Aunque las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera alcanzaron un nuevo récord (34.500 millones de toneladas) en 2012, el aumento de emisiones mundiales se ha desacelerado en un 1,1%, alcanzando un incremento anual de menos de la mitad del aumento medio anual de la última década (establecido en un 2,9%).
Esta es la primera vez que el ritmo enloquecedor de las emisiones de gases de efecto invernadero da muestras de una desaceleración global, informa Newscientist. Además, la desaceleración se ha producido al mismo tiempo que la riqueza mundial sigue aumentando, a diferencia de la caída de las emisiones provocada por la recesión de 2008.
En concreto, el aumento de las emisiones ha sido considerablemente menor que el aumento del PIB mundial, que se sitúa en el 3,5%. Por eso, los expertos hablan ya de una “disociación entre las emisiones de CO2 y el crecimiento económico mundial”.
Por otra parte, esperan que este hecho represente el inicio de una tendencia, que vendría favorecida por un mayor ahorro energético, la expansión del uso de las energías renovables, y la reducción de las actividades basadas en el petróleo.
Éstas son las principales conclusiones del informe Trends in global CO2 emissions 2013, publicado por la Agencia de Evaluación Ambiental de Holanda (PBL) y el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC) a finales de octubre, y realizado a partir de los resultados recientes de la Base de datos de emisiones para la investigación atmosférica global (EDGAR) y de las últimas estadísticas sobre uso energético y actividades diversas.
Por países
Según un comunicado de la PBL, sólo tres países o regiones son responsables de más del 55% del total de las emisiones globales de CO2.
De esos tres, China (con el 29%) habría incrementado en 2012 sus emisiones de CO2 en un 3%, un porcentaje bajo en comparación con el incremento anual de emisiones de la última década, situado en el 10%. En 2012, la economía del país asiático creció casi un 8%.
El segundo país que más contamina la atmósfera terrestre es Estados Unidos (16%), pero en 2012 sus emisiones de CO2 se redujeron un 4%, principalmente gracias al paso del carbón al gas en el sector energético.
La tercera región en emisiones de CO2 a la atmósfera es la Unión Europea (un 11%), pero en 2012 las emisiones del continente se redujeron en un 1,6%, sobre todo debido a la reducción en el consumo energético (petróleo y gas) y a la reducción en el transporte de carga rodada.
Esta es la primera vez que el ritmo enloquecedor de las emisiones de gases de efecto invernadero da muestras de una desaceleración global, informa Newscientist. Además, la desaceleración se ha producido al mismo tiempo que la riqueza mundial sigue aumentando, a diferencia de la caída de las emisiones provocada por la recesión de 2008.
En concreto, el aumento de las emisiones ha sido considerablemente menor que el aumento del PIB mundial, que se sitúa en el 3,5%. Por eso, los expertos hablan ya de una “disociación entre las emisiones de CO2 y el crecimiento económico mundial”.
Por otra parte, esperan que este hecho represente el inicio de una tendencia, que vendría favorecida por un mayor ahorro energético, la expansión del uso de las energías renovables, y la reducción de las actividades basadas en el petróleo.
Éstas son las principales conclusiones del informe Trends in global CO2 emissions 2013, publicado por la Agencia de Evaluación Ambiental de Holanda (PBL) y el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC) a finales de octubre, y realizado a partir de los resultados recientes de la Base de datos de emisiones para la investigación atmosférica global (EDGAR) y de las últimas estadísticas sobre uso energético y actividades diversas.
Por países
Según un comunicado de la PBL, sólo tres países o regiones son responsables de más del 55% del total de las emisiones globales de CO2.
De esos tres, China (con el 29%) habría incrementado en 2012 sus emisiones de CO2 en un 3%, un porcentaje bajo en comparación con el incremento anual de emisiones de la última década, situado en el 10%. En 2012, la economía del país asiático creció casi un 8%.
El segundo país que más contamina la atmósfera terrestre es Estados Unidos (16%), pero en 2012 sus emisiones de CO2 se redujeron un 4%, principalmente gracias al paso del carbón al gas en el sector energético.
La tercera región en emisiones de CO2 a la atmósfera es la Unión Europea (un 11%), pero en 2012 las emisiones del continente se redujeron en un 1,6%, sobre todo debido a la reducción en el consumo energético (petróleo y gas) y a la reducción en el transporte de carga rodada.
Las renovables, fundamentales
La importancia de las energías renovables en el proceso de desaceleración de las emisiones de CO2 es evidente. Estas fuentes energéticas han sufrido un incremento acelerado desde 2002.
La energía hidroeléctrica se ha expandido desde esa fecha, con un aumento de la producción de un 4,3% entre 2011 y 2012. Pero otras renovables, como la solar, la eólica o los biocombustibles, también se han expandido a un ritmo acelerado.
