Un asteroide de 200 metros de diámetro que cayera en el centro de Londres mataría a 8,8 millones de personas, según un estudio realizado por ingenieros, físicos y geógrafos de la universidad de Southampton, en el sur de Inglaterra, del que informa Newscientist.
Usando un programa informático llamado « Armor » (Asteroid Risk Mitigation Optimization and Research), este equipo ha evaluado las tasas de mortalidad asociadas a tres escenarios posibles: que el asteroide provoque una explosión en la atmósfera, que colisione directamente contra la superficie de la Tierra o que impacte en el océano.
El modelo desarrollado por estos investigadores integra numerosos parámetros, como el tamaño, la composición y la velocidad del asteroide, así como la densidad de población en diferentes lugares y el tipo de hábitats que existen en diferentes regiones del mundo.
Las pérdidas en vidas humanas las han estimado en función de siete principales fenómenos asociados a la caída de un asteroide: vientos huracanados, ondas de choque, radiación térmica, seísmos, proyecciones de rocas, generación de cráteres y tsunamis.
Lo que señala este programa informático, combinando todos estos datos, es que los fenómenos meteorológicos subsiguientes al choque de un asteroide contra le Tierra son los que provocan daños más devastadores, sea cual sea el escenario escogido.
Las ondas de choque, los tornados y las ráfagas de viento suscitadas por la explosión de un asteroide de 50 metros de diámetro sobre Londres, provocarían el 85% de las víctimas, un total de 2,8 millones de muertos, según Armor. Las demás víctimas morirían por efecto de un intenso calor.
En el caso de que un meteorito de 200 metros de diámetro se estrellara en el corazón de Londres, los vientos subsiguientes provocarían el 49% de las muertes (que serían 8,8 millones de personas). Las otras causas más mortales, derivadas de este impacto, serían las radiaciones térmicas (24%) y las ondas de choque (23%), que destruyen los órganos internos.
Las proyecciones de rocas y el mismo cráter creado por el meteorito sólo ocasionarían realmente el 3% de las muertes, según Armor.
Usando un programa informático llamado « Armor » (Asteroid Risk Mitigation Optimization and Research), este equipo ha evaluado las tasas de mortalidad asociadas a tres escenarios posibles: que el asteroide provoque una explosión en la atmósfera, que colisione directamente contra la superficie de la Tierra o que impacte en el océano.
El modelo desarrollado por estos investigadores integra numerosos parámetros, como el tamaño, la composición y la velocidad del asteroide, así como la densidad de población en diferentes lugares y el tipo de hábitats que existen en diferentes regiones del mundo.
Las pérdidas en vidas humanas las han estimado en función de siete principales fenómenos asociados a la caída de un asteroide: vientos huracanados, ondas de choque, radiación térmica, seísmos, proyecciones de rocas, generación de cráteres y tsunamis.
Lo que señala este programa informático, combinando todos estos datos, es que los fenómenos meteorológicos subsiguientes al choque de un asteroide contra le Tierra son los que provocan daños más devastadores, sea cual sea el escenario escogido.
Las ondas de choque, los tornados y las ráfagas de viento suscitadas por la explosión de un asteroide de 50 metros de diámetro sobre Londres, provocarían el 85% de las víctimas, un total de 2,8 millones de muertos, según Armor. Las demás víctimas morirían por efecto de un intenso calor.
En el caso de que un meteorito de 200 metros de diámetro se estrellara en el corazón de Londres, los vientos subsiguientes provocarían el 49% de las muertes (que serían 8,8 millones de personas). Las otras causas más mortales, derivadas de este impacto, serían las radiaciones térmicas (24%) y las ondas de choque (23%), que destruyen los órganos internos.
Las proyecciones de rocas y el mismo cráter creado por el meteorito sólo ocasionarían realmente el 3% de las muertes, según Armor.
Impacto en el océano
En el caso de impacto en el océano, un asteroide de 200 metros de diámetro que cayera a 100 kilómetros de las costas de Brasil, por ejemplo, provocaría la muerte de 30.000 personas, la mayoría de ellas (92%) como consecuencia de los fuertes vientos subsiguientes, y sólo el 8% de las personas serían víctimas del tsunami posterior.
Sin embargo, si el mismo asteroide cayera a 130 kilómetros de la costa, las muertes se elevarían a 50.000, y el 75% de ellas serían causadas por el tsunami. El resto morirían a consecuencia de las rachas de viento.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que asteroides de estos tamaños no chocan contra la Tierra sino cada 40.000 años y que sólo existe una posibilidad del 0,01% que esto ocurra en el presente siglo, destacan los científicos.
Además, esta posibilidad de encontronazo con un asteroide ocurrirá con más probabilidad en la mayor parte de la superficie terrestre, que incluye océanos, montañas, desiertos, que por lo demás no está habitada.
Sin olvidar que la tecnología avanza aumentando las posibilidades de desviar la trayectoria de un asteroide peligroso, aunque la NASA admite que el impacto puede presentarse de súbito, sin que podamos anticiparlo.
En el caso de impacto en el océano, un asteroide de 200 metros de diámetro que cayera a 100 kilómetros de las costas de Brasil, por ejemplo, provocaría la muerte de 30.000 personas, la mayoría de ellas (92%) como consecuencia de los fuertes vientos subsiguientes, y sólo el 8% de las personas serían víctimas del tsunami posterior.
Sin embargo, si el mismo asteroide cayera a 130 kilómetros de la costa, las muertes se elevarían a 50.000, y el 75% de ellas serían causadas por el tsunami. El resto morirían a consecuencia de las rachas de viento.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que asteroides de estos tamaños no chocan contra la Tierra sino cada 40.000 años y que sólo existe una posibilidad del 0,01% que esto ocurra en el presente siglo, destacan los científicos.
Además, esta posibilidad de encontronazo con un asteroide ocurrirá con más probabilidad en la mayor parte de la superficie terrestre, que incluye océanos, montañas, desiertos, que por lo demás no está habitada.
Sin olvidar que la tecnología avanza aumentando las posibilidades de desviar la trayectoria de un asteroide peligroso, aunque la NASA admite que el impacto puede presentarse de súbito, sin que podamos anticiparlo.
Referencia
Population Vulnerability Models for Asteroid Impact Risk Assessment. Accepted in Meteoritics and Planetary Science on February 4th 2017.
Population Vulnerability Models for Asteroid Impact Risk Assessment. Accepted in Meteoritics and Planetary Science on February 4th 2017.