Interior de la cueva Manot, en la que fue hallado el fósil de cráneo de 55.000 años de antigüedad. Imagen: Amos Frumkin. Fuente: Hebrew University Cave Research Center/AlphaGalileo.
Los europeos modernos han heredado el 4% de sus genes de los neandertales, lo que significa que los dos grupos se cruzaron en algún momento en el pasado. Pero la pregunta es, ¿dónde y cuándo?
Estas cuestiones podrían haber quedado resueltas gracias al descubrimiento de un cráneo parcial de 55.000 años de antigüedad en la cueva Manot de Galilea, al norte de Israel.
El cráneo presenta un bulto prominente o proyección del hueso occipital en la parte posterior del cráneo. Es lo que se conoce como “moño occipital”, término que se usa sobre todo en la descripción científica relativa al cráneo del Neandertal clásico. Sin embargo, una gran proporción de los primeros europeos modernos también tenía este moño occipital.
El hallazgo sugiere, por tanto que, en la zona de Manot, los humanos modernos habrían cohabitado con los neandertales hace unos 55.000 años. También que aquellos humanos podrían estar estrechamente relacionados con los primeros humanos modernos que posteriormente colonizaron Europa).
La muestra también proporciona evidencia de que los seres humanos modernos y los neandertales habitaron el Levante (oriente) sur durante el Pleistoceno tardío, en el momento del mestizaje probable entre ambos, informa la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Por último, el descubrimiento constituye la primera evidencia fósil de un período en el que el que los humanos modernos de África migraron con éxito fuera de África y colonizaron Eurasia, y que ya había sido señalado por modelos genéticos y arqueológicos.
Un largo y desconocido viaje
Los investigadores creen que la población de la que se deriva el cráneo habría emigrado recientemente de África para establecerse en el corredor levantino, durante un lapso de tiempo favorable para la migración humana (porque el clima se volvió más cálido y húmedo entonces).
Un evento clave en la evolución humana fue la expansión de los humanos modernos de origen africano a través de Eurasia, hace entre 40.000 y 60.000 años. Sin embargo, debido a la escasez de fósiles humanos de este periodo, los antepasados de las poblaciones no africanas modernas de hoy día habían sido un misterio hasta ahora.
Estas cuestiones podrían haber quedado resueltas gracias al descubrimiento de un cráneo parcial de 55.000 años de antigüedad en la cueva Manot de Galilea, al norte de Israel.
El cráneo presenta un bulto prominente o proyección del hueso occipital en la parte posterior del cráneo. Es lo que se conoce como “moño occipital”, término que se usa sobre todo en la descripción científica relativa al cráneo del Neandertal clásico. Sin embargo, una gran proporción de los primeros europeos modernos también tenía este moño occipital.
El hallazgo sugiere, por tanto que, en la zona de Manot, los humanos modernos habrían cohabitado con los neandertales hace unos 55.000 años. También que aquellos humanos podrían estar estrechamente relacionados con los primeros humanos modernos que posteriormente colonizaron Europa).
La muestra también proporciona evidencia de que los seres humanos modernos y los neandertales habitaron el Levante (oriente) sur durante el Pleistoceno tardío, en el momento del mestizaje probable entre ambos, informa la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Por último, el descubrimiento constituye la primera evidencia fósil de un período en el que el que los humanos modernos de África migraron con éxito fuera de África y colonizaron Eurasia, y que ya había sido señalado por modelos genéticos y arqueológicos.
Un largo y desconocido viaje
Los investigadores creen que la población de la que se deriva el cráneo habría emigrado recientemente de África para establecerse en el corredor levantino, durante un lapso de tiempo favorable para la migración humana (porque el clima se volvió más cálido y húmedo entonces).
Un evento clave en la evolución humana fue la expansión de los humanos modernos de origen africano a través de Eurasia, hace entre 40.000 y 60.000 años. Sin embargo, debido a la escasez de fósiles humanos de este periodo, los antepasados de las poblaciones no africanas modernas de hoy día habían sido un misterio hasta ahora.
Pruebas genéticas previas
Está genéticamente comprobado, sin embargo, que los euroasiáticos se cruzaron con los neandertales en algún momento. Una de las demostraciones más recientes ha sido la derivada de la secuenciación del genoma de un varón humano denominado ‘Hombre de Ust-Ishim’, anatómicamente moderno (Homo sapiens), que vivió en Siberia hace 45.000 años.
El trabajo, que fue realizado a partir del fémur fósil del ‘Hombre Ust-Ishim’, proporcionó información detallada sobre la historia temprana de los humanos modernos fuera de África, y ayudó a identificar cuándo se cruzaron estos individuos y los neandertales.
Además, un avance realizado el pasado mes de abril, y que apareció descrito en la revista Genetics, podría aumentar aún más el cúmulo de evidencias en un futuro próximo.
Se trata de un nuevo método de análisis del genoma capaz de detectar las firmas genéticas de mestizaje con mayor fiabilidad que otros enfoques anteriores. Se espera resulte útil para los estudios evolutivos de muestras antiguas o raras de ADN.
