Fuente: Wikimedia Commons.
Un equipo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, ha desarrollado una estrategia que, aplicada a medicamentos, podría servir para mejorar las capacidades cognitivas tanto de personas sanas como de pacientes que sufren alguna enfermedad neuronal degenerativa, como el Alzheimer.
Según publica la Escuela de Medicina de la UM en un comunicado, lo que se ha conseguido, por vez primera, ha sido relacionar un compuesto conocido como ácido quinurénico con la cognición.
Este vínculo recién descubierto podría propiciar la creación de novedosos medios con los que mejorar ciertas capacidades intelectuales humanas, como la memoria.
Prometedora estrategia
A grandes rasgos, lo que los investigadores norteamericanos hicieron fue reducir los niveles de ácido quinurénico presentes en el cerebro de ratones. Como consecuencia de esta reducción, la cognición de los animales mejoró significativamente, afirman los científicos.
Este logro es el resultado de décadas de investigación pionera en el laboratorio del profesor de psiquiatría, pediatría, farmacología y terapias experimentales, Robert Schwarcz.
Schwarcz afirma que los hallazgos obtenidos sugieren que “intervenciones dirigidas específicamente a reducir el nivel de ácido quinurénico en el cerebro podrían constituir una prometedora estrategia para mejorar la cognición, tanto en pacientes sanos como en aquellos pacientes que sufren diversas enfermedades cerebrales, como el Alzheimer o la esquizofrenia”.
El ácido quinurénico es una sustancia con unas propiedades biológicas únicas y que se produce cuando el cerebro metaboliza el aminoácido L-triptófano, implicado en el crecimiento y la producción hormonal, y en la síntesis de la serotonina.
Anteriormente, ya se había demostrado que el ácido quinurénico posee una actividad neuroactiva, y que puede influir en ciertos procesos neurofisiológicos y neuropatológicos. También se había constatado que un aumento en los niveles cerebrales de este ácido podía relacionarse con diversas condiciones patológicas.
Según publica la Escuela de Medicina de la UM en un comunicado, lo que se ha conseguido, por vez primera, ha sido relacionar un compuesto conocido como ácido quinurénico con la cognición.
Este vínculo recién descubierto podría propiciar la creación de novedosos medios con los que mejorar ciertas capacidades intelectuales humanas, como la memoria.
Prometedora estrategia
A grandes rasgos, lo que los investigadores norteamericanos hicieron fue reducir los niveles de ácido quinurénico presentes en el cerebro de ratones. Como consecuencia de esta reducción, la cognición de los animales mejoró significativamente, afirman los científicos.
Este logro es el resultado de décadas de investigación pionera en el laboratorio del profesor de psiquiatría, pediatría, farmacología y terapias experimentales, Robert Schwarcz.
Schwarcz afirma que los hallazgos obtenidos sugieren que “intervenciones dirigidas específicamente a reducir el nivel de ácido quinurénico en el cerebro podrían constituir una prometedora estrategia para mejorar la cognición, tanto en pacientes sanos como en aquellos pacientes que sufren diversas enfermedades cerebrales, como el Alzheimer o la esquizofrenia”.
El ácido quinurénico es una sustancia con unas propiedades biológicas únicas y que se produce cuando el cerebro metaboliza el aminoácido L-triptófano, implicado en el crecimiento y la producción hormonal, y en la síntesis de la serotonina.
Anteriormente, ya se había demostrado que el ácido quinurénico posee una actividad neuroactiva, y que puede influir en ciertos procesos neurofisiológicos y neuropatológicos. También se había constatado que un aumento en los niveles cerebrales de este ácido podía relacionarse con diversas condiciones patológicas.
Modificación genética
Por otra parte, el ácido quinurénico está también relacionado con un subproducto del triptófano denominado ácido quinolínico. En el año 1983, Schwarz publicó un artículo en la revista Science en el que se identificaba el papel crítico que juega el exceso de ácido quinolínico en un trastorno neurodegenerativo hereditario conocido como la enfermedad de Huntington.
A partir de este descubrimiento, el investigador diseñó una estrategia terapéutica que tenía como objetivo el ácido quinolínico para el tratamiento de dicha enfermedad (basándose en este concepto, la compañía VistaGen desarrolló medicamentos neuroprotectores contra el Huntington).
