Marcas de corte observadas en los restos fósiles de gato salvaje encontrados en Abric Romaní demuestran que este animal fue procesado por los neandertales. Fuente: IPHEC.
Las presas más habituales de los neandertales eran ungulados (antiguo grupo de mamíferos placentarios que se apoyan y caminan con el extremo de los dedos) de talla mediana y grande, como ciervos, caballos y uros.
Por este motivo, tradicionalmente se les había atribuido una dieta especializada en el consumo de estos animales. No obstante, aunque escasas, cada vez hay más evidencias que indican que la dieta de los neandertales era más amplia de lo que se pensaba, incluyendo también el consumo de vegetales, de pequeñas presas, carnívoros y recursos marinos.
En esta línea, un estudio que recoge la revista Quaternary International demuestra que el gato salvaje formó también parte de la alimentación de las poblaciones neandertales que hace 55.000 años vivieron en el yacimiento Abric Romaní (Capellades, Barcelona). Este hecho también avala la capacidad de estos homínidos para adaptarse al entorno.
Concretamente, en esta investigación, realizada por el IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) se constata que un individuo adulto de gato montés (Felis silvestris ) fue introducido en el interior del Abric Romaní (Capellades, Anoia), en el nivel O, de unos 55.000 años de antigüedad. Allí fue procesado (con la correspondiente extracción de la piel, de la carne y de la médula ósea) y consumido por un grupo de neandertales.
Grupo de pocos individuos
"Seguramente este grupo era de pocos individuos -apunta la arqueóloga Joana Gabucio, firmante principal del artículo, en un comunicado del IPHES -. Esta observación se fundamenta en dos razones. Primera, en el hecho de que la adquisición de un gato salvaje no requiere la participación de muchas personas y, segunda, en la constatación de que los restos de su esqueleto estaban todos concentrados en 5 m²".
En cambio, los fósiles de animales más grandes están distribuidos por toda la superficie del abrigo, de unos 275 m². "Hay estudios etnoarqueológicos que indican que los animales pequeños tienden a ser compartidos por menos individuos y en espacios más cercanos, que los de talla mediana o grande", manifiesta.
El equipo que ha investigado el caso ha llegado a estas conclusiones después de haber analizado todos los restos de gato salvaje recuperados en el nivel O del Abric Romaní.
Se ha tenido en cuenta la representación anatómica, las modificaciones de la superficie ósea (destacando las marcas de corte), la fracturación y la dispersión de los restos, incluyendo la identificación de remontajes o encaje de las piezas (es decir, como si se hiciera un puzzle con las mismas). En total se han analizado un centenar de restos y todas en buen estado de conservación.
El caso de este gato salvaje representa una excepción, tanto en el contexto del nivel O como en el Abric Romaní en su conjunto, donde los animales más explotados por los neandertales eran los ciervos, los caballos y los uros. A diferencia del caso del Felis silvestris, la obtención y el procesamiento de estos grandes animales requería la participación de un grupo numeroso de personas y, en consecuencia, sus restos acababan distribuidas por una superficie muy amplia.
"No nos consta ningún otro caso publicado de consumo concreto de Felis silvestris por parte de neandertales", observa Joana Gabucio . "Sin embargo, sí hay algunos eventos de consumo de otros pequeños carnívoros, lince, por ejemplo, en un nivel más moderno del mismo Abric Romaní, zorro, etc. También se ha documentado el uso antrópico de otras pequeñas presas como conejos, aves, tortugas... e incluso, de carnívoros más grandes (leopardos, osos ) y algunos recursos marinos y acuáticos".
Por este motivo, tradicionalmente se les había atribuido una dieta especializada en el consumo de estos animales. No obstante, aunque escasas, cada vez hay más evidencias que indican que la dieta de los neandertales era más amplia de lo que se pensaba, incluyendo también el consumo de vegetales, de pequeñas presas, carnívoros y recursos marinos.
En esta línea, un estudio que recoge la revista Quaternary International demuestra que el gato salvaje formó también parte de la alimentación de las poblaciones neandertales que hace 55.000 años vivieron en el yacimiento Abric Romaní (Capellades, Barcelona). Este hecho también avala la capacidad de estos homínidos para adaptarse al entorno.
Concretamente, en esta investigación, realizada por el IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) se constata que un individuo adulto de gato montés (Felis silvestris ) fue introducido en el interior del Abric Romaní (Capellades, Anoia), en el nivel O, de unos 55.000 años de antigüedad. Allí fue procesado (con la correspondiente extracción de la piel, de la carne y de la médula ósea) y consumido por un grupo de neandertales.
