Planta piloto. AIST
La primera planta de biogás del mundo que recupera separadamente hidrógeno y metano a partir de la basura acumulada en la cocina (tanto alimentos como papel) en un tiempo récord, ha sido desarrollada por ingenieros japoneses del Energy Technology Research Institute (ETRI).
Tal como explica al respecto el National Institute of Advanced Industrial Science and Technology en un comunicado, la planta reduce a 15 días el tiempo de transformación actual de 25 días, al mismo tiempo que el porcentaje de energía obtenido por este sistema supera el los métodos tradicionales.
Hasta ahora, los métodos utilizados para la obtención de biogás a partir de los residuos orgánicos se han basado en la fermentación del metano, el gas que le confiere sus propiedades combustibles. La energía recuperada por este sistema oscila entre el 40% y el 46%.
El nuevo sistema consigue fermentar también el hidrógeno, además del metano, separadamente, lo que amplía los residuos a emplear para la obtención de biogás hasta los desechos de las cocinas, al mismo tiempo que la energía recuperada llega al 55% y se rebaja la producción de residuos.
Energía renovable
Biogás es la mezcla de gases resultantes de la descomposición de la materia orgánica realizada por acción bacteriana en condiciones anaerobias (en ausencia de oxígeno). Es una fuente de energía renovable, cuyo fundamento es el gas producto de la descomposición anaeróbica de materia orgánica.
Todos los residuos orgánicos (basura de cocina, restos vegetales y animales, aguas servidas, aserrines y virutas, bosta y excrementos) son adecuados para ser fermentados anaerobicamente, siempre que exista la tecnología adecuada para su aprovechamiento.
Las bacterias consumen el carbono y el nitrógeno y como resultado se produce una combinación de gases formado por un 70% de metano, 20% de anhídrido carbónico y un poco de monóxido de carbono y anhídrido sulfuroso.
Los alimentos de las bacterias anaeróbicas son el carbono (en la forma de carbohidratos) y el nitrógeno (en proteínas, nitratos, amoníaco, etc). El carbono se utiliza para obtener energía y el nitrógeno para la construcción de estructuras celulares.
Tecnología completada
Los ingenieros japoneses han completado la tecnología empleada hasta ahora para obtener biogás al verificar la eficacia de la fermentación separada del hidrógeno y del metano con restos de alimentos y papel.
Esta innovación, según sus creadores, contribuirá a un uso más intensivo de esta energía renovable, así como a una reducción del consumo de combustibles fósiles y a la reducción de las emisiones de bióxido de carbono, entre otras ventajas.
El problema de la eliminación y aprovechamiento de los desechos es una prioridad política y económica de las sociedades actuales, que persiguen en sus modelos de crecimiento el ahorro de energía.
El aprovechamiento de los residuos agrícolas para la fermentación metánica se practica desde hace años en instalaciones individuales de tamaño medio y permiten la conversión de desechos orgánicos en biogás, utilizado para la cocina y la iluminación de las ciudades.
Las posibilidades de esta tecnología aumentan ahora considerablemente merced a la contribución aportada por los ingenieros japoneses.
Tal como explica al respecto el National Institute of Advanced Industrial Science and Technology en un comunicado, la planta reduce a 15 días el tiempo de transformación actual de 25 días, al mismo tiempo que el porcentaje de energía obtenido por este sistema supera el los métodos tradicionales.
Hasta ahora, los métodos utilizados para la obtención de biogás a partir de los residuos orgánicos se han basado en la fermentación del metano, el gas que le confiere sus propiedades combustibles. La energía recuperada por este sistema oscila entre el 40% y el 46%.
El nuevo sistema consigue fermentar también el hidrógeno, además del metano, separadamente, lo que amplía los residuos a emplear para la obtención de biogás hasta los desechos de las cocinas, al mismo tiempo que la energía recuperada llega al 55% y se rebaja la producción de residuos.
Energía renovable
Biogás es la mezcla de gases resultantes de la descomposición de la materia orgánica realizada por acción bacteriana en condiciones anaerobias (en ausencia de oxígeno). Es una fuente de energía renovable, cuyo fundamento es el gas producto de la descomposición anaeróbica de materia orgánica.
Todos los residuos orgánicos (basura de cocina, restos vegetales y animales, aguas servidas, aserrines y virutas, bosta y excrementos) son adecuados para ser fermentados anaerobicamente, siempre que exista la tecnología adecuada para su aprovechamiento.
Las bacterias consumen el carbono y el nitrógeno y como resultado se produce una combinación de gases formado por un 70% de metano, 20% de anhídrido carbónico y un poco de monóxido de carbono y anhídrido sulfuroso.
Los alimentos de las bacterias anaeróbicas son el carbono (en la forma de carbohidratos) y el nitrógeno (en proteínas, nitratos, amoníaco, etc). El carbono se utiliza para obtener energía y el nitrógeno para la construcción de estructuras celulares.
Tecnología completada
Los ingenieros japoneses han completado la tecnología empleada hasta ahora para obtener biogás al verificar la eficacia de la fermentación separada del hidrógeno y del metano con restos de alimentos y papel.
Esta innovación, según sus creadores, contribuirá a un uso más intensivo de esta energía renovable, así como a una reducción del consumo de combustibles fósiles y a la reducción de las emisiones de bióxido de carbono, entre otras ventajas.
El problema de la eliminación y aprovechamiento de los desechos es una prioridad política y económica de las sociedades actuales, que persiguen en sus modelos de crecimiento el ahorro de energía.
El aprovechamiento de los residuos agrícolas para la fermentación metánica se practica desde hace años en instalaciones individuales de tamaño medio y permiten la conversión de desechos orgánicos en biogás, utilizado para la cocina y la iluminación de las ciudades.
Las posibilidades de esta tecnología aumentan ahora considerablemente merced a la contribución aportada por los ingenieros japoneses.