Cambios en la tensión antropogénicos y naturales que pueden producir terremotos en la zona de Azle. Fuente: SMU.
Aunque el fracking suscita interés entre inversores y algunos organismos públicos y privados, esta técnica extractiva de gas no convencional ha suscitado una fuerte polémica entre la comunidad científica, los grupos ecologistas y una buena parte de la sociedad, pues estos últimos ven en ella una amenaza directa para el medio ambiente y para la salud pública, entre otras cosas, porque se cree que el fracking puede aumentar el riesgo sísmico.
En este sentido, un equipo de sismólogos liderado por la Universidad Metodista Sureña (SMU), de Dallas (Texas, EE.UU.), ha descubierto que grandes volúmenes de aguas residuales inyectadas, en combinación con la extracción de gas natural de pozos con agua salada (salmuera) es la causa más probable de unos terremotos ocurridos cerca de Azle (Texas), desde finales de 2013 hasta la primavera de 2014.
En una zona donde el equipo identificó dos fallas que se cruzan, se evaluó, con un modelo 3D sofisticado desarrollado por los científicos, la cambiante presión del fluido sobre una formación rocosa. El modelo se usó más concretamente para estimar los cambios en el estrés producido en la zona por dos pozos de inyección de aguas residuales y los más de 70 pozos de producción que extraen el gas natural y volúmenes importantes de agua salada.
"El modelo muestra que se produce un diferencial de presión a lo largo de una de las fallas como resultado combinado de las altas tasas de inyección de fluidos en el oeste y de extracción de agua hacia el este", dice Matthew Hornbach, profesor de geofísica de la SMU, en la nota de prensa de ésta. "Cuando ejecutamos el modelo durante un período de 10 años utilizando un amplio rango de parámetros, predijo cambios de presión lo suficientemente importantes como para provocar terremotos en fallas que ya están tensionadas."
Los cambios en la tensión producidos eran de media decenas de miles de veces superiores los cambios asociados con las fluctuaciones del nivel del agua causadas por una reciente sequía sufrida en Texas.
"A lo que nos referimos con "sismicidad inducida" -terremotos causados por algo que no sean estrictamente fuerzas naturales- a menudo se asocia con cambios en la presión del subsuelo", dice Heather DeShon, profesora de geofísica. "Podemos descartar los cambios de tensión inducidos por cambios en el sistema de aguas local. Aunque quedan algunas incertidumbres, es poco probable que los aumentos naturales de los esfuerzos tectónicos provocaran estos eventos".
Pequeños cambios, grandes efectos
DeShon explica que algunas fallas antiguas de la región son más susceptibles al movimiento debido a su orientación y dirección. "En otras palabras, es sorprendente que pequeños cambios en la tensión puedan reactivar ciertas fallas de la región y causar terremotos", dice.
El estudio ha sido publicado en la revista Nature Communications, y en él han colaborado el Servicio Geológico de Estados Unidos y la Universidad de Texas.
Los sismólogos estudiaron los terremotos producidos en el norte de Texas desde 2008, cuando una primera serie de temblores sentidos por la gente afectó a los alrededores del Aeropuerto Internacional DFW, y el 16 de mayo de 2009. Luego vino una serie de terremotos en Cleburne entre junio de 2009 y junio 2010, y una tercera serie, que es de la que estamos hablando, en la zona de Azle-Reno al noroeste de Fort Worth, entre noviembre de 2013 y enero de 2014. El equipo de SMU también está estudiando una serie de terremotos en curso en el área de Irving-Dallas, que comenzó en abril de 2014.
Antes de los terremotos de 2008, un terremoto lo suficientemente grande como para ser sentido no se había observado en la Cuenca Fort Worth desde 1950. Los terremotos de los últimos siete años del norte de Texas han ocurrido todos en zonas desarrolladas para la extracción de gas natural de una formación geológica conocida como Barnett Shale.
En este sentido, un equipo de sismólogos liderado por la Universidad Metodista Sureña (SMU), de Dallas (Texas, EE.UU.), ha descubierto que grandes volúmenes de aguas residuales inyectadas, en combinación con la extracción de gas natural de pozos con agua salada (salmuera) es la causa más probable de unos terremotos ocurridos cerca de Azle (Texas), desde finales de 2013 hasta la primavera de 2014.