Por ejemplo, aunque a partir de 1992 llevó 15 años doblar su cuota –del 0,5 al 1,1%-; en sólo seis años más, la cuota se dobló otra vez, hasta alcanzar el 2,4% en 2012.
Otras medidas fundamentales para la reducción del crecimiento de emisiones de CO2 han sido las impulsoras de la eficiencia energética, como el ahorro de combustible o la adopción de bombillas de bajo consumo, o el cambio en los combustibles, en especial, el abandono del carbón.
¿Una tendencia permanente a la baja?
La reducción del 1,1% en el aumento de las emisiones de CO2 en 2012 podría ser la primera señal de una desaceleración permanente en el incremento de las emisiones mundiales de este gas de efecto invernadero. En última instancia, podría significar incluso la disminución mundial de las emisiones en 2016, según The Ecologist.
Pero esto sólo podría ocurrir si, señala el informe “Trends in global CO2 emissions”, China cumple con sus metas: alcanzar el nivel máximo de consumo de energía en 2015, y una cuota de gas natural del 10% en 2020.
Y si Estados Unidos continúa con los cambios en sus políticas energéticas hacia un mayor uso del gas y de las energías renovables; y si los Estados Miembros de la Unión Europea acuerdan restaurar la efectividad del régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea (EU ETS), uno de los pilares de la política climática de la UE.
En términos generales, el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) señalaba que la temperatura terrestre podría subir entre 0,3 y 4,8ºC para 2100, en los escenarios más radicales contemplados. Para evitar esta situación, u otras más leves pero igualmente preocupantes, las emisiones deberían reducirse en un 2,5% cada año a partir de ahora, según declaraciones de Myles Allen, del Environmental Change Institute de la Universidad de Oxford, recogidas de nuevo por Newscientist.
Por eso, se considera que el dato de la reducción en el aumento de las emisiones es algo positivo, pero que aún no ha llegado el momento de celebraciones. Todavía queda mucho camino por recorrer. No hay que olvidar que, también según el IPCC, las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso han aumentado hasta niveles sin precedentes en, al menos, los últimos 800.000 años.
La importancia de las energías renovables en el proceso de desaceleración de las emisiones de CO2 es evidente. Estas fuentes energéticas han sufrido un incremento acelerado desde 2002.
La energía hidroeléctrica se ha expandido desde esa fecha, con un aumento de la producción de un 4,3% entre 2011 y 2012. Pero otras renovables, como la solar, la eólica o los biocombustibles, también se han expandido a un ritmo acelerado.
Por ejemplo, aunque a partir de 1992 llevó 15 años doblar su cuota –del 0,5 al 1,1%-; en sólo seis años más, la cuota se dobló otra vez, hasta alcanzar el 2,4% en 2012.
Otras medidas fundamentales para la reducción del crecimiento de emisiones de CO2 han sido las impulsoras de la eficiencia energética, como el ahorro de combustible o la adopción de bombillas de bajo consumo, o el cambio en los combustibles, en especial, el abandono del carbón.
¿Una tendencia permanente a la baja?
La reducción del 1,1% en el aumento de las emisiones de CO2 en 2012 podría ser la primera señal de una desaceleración permanente en el incremento de las emisiones mundiales de este gas de efecto invernadero. En última instancia, podría significar incluso la disminución mundial de las emisiones en 2016, según The Ecologist.
Pero esto sólo podría ocurrir si, señala el informe “Trends in global CO2 emissions”, China cumple con sus metas: alcanzar el nivel máximo de consumo de energía en 2015, y una cuota de gas natural del 10% en 2020.
Y si Estados Unidos continúa con los cambios en sus políticas energéticas hacia un mayor uso del gas y de las energías renovables; y si los Estados Miembros de la Unión Europea acuerdan restaurar la efectividad del régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea (EU ETS), uno de los pilares de la política climática de la UE.
En términos generales, el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) señalaba que la temperatura terrestre podría subir entre 0,3 y 4,8ºC para 2100, en los escenarios más radicales contemplados. Para evitar esta situación, u otras más leves pero igualmente preocupantes, las emisiones deberían reducirse en un 2,5% cada año a partir de ahora, según declaraciones de Myles Allen, del Environmental Change Institute de la Universidad de Oxford, recogidas de nuevo por Newscientist.
Por eso, se considera que el dato de la reducción en el aumento de las emisiones es algo positivo, pero que aún no ha llegado el momento de celebraciones. Todavía queda mucho camino por recorrer. No hay que olvidar que, también según el IPCC, las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso han aumentado hasta niveles sin precedentes en, al menos, los últimos 800.000 años.