Parecidos razonables
Más allá de los genes, se han encontrado otros tipos de pruebas sobre la ‘familiaridad’ entre humanos modernos y neandertales. Por ejemplo, en los últimos tiempos se han hallado evidencias sobre la inteligencia tecnológica del neandertal o sobre el cuidado que los padres neandertales ponían en sus hijos, ambas características casi sapiens. Incluso hay científicos que han sugerido que los neandertales, como los humanos modernos, podían hablar, a partir del análisis de la anatomía de un hueso hioide de 60.000 años.
Cada vez se sabe más, por tanto, de cómo y cuándo se cruzaron estas dos especies. Un estudio ha calculado que alrededor de 10.000 sapiens y neandertales se cruzaron en un periodo de tiempo de 130.000 años. Luego una especie siguió y la otra desapareció. La alta precisión de la datación de restos procedentes de 40 yacimientos arqueológicos, situados en países como Rusia y España, ha señalado que, en Europa, los neandertales desaparecieron hace unos 40.000 años.
Según una investigación reciente del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), esta desaparición habría estado ocasionada porque la tasa de reproducción de Homo neanderthalensis era muy baja, pero también porque los neandertales europeos sufrieron un genocidio, perpetrado por nuestros lejanos antepasados.
Está genéticamente comprobado, sin embargo, que los euroasiáticos se cruzaron con los neandertales en algún momento. Una de las demostraciones más recientes ha sido la derivada de la secuenciación del genoma de un varón humano denominado ‘Hombre de Ust-Ishim’, anatómicamente moderno (Homo sapiens), que vivió en Siberia hace 45.000 años.
El trabajo, que fue realizado a partir del fémur fósil del ‘Hombre Ust-Ishim’, proporcionó información detallada sobre la historia temprana de los humanos modernos fuera de África, y ayudó a identificar cuándo se cruzaron estos individuos y los neandertales.
Además, un avance realizado el pasado mes de abril, y que apareció descrito en la revista Genetics, podría aumentar aún más el cúmulo de evidencias en un futuro próximo.
Se trata de un nuevo método de análisis del genoma capaz de detectar las firmas genéticas de mestizaje con mayor fiabilidad que otros enfoques anteriores. Se espera resulte útil para los estudios evolutivos de muestras antiguas o raras de ADN.
Parecidos razonables
Más allá de los genes, se han encontrado otros tipos de pruebas sobre la ‘familiaridad’ entre humanos modernos y neandertales. Por ejemplo, en los últimos tiempos se han hallado evidencias sobre la inteligencia tecnológica del neandertal o sobre el cuidado que los padres neandertales ponían en sus hijos, ambas características casi sapiens. Incluso hay científicos que han sugerido que los neandertales, como los humanos modernos, podían hablar, a partir del análisis de la anatomía de un hueso hioide de 60.000 años.
Cada vez se sabe más, por tanto, de cómo y cuándo se cruzaron estas dos especies. Un estudio ha calculado que alrededor de 10.000 sapiens y neandertales se cruzaron en un periodo de tiempo de 130.000 años. Luego una especie siguió y la otra desapareció. La alta precisión de la datación de restos procedentes de 40 yacimientos arqueológicos, situados en países como Rusia y España, ha señalado que, en Europa, los neandertales desaparecieron hace unos 40.000 años.
Según una investigación reciente del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), esta desaparición habría estado ocasionada porque la tasa de reproducción de Homo neanderthalensis era muy baja, pero también porque los neandertales europeos sufrieron un genocidio, perpetrado por nuestros lejanos antepasados.
Referencia bibliográfica:
Israel Hershkovitz, Ofer Marder, Avner Ayalon, Miryam Bar-Matthews, Gal Yasur, Elisabetta Boaretto, Valentina Caracuta, Bridget Alex, Amos Frumkin, Mae Goder-Goldberger, Philipp Gunz, Ralph L. Holloway, Bruce Latimer, Ron Lavi, Alan Matthews, Viviane Slon, Daniella Bar-Yosef Mayer, Francesco Berna, Guy Bar-Oz, Reuven Yeshurun, Hila May, Mark G. Hans, Gerhard W. Weber, Omry Barzilai. Levantine cranium from Manot Cave (Israel) foreshadows the first European modern humans. Nature (2015). DOI: 10.1038/nature14134.
Israel Hershkovitz, Ofer Marder, Avner Ayalon, Miryam Bar-Matthews, Gal Yasur, Elisabetta Boaretto, Valentina Caracuta, Bridget Alex, Amos Frumkin, Mae Goder-Goldberger, Philipp Gunz, Ralph L. Holloway, Bruce Latimer, Ron Lavi, Alan Matthews, Viviane Slon, Daniella Bar-Yosef Mayer, Francesco Berna, Guy Bar-Oz, Reuven Yeshurun, Hila May, Mark G. Hans, Gerhard W. Weber, Omry Barzilai. Levantine cranium from Manot Cave (Israel) foreshadows the first European modern humans. Nature (2015). DOI: 10.1038/nature14134.