En la presente investigación, Schwarcz y sus colaboradores del Maryland Psychiatric Research Center examinaron a ratones que habían sido genéticamente modificados para que presentaran niveles de ácido quinurénico en el cerebro un 70% menores que los ratones normales.
Estos ratones rindieron significativamente más que otros ratones no modificados genéticamente, en varios tests muy comunes con los que se miden las funciones del hipocampo, un área del cerebro relacionada con la memoria y la orientación espacial (además de ser de las primeras regiones del cerebro en sufrir daños cuando se padece la enfermedad de Alzheimer).
Desarrollo de medicamentos
Según la UM, en las pruebas realizadas los ratones con niveles más bajos de ácido quinurénico fueron claramente superiores a los otros en capacidad de exploración y reconocimiento de objetos, de memoria (de experiencias desagradables) y de orientación dentro de un laberinto.
Por otra parte, los ratones modificados genéticamente también mostraron una plasticidad neuronal incrementada en el hipocampo, lo que supone una habilidad incrementada de convertir los estímulos eléctricos de las neuronas en recuerdos perdurables. Estos resultados en particular ayudarán a pensar de otra forma la creación y la recuperación de recuerdos, afirma Schwarcz.
Según el científico, los hallazgos realizados son, por esta razón, “emocionantes”. Los investigadores trabajan ya en el desarrollo de nuevos productos químicos que emulen a los que influyen específicamente en la producción de ácido quinurénico en el cerebro, con el fin de mejorar las capacidades cognitivas en humanos.
Para algunos especialistas, estos descubrimientos son una esperanza para aquellas personas que padecen trastornos neurodegenerativos devastadores, como el Alzheimer o la enfermedad de Huntington, así como para aquéllos que sufren trastornos psicóticos, como la esquizofrenia. Los científicos han hecho públicos los resultados de su trabajo en la revista Nature.
Por otra parte, el ácido quinurénico está también relacionado con un subproducto del triptófano denominado ácido quinolínico. En el año 1983, Schwarz publicó un artículo en la revista Science en el que se identificaba el papel crítico que juega el exceso de ácido quinolínico en un trastorno neurodegenerativo hereditario conocido como la enfermedad de Huntington.
A partir de este descubrimiento, el investigador diseñó una estrategia terapéutica que tenía como objetivo el ácido quinolínico para el tratamiento de dicha enfermedad (basándose en este concepto, la compañía VistaGen desarrolló medicamentos neuroprotectores contra el Huntington).
En la presente investigación, Schwarcz y sus colaboradores del Maryland Psychiatric Research Center examinaron a ratones que habían sido genéticamente modificados para que presentaran niveles de ácido quinurénico en el cerebro un 70% menores que los ratones normales.
Estos ratones rindieron significativamente más que otros ratones no modificados genéticamente, en varios tests muy comunes con los que se miden las funciones del hipocampo, un área del cerebro relacionada con la memoria y la orientación espacial (además de ser de las primeras regiones del cerebro en sufrir daños cuando se padece la enfermedad de Alzheimer).
Desarrollo de medicamentos
Según la UM, en las pruebas realizadas los ratones con niveles más bajos de ácido quinurénico fueron claramente superiores a los otros en capacidad de exploración y reconocimiento de objetos, de memoria (de experiencias desagradables) y de orientación dentro de un laberinto.
Por otra parte, los ratones modificados genéticamente también mostraron una plasticidad neuronal incrementada en el hipocampo, lo que supone una habilidad incrementada de convertir los estímulos eléctricos de las neuronas en recuerdos perdurables. Estos resultados en particular ayudarán a pensar de otra forma la creación y la recuperación de recuerdos, afirma Schwarcz.
Según el científico, los hallazgos realizados son, por esta razón, “emocionantes”. Los investigadores trabajan ya en el desarrollo de nuevos productos químicos que emulen a los que influyen específicamente en la producción de ácido quinurénico en el cerebro, con el fin de mejorar las capacidades cognitivas en humanos.
Para algunos especialistas, estos descubrimientos son una esperanza para aquellas personas que padecen trastornos neurodegenerativos devastadores, como el Alzheimer o la enfermedad de Huntington, así como para aquéllos que sufren trastornos psicóticos, como la esquizofrenia. Los científicos han hecho públicos los resultados de su trabajo en la revista Nature.