Una investigación que ha encuestado a 45.000 personas de 27 países y 30 Estados norteamericanos ha concluido que cuanta más desigualdad e inestabilidad social exista en un país, mayor es la resistencia de los privilegiados para asumir cambios y mayor el riesgo de que las desigualdades deriven en violencia, racismo y sexismo.
Se aprecia un círculo vicioso en el que una mayor desigualdad social lleva al grupo dominante a utilizar métodos violentos para mantener la desigualdad y defender sus privilegios, destacan los investigadores.
A su vez, esta opresión de los grupos dominantes crea más desigualdades y ello puede desembocar en una violencia extrema, explica Lotte Thomsen, autor principal del estudio y profesor de psicología en la Universidad de Oslo, en un comunicado.
Aunque las personas que están en la base de la pirámide padezcan una mayor desigualdad, sin acceso a los recursos de alojamiento y alimento, piensan que están mejor si no se implican en conflictos de dominación, que de todas formas los dan por perdidos de antemano.
El resultado es que una forma de dominación está condenada a aparecer en el momento en el que unos pocos tienen más que la mayoría, destacan los investigadores.
Los investigadores compararon las respuestas de los participantes sobre el apoyo a la jerarquía establecida o su defensa de la igualdad entre grupos, con datos de la ONU, el Banco Mundial y Reporteros Sin Fronteras, entre otras instituciones.
De esta forma, los investigadores encontraron una constante en los 27 países: mientras mayor es la desigualdad social, más importante es el rasgo de personalidad conocido como “orientación social dominante” (SDO por sus siglas en inglés) en los grupos dominantes. La SDO insiste en las diferencias entre los grupos y privilegia a un grupo por encima de los demás.
La orientación social dominante entre las élites es sistemáticamente más alta en los países que registran los mayores riesgos de conflictos violentos, carecen de buen gobierno (con corrupción y la desaparición del Estado de Derecho), y adolecen de cuidados sanitarios para la población, así como de sistemas educativos adecuados, de democracia, de prensa libre y de igualdad entre sexos.
Más grave en USA
En la segunda parte del estudio, los investigadores han preguntado a más de 4.000 ciudadanos norteamericanos blancos distribuidos en 30 Estados diferentes, si apoyan la jerarquía o la igualdad entre los diferentes grupos sociales. También se les preguntó por el racismo, el sexismo y si estaban dispuestos a participar en la persecución étnica de inmigrantes.
Los investigadores pidieron a los encuestados que se imaginaran que un gobierno decide impedir las organizaciones de inmigrantes en el futuro y a continuación les preguntaron si denunciarían a las organizaciones de inmigrantes a la policía.
También les explicaron a los encuestados, con la finalidad de conocer sus hipotéticas reacciones, que la denuncia de las organizaciones de inmigrantes supondría que la policía los detendría y que allanarían sus sedes sociales utilizando la fuerza física, y que incluso mataría a sus líderes. La finalidad de esta encuesta era testar la reacción social ante hipotéticas medidas extremistas de la extrema derecha en caso de que llegara al poder.
El resultado de esta segunda encuesta también fue categórico, ya que los investigadores encontraron una respuesta adecuada a la estructura social.
Utilizaron el Coeficiente de Gini, una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini, para medir el grado de desigualdad en los Estados encuestados, así como el US Peace Index, que mide la tranquilidad en las ciudades norteamericanas.
Se aprecia un círculo vicioso en el que una mayor desigualdad social lleva al grupo dominante a utilizar métodos violentos para mantener la desigualdad y defender sus privilegios, destacan los investigadores.
A su vez, esta opresión de los grupos dominantes crea más desigualdades y ello puede desembocar en una violencia extrema, explica Lotte Thomsen, autor principal del estudio y profesor de psicología en la Universidad de Oslo, en un comunicado.
Aunque las personas que están en la base de la pirámide padezcan una mayor desigualdad, sin acceso a los recursos de alojamiento y alimento, piensan que están mejor si no se implican en conflictos de dominación, que de todas formas los dan por perdidos de antemano.
El resultado es que una forma de dominación está condenada a aparecer en el momento en el que unos pocos tienen más que la mayoría, destacan los investigadores.
Los investigadores compararon las respuestas de los participantes sobre el apoyo a la jerarquía establecida o su defensa de la igualdad entre grupos, con datos de la ONU, el Banco Mundial y Reporteros Sin Fronteras, entre otras instituciones.