Grupo de pocos individuos
"Seguramente este grupo era de pocos individuos -apunta la arqueóloga Joana Gabucio, firmante principal del artículo, en un comunicado del IPHES -. Esta observación se fundamenta en dos razones. Primera, en el hecho de que la adquisición de un gato salvaje no requiere la participación de muchas personas y, segunda, en la constatación de que los restos de su esqueleto estaban todos concentrados en 5 m²".
En cambio, los fósiles de animales más grandes están distribuidos por toda la superficie del abrigo, de unos 275 m². "Hay estudios etnoarqueológicos que indican que los animales pequeños tienden a ser compartidos por menos individuos y en espacios más cercanos, que los de talla mediana o grande", manifiesta.
El equipo que ha investigado el caso ha llegado a estas conclusiones después de haber analizado todos los restos de gato salvaje recuperados en el nivel O del Abric Romaní.
Se ha tenido en cuenta la representación anatómica, las modificaciones de la superficie ósea (destacando las marcas de corte), la fracturación y la dispersión de los restos, incluyendo la identificación de remontajes o encaje de las piezas (es decir, como si se hiciera un puzzle con las mismas). En total se han analizado un centenar de restos y todas en buen estado de conservación.
El caso de este gato salvaje representa una excepción, tanto en el contexto del nivel O como en el Abric Romaní en su conjunto, donde los animales más explotados por los neandertales eran los ciervos, los caballos y los uros. A diferencia del caso del Felis silvestris, la obtención y el procesamiento de estos grandes animales requería la participación de un grupo numeroso de personas y, en consecuencia, sus restos acababan distribuidas por una superficie muy amplia.
"No nos consta ningún otro caso publicado de consumo concreto de Felis silvestris por parte de neandertales", observa Joana Gabucio . "Sin embargo, sí hay algunos eventos de consumo de otros pequeños carnívoros, lince, por ejemplo, en un nivel más moderno del mismo Abric Romaní, zorro, etc. También se ha documentado el uso antrópico de otras pequeñas presas como conejos, aves, tortugas... e incluso, de carnívoros más grandes (leopardos, osos ) y algunos recursos marinos y acuáticos".
Recursos alimenticios
El aprovechamiento antrópico de este pequeño felino también representa un caso excepcional en el contexto del Paleolítico medio europeo. A grandes rasgos, los conjuntos zooarqueológicos de la época están dominados por ungulados de talla mediana y grande.
Muchos investigadores habían argumentado que no se produjo una ampliación significativa de la dieta hasta el Paleolítico superior.
Sin embargo, cada vez hay más evidencias que indican el aprovechamiento de otros recursos alimenticios (vegetales, acuáticos, pequeñas presas, carnívoros) por parte de grupos humanos diferentes a Homo sapiens.
Así pues, el presente estudio se suma al creciente número de publicaciones que indican que los neandertales eran capaces de adaptarse a las restricciones del medio y a las necesidades sociales de cada momento, respondiendo con diferentes estrategias de subsistencia, como es el aprovechamiento de carnívoros.
El aprovechamiento antrópico de este pequeño felino también representa un caso excepcional en el contexto del Paleolítico medio europeo. A grandes rasgos, los conjuntos zooarqueológicos de la época están dominados por ungulados de talla mediana y grande.
Muchos investigadores habían argumentado que no se produjo una ampliación significativa de la dieta hasta el Paleolítico superior.
Sin embargo, cada vez hay más evidencias que indican el aprovechamiento de otros recursos alimenticios (vegetales, acuáticos, pequeñas presas, carnívoros) por parte de grupos humanos diferentes a Homo sapiens.
Así pues, el presente estudio se suma al creciente número de publicaciones que indican que los neandertales eran capaces de adaptarse a las restricciones del medio y a las necesidades sociales de cada momento, respondiendo con diferentes estrategias de subsistencia, como es el aprovechamiento de carnívoros.
Referencia bibliográfica
Gabucio, MJ , et al. , A WILDCAT (Felis silvestris) butchered by Nanderthals in Level O of the Abrigo Romaní site (Capellades, Barcelona, Spain). Quaternary International (2013).
Gabucio, MJ , et al. , A WILDCAT (Felis silvestris) butchered by Nanderthals in Level O of the Abrigo Romaní site (Capellades, Barcelona, Spain). Quaternary International (2013).