Dos investigadores de la universidad norteamericana de Delaware han desarrollado una serie de robots para proporcionar movilidad a niños que no pueden explorar el mundo por sí mismos.
Este proyecto interdisciplinario ha reunido a estudiantes e investigadores de campos que suelen tener muy poca interacción, como son la ingeniería, la pediatría terapéutica o la pedagogía.
Esta tecnología podría resultar de mucha ayuda para el desarrollo infantil, tanto cerebral como de comportamiento, dado que éstos emergen de las miles de experiencias que cada día tiene un niño que, de forma autónoma, explora el mundo que le rodea. Niños con Síndrome de Down, con autismo y otros desórdenes pueden ser los mayores beneficiados.
”Si estos niños fueran mayores, los terapeutas tienen ya tecnología óptima para asistirles, como sillas de ruedas eléctricas”, comenta James C. Galloway, que ha dirigido esta investigación junto al profesor de ingeniería mecánica Sunil Agrawal, en un comunicado. “Actualmente, los niños con problemas de movilidad no tienen esta posibilidad hasta los 5 ó 6 años de edad. Este retraso es especialmente preocupante si pensamos en el rápido desarrollo cerebral durante la infancia. El niño, literalmente, construye su cerebro a través de la exploración y el aprendizaje de su mundo”.
Cuando un niño no puede moverse por sí sólo, todo cambia en su vida y en las cosas que le rodean. La primera barrera que un niño y su familia se encuentra cuando empieza a caminar y a explorar el mundo es el miedo. Los niños que empiezan a caminar siempre tienen cerca a sus padres, por si se cae o elige el camino equivocado.
Lo mismo ocurre en el caso de los niños con problemas de movilidad. Los terapeutas y sus padres tienen miedo a que un niño en una silla de ruedas eléctrica cometa un error y sufra algún percance. Sin embargo, tienen que vencer ese miedo si quieren que sus hijos se desarrollen como los demás, en el mundo real. Por eso, los elementos de seguridad han sido una prioridad para la construcción de estos robots móviles.
“Nuestro primer prototipo, llamado UD1, fue diseñado con una tecnología inteligente que dirige todos estos elementos de seguridad, de tal modo que el niño tiene la oportunidad de ser parte del mundo real”, comenta Agrawal.
Control del robot
El UD1 está rodeado de sensores que pueden localizar cualquier obstáculo que se interponga en su camino. Los sensores ofrecerán la posibilidad de que el niño se choque contra el obstáculo o bien tomará el control del robot para sortearlo. El siguiente prototipo, el UD2, será construido con una tecnología que dará el control en estas situaciones también a los padres o a los educadores.
Es la primera vez que alguien intenta utilizar robots con niños. Algunos experimentos hechos han mostrado que un niño de siete meses ya es capaz de manejar un joystick, por lo que el equipo de investigación eligió esta opción como “volante” del robot.
Agrawal y Galloway esperan que los robots sirvan también para mejorar la socialización de estos niños. “Un niño con un robot en una clase se convertirá en el centro de atención porque sus compañeros van a querer probarlo. Predecimos que esto incrementará su interacción social, lo que será un impulso importante en su desarrollo cognitivo”, comenta Agrawal.
Galloway ya conocía el trabajo de ingeniería que Agrawal venía desarrollando en la rehabilitación de adultos mediante robots, pero se mostraba muy escéptico respecto a que este tipo de técnicas pudiera funcionar para niños. Después de visitar el laboratorio de Agrawal y ver esos pequeños robots, cambió rápidamente de opinión “porque enseguida vi a un niño montado encima de uno”, dice Galloway.
Primeras pruebas
Una vez que el UD1 fue terminado, lo pusieron a disposición del UD Early Learning Center, que tiene en su seno todo tipo de niños, donde se han hecho las primeras pruebas, tanto en estancias cerradas como en la calle.
El proyecto está ahora desarrollando una segunda generación de robots, de los que se harán varias unidades. La finalidad es situar varios robots móviles en distintas comunidades de la ciudad de Delaware y recoger datos para analizar cómo son utilizados o para saber con más exactitud qué aprenden los niños. De esta manera, los investigadores podrán seguir avanzando y realizar las modificaciones necesarias para mejorarlos
El proyecto también servirá para ampliar el conocimiento que se tiene sobre la capacidad de aprendizaje de los niños, y proporcionará un modelo para seguir el desarrollo de la exploración del mundo real gracias a datos de laboratorio.
Las pruebas, el diseño del robot y la nueva tecnología que se ha incorporado a él derivará en la fundación de la primera generación de vehículos inteligentes para niños nacidos con problemas de movilidad. Esperan que el UD1 sea lo suficientemente ligero (para que los padres lo puedan llevar a cualquier sitio) y robusto (para que el niño pueda usarlo en cualquier sitio).
