Los chimpancés no son monos como los demás, sino que están genéticamente más próximos a nuestra especie que los gorilas y otras familias afines, por lo que deberían ser incluidos en el seno del género humano, según un equipo de investigadores dirigido por el profesor Morris Goodman, de la Universidad Wayne en Detroit.
Tal como explican en un artículo que publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el humano y el chimpancé comparten un código genético idéntico al 99,4%.
Lo han descubierto comparando 97 genes humanos con los de cinco otras especies, los chimpancés, los gorilas, los orangutanes, los monos y los ratones.
Apoyándose en las mutaciones genéticas que afectan a la producción de proteínas, construyeron un árbol evolutivo que mide el grado de proximidad entre las especies estudiadas, constatando así que el hombre y el chimpancé son prácticamente idénticos desde el punto de vista genético, con una mínima diferencia del 0,6%.
Gorilas, orangutanes y monos
Los gorilas se sitúan inmediatamente después en tercera posición, seguidos de los orangutanes y los monos. Todos ellos están muy lejos genéticamente de los ratones, que fueron incluidos únicamente como grupo de control.
A la vista de este nuevo árbol de la evolución de las especies, los investigadores concluyen que todos los grandes monos deberían formar parte de la familia de los homínidos y que los chimpancés deberían incluirse dentro del género homo.
Desde que Darwin formulara su teoría sobre la evolución de las especies en 1859, los especialistas mantienen posiciones encontradas respecto a los lazos genéticos entre los seres humanos y los monos.
La especie humana u homo sapiens es la única representante en la actualidad de la familia homo, que en el pasado contó con otras familias como el hombre de Neandertal.
Nueva clasificación de las especies
Según la clasificación actual, los chimpancés pertenecen al género “pan”, al que también pertenecen los chimpancés pigmeos o bonobos.
Según los investigadores de Michigan, estas tres especies deberían figurar por derecho en el género homo, lo que también es objeto de controversia en el seno de la comunidad científica.
Para los críticos, el chimpancé y el humano comparten ciertamente un pasado común que tiene siete millones de años de antigüedad, pero eso no significa que en la actualidad pertenezcan al mismo género.
La propuesta de Goodman podría establecer tres especies bajo el género Homo. Una sería Homo (homo) sapiens, o humanos; la segunda Homo (Pan) trogloditas, o chimpancés comunes; y la tercera Homo (Pan) paniscus, o chimpancés bonobo.
Nueva frontera
La investigación de Goodman ha establecido una nueva frontera en la identificación del parentesco genético de las especies, ya que desde hace décadas se sabe que el hombre, el chimpancé y el gorila compartían una base genética común del 98%, porcentaje que ahora Goodman eleva al 99,4% en el caso de hombres y chimpancés.
Estas investigaciones se basan en el conocimiento cada vez más perfeccionado que tenemos de los genes, que se clasifican en tres grandes grupos: los que no codifican nada (casi el 90% del total), los que codifican proteínas útiles para la vida (genes de estructuras) y los genes de regulación del desarrollo (genes arquitectos).
El análisis comparado de estas familias de genes en diferentes especies es el que permite establecer las afinidades y diferencias entre ellas y el que ha llevado a los investigadores de Detroit a descubrir la elevada afinidad genética entre los humanos y los chimpancés.
Goodman no es el primero en proponer la inclusión de los chimpancés en el género humano. Simon Eastela, de la Universidad Nacional de Australia, realizó en 2001 una investigación comparada entre 17 genes (frente a los 97 empleados por Goodman) y llegó a la misma conclusión.
Por su parte, el paleontólogo George Gaylord Simpson, propuso en 1963 reunir en una misma especie a chimpancés y gorilas.
Tal como explican en un artículo que publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el humano y el chimpancé comparten un código genético idéntico al 99,4%.
Lo han descubierto comparando 97 genes humanos con los de cinco otras especies, los chimpancés, los gorilas, los orangutanes, los monos y los ratones.
Apoyándose en las mutaciones genéticas que afectan a la producción de proteínas, construyeron un árbol evolutivo que mide el grado de proximidad entre las especies estudiadas, constatando así que el hombre y el chimpancé son prácticamente idénticos desde el punto de vista genético, con una mínima diferencia del 0,6%.
Gorilas, orangutanes y monos
Los gorilas se sitúan inmediatamente después en tercera posición, seguidos de los orangutanes y los monos. Todos ellos están muy lejos genéticamente de los ratones, que fueron incluidos únicamente como grupo de control.
A la vista de este nuevo árbol de la evolución de las especies, los investigadores concluyen que todos los grandes monos deberían formar parte de la familia de los homínidos y que los chimpancés deberían incluirse dentro del género homo.
Desde que Darwin formulara su teoría sobre la evolución de las especies en 1859, los especialistas mantienen posiciones encontradas respecto a los lazos genéticos entre los seres humanos y los monos.
La especie humana u homo sapiens es la única representante en la actualidad de la familia homo, que en el pasado contó con otras familias como el hombre de Neandertal.
Nueva clasificación de las especies
Según la clasificación actual, los chimpancés pertenecen al género “pan”, al que también pertenecen los chimpancés pigmeos o bonobos.
Según los investigadores de Michigan, estas tres especies deberían figurar por derecho en el género homo, lo que también es objeto de controversia en el seno de la comunidad científica.
Para los críticos, el chimpancé y el humano comparten ciertamente un pasado común que tiene siete millones de años de antigüedad, pero eso no significa que en la actualidad pertenezcan al mismo género.
La propuesta de Goodman podría establecer tres especies bajo el género Homo. Una sería Homo (homo) sapiens, o humanos; la segunda Homo (Pan) trogloditas, o chimpancés comunes; y la tercera Homo (Pan) paniscus, o chimpancés bonobo.
Nueva frontera
La investigación de Goodman ha establecido una nueva frontera en la identificación del parentesco genético de las especies, ya que desde hace décadas se sabe que el hombre, el chimpancé y el gorila compartían una base genética común del 98%, porcentaje que ahora Goodman eleva al 99,4% en el caso de hombres y chimpancés.
Estas investigaciones se basan en el conocimiento cada vez más perfeccionado que tenemos de los genes, que se clasifican en tres grandes grupos: los que no codifican nada (casi el 90% del total), los que codifican proteínas útiles para la vida (genes de estructuras) y los genes de regulación del desarrollo (genes arquitectos).
El análisis comparado de estas familias de genes en diferentes especies es el que permite establecer las afinidades y diferencias entre ellas y el que ha llevado a los investigadores de Detroit a descubrir la elevada afinidad genética entre los humanos y los chimpancés.
Goodman no es el primero en proponer la inclusión de los chimpancés en el género humano. Simon Eastela, de la Universidad Nacional de Australia, realizó en 2001 una investigación comparada entre 17 genes (frente a los 97 empleados por Goodman) y llegó a la misma conclusión.
Por su parte, el paleontólogo George Gaylord Simpson, propuso en 1963 reunir en una misma especie a chimpancés y gorilas.