Un nuevo avance hacia la consecución de la vida artificial ha sido conseguido por el Instituto Scripps de La Jolla, California. Hace dos años, el químico Peter Schultz consiguió fabricar una bacteria, la E. Coli, que tenía un aminoácido de más, conocido como p-aminofenilalanina (pAF).
Los aminoácidos son la base de la vida. Integrados en las células, contribuyen a la producción de las proteínas que necesita nuestro cuerpo.
Sin embargo, a pesar de su importancia, sólo hay un total de 20 aminoácidos en toda la naturaleza. Lo que consiguió Schultz hace dos años, fue que la bacteria E. Coli tuviera un aminoácido más, el 21.
Toda una proeza tecnológica que se ha completado ahora, al conseguirse que el aminoácido inédito en la naturaleza contribuya también, como los demás aminoácidos, al crecimiento de la bacteria y a producir proteínas.
El proceso de la investigación y sus resultados está publicado en la última edición del Journal of the American Chemical Society.
Hacia la vida artificial
Este resultado constituye por sí mismo un importante avance en el desarrollo de la pretendida forma de vida artificial desde los fundamentos biológicos más elementales, como son los aminoácidos.
Por un lado, abre esperanzas al desarrollo controlado de formas de vida inéditas en la naturaleza, a partir de la evolución de unos organismos enriquecidos con elementos biológicos nuevos creados por los humanos.
Por otro lado, contribuye a profundizar en el conocimiento de los mecanismos que rigen la evolución biológica, al mismo tiempo que facilita el uso de estos conocimientos con fines médicos, sin olvidar el valor añadido del eventual perfeccionamiento de la especie.
Por último, esta investigación sugiere que, aunque la biología conocida ha funcionado durante tres o cuatro mil millones de años con sólo 20 aminoácidos, la naturaleza podría haber creado más aminoácidos en otras condiciones, como hemos hecho los humanos a partir de los escasos conocimientos que tenemos del fenómeno de la evolución que llamamos vida.
Nuevas respuestas
De esta forma, las consabidas preguntas de ¿por qué los sistemas biológicos utilizan sólo 20 aminoácidos?, o ¿por qué la evolución no ha dado lugar a la aparición de otros nuevos?, o ¿pueden aparecer nuevas propiedades biológicas a partir de este nuevo aminoácido?, quedan abiertas a nuevas y sugerentes respuestas.
La Tierra, según se sabe hasta ahora, es el único lugar donde ha aparecido y evolucionado la vida. El fenómeno de la vida es muy variado y diverso, pero se sustenta en dos principios: la utilización del ADN como medio de transmisión genética y la utilización de 20 aminoácidos para formar las proteínas de sus organismos.
Lo que han conseguido estos científicos es modificar ejemplares de la conocida bacteria Escherichia coli para forzar la producción de un nuevo aminoácido, denominado p-aminofenilalanina (pAF), a partir de material orgánico.
Han comprobado, mediante técnicas analíticas, que el pAF quedaba incorporado de manera normal en las cadenas proteínicas, lo que permite tener un organismo totalmente autónomo para estudiar qué ocurre en competencia con otras bacterias de su especie que sólo disponen de los 20 aminoácidos clásicos.
Tema relacionado:
Un nuevo aminoácido natural llamado pirrolisina
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Toda una proeza tecnológica que se ha completado ahora, al conseguirse que el aminoácido inédito en la naturaleza contribuya también, como los demás aminoácidos, al crecimiento de la bacteria y a producir proteínas.
El proceso de la investigación y sus resultados está publicado en la última edición del Journal of the American Chemical Society.
Hacia la vida artificial
Este resultado constituye por sí mismo un importante avance en el desarrollo de la pretendida forma de vida artificial desde los fundamentos biológicos más elementales, como son los aminoácidos.
Por un lado, abre esperanzas al desarrollo controlado de formas de vida inéditas en la naturaleza, a partir de la evolución de unos organismos enriquecidos con elementos biológicos nuevos creados por los humanos.
Por otro lado, contribuye a profundizar en el conocimiento de los mecanismos que rigen la evolución biológica, al mismo tiempo que facilita el uso de estos conocimientos con fines médicos, sin olvidar el valor añadido del eventual perfeccionamiento de la especie.
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Han comprobado, mediante técnicas analíticas, que el pAF quedaba incorporado de manera normal en las cadenas proteínicas, lo que permite tener un organismo totalmente autónomo para estudiar qué ocurre en competencia con otras bacterias de su especie que sólo disponen de los 20 aminoácidos clásicos.
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