Este proyecto interdisciplinario ha reunido a estudiantes e investigadores de campos que suelen tener muy poca interacción, como son la ingeniería, la pediatría terapéutica o la pedagogía.
Esta tecnología podría resultar de mucha ayuda para el desarrollo infantil, tanto cerebral como de comportamiento, dado que éstos emergen de las miles de experiencias que cada día tiene un niño que, de forma autónoma, explora el mundo que le rodea. Niños con Síndrome de Down, con autismo y otros desórdenes pueden ser los mayores beneficiados.
”Si estos niños fueran mayores, los terapeutas tienen ya tecnología óptima para asistirles, como sillas de ruedas eléctricas”, comenta James C. Galloway, que ha dirigido esta investigación junto al profesor de ingeniería mecánica Sunil Agrawal, en un comunicado. “Actualmente, los niños con problemas de movilidad no tienen esta posibilidad hasta los 5 ó 6 años de edad. Este retraso es especialmente preocupante si pensamos en el rápido desarrollo cerebral durante la infancia. El niño, literalmente, construye su cerebro a través de la exploración y el aprendizaje de su mundo”.
Cuando un niño no puede moverse por sí sólo, todo cambia en su vida y en las cosas que le rodean. La primera barrera que un niño y su familia se encuentra cuando empieza a caminar y a explorar el mundo es el miedo. Los niños que empiezan a caminar siempre tienen cerca a sus padres, por si se cae o elige el camino equivocado.
Lo mismo ocurre en el caso de los niños con problemas de movilidad. Los terapeutas y sus padres tienen miedo a que un niño en una silla de ruedas eléctrica cometa un error y sufra algún percance. Sin embargo, tienen que vencer ese miedo si quieren que sus hijos se desarrollen como los demás, en el mundo real. Por eso, los elementos de seguridad han sido una prioridad para la construcción de estos robots móviles.
“Nuestro primer prototipo, llamado UD1, fue diseñado con una tecnología inteligente que dirige todos estos elementos de seguridad, de tal modo que el niño tiene la oportunidad de ser parte del mundo real”, comenta Agrawal.
Control del robot
El UD1 está rodeado de sensores que pueden localizar cualquier obstáculo que se interponga en su camino. Los sensores ofrecerán la posibilidad de que el niño se choque contra el obstáculo o bien tomará el control del robot para sortearlo. El siguiente prototipo, el UD2, será construido con una tecnología que dará el control en estas situaciones también a los padres o a los educadores.
Es la primera vez que alguien intenta utilizar robots con niños. Algunos experimentos hechos han mostrado que un niño de siete meses ya es capaz de manejar un joystick, por lo que el equipo de investigación eligió esta opción como “volante” del robot.
Agrawal y Galloway esperan que los robots sirvan también para mejorar la socialización de estos niños. “Un niño con un robot en una clase se convertirá en el centro de atención porque sus compañeros van a querer probarlo. Predecimos que esto incrementará su interacción social, lo que será un impulso importante en su desarrollo cognitivo”, comenta Agrawal.
Galloway ya conocía el trabajo de ingeniería que Agrawal venía desarrollando en la rehabilitación de adultos mediante robots, pero se mostraba muy escéptico respecto a que este tipo de técnicas pudiera funcionar para niños. Después de visitar el laboratorio de Agrawal y ver esos pequeños robots, cambió rápidamente de opinión “porque enseguida vi a un niño montado encima de uno”, dice Galloway.
Primeras pruebas
Una vez que el UD1 fue terminado, lo pusieron a disposición del UD Early Learning Center, que tiene en su seno todo tipo de niños, donde se han hecho las primeras pruebas, tanto en estancias cerradas como en la calle.
El proyecto está ahora desarrollando una segunda generación de robots, de los que se harán varias unidades. La finalidad es situar varios robots móviles en distintas comunidades de la ciudad de Delaware y recoger datos para analizar cómo son utilizados o para saber con más exactitud qué aprenden los niños. De esta manera, los investigadores podrán seguir avanzando y realizar las modificaciones necesarias para mejorarlos
El proyecto también servirá para ampliar el conocimiento que se tiene sobre la capacidad de aprendizaje de los niños, y proporcionará un modelo para seguir el desarrollo de la exploración del mundo real gracias a datos de laboratorio.
Las pruebas, el diseño del robot y la nueva tecnología que se ha incorporado a él derivará en la fundación de la primera generación de vehículos inteligentes para niños nacidos con problemas de movilidad. Esperan que el UD1 sea lo suficientemente ligero (para que los padres lo puedan llevar a cualquier sitio) y robusto (para que el niño pueda usarlo en cualquier sitio).