De esta forma, los investigadores encontraron una constante en los 27 países: mientras mayor es la desigualdad social, más importante es el rasgo de personalidad conocido como “orientación social dominante” (SDO por sus siglas en inglés) en los grupos dominantes. La SDO insiste en las diferencias entre los grupos y privilegia a un grupo por encima de los demás.
La orientación social dominante entre las élites es sistemáticamente más alta en los países que registran los mayores riesgos de conflictos violentos, carecen de buen gobierno (con corrupción y la desaparición del Estado de Derecho), y adolecen de cuidados sanitarios para la población, así como de sistemas educativos adecuados, de democracia, de prensa libre y de igualdad entre sexos.
Más grave en USA
En la segunda parte del estudio, los investigadores han preguntado a más de 4.000 ciudadanos norteamericanos blancos distribuidos en 30 Estados diferentes, si apoyan la jerarquía o la igualdad entre los diferentes grupos sociales. También se les preguntó por el racismo, el sexismo y si estaban dispuestos a participar en la persecución étnica de inmigrantes.
Los investigadores pidieron a los encuestados que se imaginaran que un gobierno decide impedir las organizaciones de inmigrantes en el futuro y a continuación les preguntaron si denunciarían a las organizaciones de inmigrantes a la policía.
También les explicaron a los encuestados, con la finalidad de conocer sus hipotéticas reacciones, que la denuncia de las organizaciones de inmigrantes supondría que la policía los detendría y que allanarían sus sedes sociales utilizando la fuerza física, y que incluso mataría a sus líderes. La finalidad de esta encuesta era testar la reacción social ante hipotéticas medidas extremistas de la extrema derecha en caso de que llegara al poder.
El resultado de esta segunda encuesta también fue categórico, ya que los investigadores encontraron una respuesta adecuada a la estructura social.
Utilizaron el Coeficiente de Gini, una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini, para medir el grado de desigualdad en los Estados encuestados, así como el US Peace Index, que mide la tranquilidad en las ciudades norteamericanas.
Resultados preocupantes
Descubrieron así que ambos índices reflejaban lo mismo: que los norteamericanos blancos adaptan su dominación psicológica proporcionalmente al grado de desigualdad económica y de violencia en su Estado de residencia.
Para los investigadores, los resultados de esta investigación son graves porque los motivos de la dominación del grupo psicológico están unidos a un aumento del racismo y del sexismo, sin olvidar una voluntad de participar en la violencia contra otros grupos.
El resultado final, concluyen los investigadores, es que existe en la sociedad un círculo vicioso de desigualdad y violencia. Y, dado que la desigualdad aumenta cada día en numerosos países del mundo, podemos decir que tenemos un motivo de preocupación, señalan.
La distribución de la riqueza es uno de los principales dilemas actuales. Todas las sociedades que tienen una producción excedentaria están organizadas a través de jerarquías sociales en las que unos grupos de personas poseen cada vez más riqueza y oportunidades. Y esta situación genera un círculo vicioso que es delicado de romper.
Descubrieron así que ambos índices reflejaban lo mismo: que los norteamericanos blancos adaptan su dominación psicológica proporcionalmente al grado de desigualdad económica y de violencia en su Estado de residencia.
Para los investigadores, los resultados de esta investigación son graves porque los motivos de la dominación del grupo psicológico están unidos a un aumento del racismo y del sexismo, sin olvidar una voluntad de participar en la violencia contra otros grupos.
El resultado final, concluyen los investigadores, es que existe en la sociedad un círculo vicioso de desigualdad y violencia. Y, dado que la desigualdad aumenta cada día en numerosos países del mundo, podemos decir que tenemos un motivo de preocupación, señalan.
La distribución de la riqueza es uno de los principales dilemas actuales. Todas las sociedades que tienen una producción excedentaria están organizadas a través de jerarquías sociales en las que unos grupos de personas poseen cada vez más riqueza y oportunidades. Y esta situación genera un círculo vicioso que es delicado de romper.
Referencia
Preferences for group dominance track and mediate the effects of macro-level social inequality and violence across societies. PNAS, DOI: 10.1073/pnas.1616572114
Preferences for group dominance track and mediate the effects of macro-level social inequality and violence across societies. PNAS, DOI: 10.1073/pnas.1616572114