En una zona donde el equipo identificó dos fallas que se cruzan, se evaluó, con un modelo 3D sofisticado desarrollado por los científicos, la cambiante presión del fluido sobre una formación rocosa. El modelo se usó más concretamente para estimar los cambios en el estrés producido en la zona por dos pozos de inyección de aguas residuales y los más de 70 pozos de producción que extraen el gas natural y volúmenes importantes de agua salada.
"El modelo muestra que se produce un diferencial de presión a lo largo de una de las fallas como resultado combinado de las altas tasas de inyección de fluidos en el oeste y de extracción de agua hacia el este", dice Matthew Hornbach, profesor de geofísica de la SMU, en la nota de prensa de ésta. "Cuando ejecutamos el modelo durante un período de 10 años utilizando un amplio rango de parámetros, predijo cambios de presión lo suficientemente importantes como para provocar terremotos en fallas que ya están tensionadas."
Los cambios en la tensión producidos eran de media decenas de miles de veces superiores los cambios asociados con las fluctuaciones del nivel del agua causadas por una reciente sequía sufrida en Texas.
"A lo que nos referimos con "sismicidad inducida" -terremotos causados por algo que no sean estrictamente fuerzas naturales- a menudo se asocia con cambios en la presión del subsuelo", dice Heather DeShon, profesora de geofísica. "Podemos descartar los cambios de tensión inducidos por cambios en el sistema de aguas local. Aunque quedan algunas incertidumbres, es poco probable que los aumentos naturales de los esfuerzos tectónicos provocaran estos eventos".
Pequeños cambios, grandes efectos
DeShon explica que algunas fallas antiguas de la región son más susceptibles al movimiento debido a su orientación y dirección. "En otras palabras, es sorprendente que pequeños cambios en la tensión puedan reactivar ciertas fallas de la región y causar terremotos", dice.
El estudio ha sido publicado en la revista Nature Communications, y en él han colaborado el Servicio Geológico de Estados Unidos y la Universidad de Texas.
Los sismólogos estudiaron los terremotos producidos en el norte de Texas desde 2008, cuando una primera serie de temblores sentidos por la gente afectó a los alrededores del Aeropuerto Internacional DFW, y el 16 de mayo de 2009. Luego vino una serie de terremotos en Cleburne entre junio de 2009 y junio 2010, y una tercera serie, que es de la que estamos hablando, en la zona de Azle-Reno al noroeste de Fort Worth, entre noviembre de 2013 y enero de 2014. El equipo de SMU también está estudiando una serie de terremotos en curso en el área de Irving-Dallas, que comenzó en abril de 2014.
Antes de los terremotos de 2008, un terremoto lo suficientemente grande como para ser sentido no se había observado en la Cuenca Fort Worth desde 1950. Los terremotos de los últimos siete años del norte de Texas han ocurrido todos en zonas desarrolladas para la extracción de gas natural de una formación geológica conocida como Barnett Shale.
El 'fracking'
La Comisión de Ferrocarriles de Texas informa que la producción en Barnett Shale creció exponencialmente, multiplicándose por 20 entre 2000 y 2008, y creciendo más lentamente hasta 2012.
Si bien el estudio de SMU se suma a la creciente evidencia de la conexión entre algunos pozos de inyección y, en menor medida, parte de la producción de petróleo y gas, con terremotos inducidos, el equipo de SMU señala que hay muchos miles de pozos de inyección o producción que no están relacionados con terremotos.
El área de estudio del informe se encuentra en el Campo de Gas Newark Este (CGNE), al norte y este de Azle. En este campo, se aplica fracturación hidráulica (fracking) para aflojar y extraer el gas atrapado en Barnett Shale, una formación de roca sedimentaria formada hace aproximadamente 350 millones de años.
El informe explica que junto con el gas natural, los pozos de producción del área de Azle del CGNE también pueden llevar a la superficie un volumen significativo de agua de la altamente permeable Formación Ellenburger - tanto salmuera natural, como líquidos que se introdujeron durante el proceso de fracking.
