de la depresión es la reducción de obtención de satisfacción y de interés en actividades que el individuo antes de enfermar sí disfrutaba.
Por el contrario, las personas adictas a algún tipo de drogas se caracterizan por tener una actividad compulsiva en este sistema de gratificación cerebral, lo que les hace buscar siempre la fuente que les origina dicha gratificación.
Diversas enfermedades
La versión de EMT de la empresa Brainsway es capaz de estimular la vía neuronal del sistema de gratificación del cerebro con un conjunto de bobinas y a un nivel más profundo, de entre cinco y seis centímetros hacia el interior de la corteza cerebral. De esta forma, puede tratar la depresión. Asimismo, es capaz de estimular otras áreas cerebrales, asociadas a otras enfermedades mentales.
Las bobinas están diseñadas para maximizar el efecto de los campos electromagnéticos en capas profundas del cerebro, integrando campos electromagnéticos separados, que son proyectados al interior del cráneo desde varios puntos alrededor de su periferia. El aparato minimiza la acumulación de carga eléctrica en la superficie del cerebro, lo que sirve para generar un campo electroestático que reduce la magnitud del campo electromagnético inducido en la superficie y el interior del cerebro.
El aparato está formado por un conjunto de bobinas que contienen varios cables y que se colocan tangencialmente sobre el cuero cabelludo del paciente. Cada conjunto de cables se conecta en serie y contiene a su vez un flujo de corriente que circula en una misma dirección. Así se consiguen varios campos electromagnéticos que se extienden por el cerebro en una dirección determinada.
Experimentos y comercialización
El nuevo tratamiento puede centrarse en un área concreta del cerebro, a diferencia del electroshock. Ha sido probado ya entre junio y noviembre del año pasado, en la Escuela de Medicina de la universidad de Tel-Aviv, con un total de 35 pacientes. Los resultados han sido alentadores, aseguran los expertos: el sistema es seguro, y no entraña efectos secundarios.
Brainsway se prepara ahora para realizar un ensayo clínico en otros lugares del mundo, durante siete u ocho meses más, destinado a pacientes con depresión profunda y que no respondan a los medicamentos tradicionales. La empresa espera obtener el permiso de la FDA (Food and Drug Administration) estadounidense, así como del la Comunidad Europea, para poder comercializar su invento en Europa y en Estados Unidos, se cree que entre 2008 y 2009. Y aunque en principio sus experimentos se están centrando en la depresión, esperan poder tratar otras patologías mentales.
En la actualidad, dos son los tratamientos que más se utilizan para tratar la depresión. Por un lado, los llamados antidepresivos, que tienen una tasa de éxito del 50%, pero que suelen presentar efectos secundarios, como el aumento de peso o la disfunción sexual.
Por el otro, existe la terapia con electroshock, de la que el nuevo sistema de Brainsways sería una variante no invasiva, con un éxito del 80%. Sin embargo, los electroshocks sí son invasivos, y requieren de anestesia, y pueden causar vértigos o pérdidas de memoria. Quizá ésta sea una nueva forma de ayuda eficaz e inocua.