Se sabe que las presiones de los fluidos del subsuelo desempeñan un papel clave en la sismicidad, como explica un manual del Departamento de Energía estadounidense.
"Este informe apunta a la necesidad de más estudios en relación con los terremotos del norte de Texas", dice Brian Stump, catedrático de Ciencias de la Tierra. "La industria es una importante fuente de datos clave, y el alcance de la investigación necesaria para entender estos terremotos requiere el apoyo del gobierno a varios niveles".
Europa
Desde enero de 2014, la Comisión Europea permite "explorar y explotar" los yacimientos de gas esquisto en toda la Unión, mediante la técnica del fracking.
Algunos países han optado por prohibir esta actividad por considerarla peligrosa para el medio ambiente: además de los terremotos inducidos, se calcula que las explotaciones por fractura hidráulica aumentan entre un 40 y un 60% la emisión de metano a la atmósfera.
Estos y otros riesgos han aparecido detallados en el informe rigurosamente documentado y elaborado por el Parlamento Europeo, Impactos de la extracción de gas no convencional en el medio ambiente y en la salud humana.
La Comisión de Ferrocarriles de Texas informa que la producción en Barnett Shale creció exponencialmente, multiplicándose por 20 entre 2000 y 2008, y creciendo más lentamente hasta 2012.
Si bien el estudio de SMU se suma a la creciente evidencia de la conexión entre algunos pozos de inyección y, en menor medida, parte de la producción de petróleo y gas, con terremotos inducidos, el equipo de SMU señala que hay muchos miles de pozos de inyección o producción que no están relacionados con terremotos.
El área de estudio del informe se encuentra en el Campo de Gas Newark Este (CGNE), al norte y este de Azle. En este campo, se aplica fracturación hidráulica (fracking) para aflojar y extraer el gas atrapado en Barnett Shale, una formación de roca sedimentaria formada hace aproximadamente 350 millones de años.
El informe explica que junto con el gas natural, los pozos de producción del área de Azle del CGNE también pueden llevar a la superficie un volumen significativo de agua de la altamente permeable Formación Ellenburger - tanto salmuera natural, como líquidos que se introdujeron durante el proceso de fracking.
Se sabe que las presiones de los fluidos del subsuelo desempeñan un papel clave en la sismicidad, como explica un manual del Departamento de Energía estadounidense.
"Este informe apunta a la necesidad de más estudios en relación con los terremotos del norte de Texas", dice Brian Stump, catedrático de Ciencias de la Tierra. "La industria es una importante fuente de datos clave, y el alcance de la investigación necesaria para entender estos terremotos requiere el apoyo del gobierno a varios niveles".
Europa
Desde enero de 2014, la Comisión Europea permite "explorar y explotar" los yacimientos de gas esquisto en toda la Unión, mediante la técnica del fracking.
Algunos países han optado por prohibir esta actividad por considerarla peligrosa para el medio ambiente: además de los terremotos inducidos, se calcula que las explotaciones por fractura hidráulica aumentan entre un 40 y un 60% la emisión de metano a la atmósfera.
Estos y otros riesgos han aparecido detallados en el informe rigurosamente documentado y elaborado por el Parlamento Europeo, Impactos de la extracción de gas no convencional en el medio ambiente y en la salud humana.
Referencia bibliográfica:
Matthew J. Hornbach, Heather R. DeShon, William L. Ellsworth, Brian W. Stump, Chris Hayward, Cliff Frohlich, Harrison R. Oldham, Jon E. Olson, M. Beatrice Magnani, Casey Brokaw, James H. Luetgert: Causal factors for seismicity near Azle, Texas. Nature Communications (2015). DOI: 10.1038/ncomms7728
Matthew J. Hornbach, Heather R. DeShon, William L. Ellsworth, Brian W. Stump, Chris Hayward, Cliff Frohlich, Harrison R. Oldham, Jon E. Olson, M. Beatrice Magnani, Casey Brokaw, James H. Luetgert: Causal factors for seismicity near Azle, Texas. Nature Communications (2015). DOI: 10.1038/ncomms7728