La conciencia -ese diálogo interno que parece gobernar nuestros pensamientos y acciones- es mucho menos potente de lo que la gente cree, ya que no actúa como una fuerza activa ejerciendo el control, señala una nueva teoría propuesta por un neurólogo de la San Francisco State University (SF State) de EEUU.
Ezequiel Morsella sugiere, más concretamente, que la mente consciente sería como el intérprete que ayuda a hablantes de lenguas diferentes a comunicarse.
"El intérprete presenta la información, pero no es el que argumenta o actúa sobre el conocimiento que se comparte", explica Morsella en un comunicado de la SF State. "Del mismo modo, la información que percibimos con nuestra conciencia no es creada por procesos conscientes. La conciencia es un intermediario, que no hace tanto trabajo como se cree".
¿No existe el libre albedrío?
La teoría de Morsella y de sus colaboradores, publicada en la revista Behavioral and Brain Sciences, contradeciría las creencias intuitivas sobre la conciencia humana y la noción del sí mismo. Según dicha teoría, este atributo cognitivo sería más reflexivo y menos decidido de lo que el conocimiento convencional ha dictado hasta ahora.
Debido a que la mente humana experimenta su propia conciencia como un tamiz a través del cual pasan nuestros impulsos, pensamientos, sentimientos y acciones físicas, tendemos a pensar que ejerce algún control sobre todos ellos.
Pero en realidad, argumenta Morsella, la conciencia hace la misma tarea sencilla una y otra vez, dando la impresión de que está haciendo más de lo que realmente hace.
"Durante mucho tiempo hemos pensado que la conciencia resuelve problemas y y tiene muchas partes móviles, pero es mucho más básica y estática", asegura el científico. "Esta teoría es muy contraintuitiva, y va en contra de nuestra manera de pensar cotidiana".
Según este planteamiento, el "libre albedrío" -la idea de que nuestra conciencia es la que decide y guía nuestras acciones-, una característica que normalmente atribuímos a la mente consciente, no existe.
En realidad, la conciencia sólo se encargaría de transmitir información que sirve para controlar la acción "voluntaria" o para dirigir los movimientos orientados a objetivos que involucran a nuestro sistema muscular y esquelético.
Ezequiel Morsella sugiere, más concretamente, que la mente consciente sería como el intérprete que ayuda a hablantes de lenguas diferentes a comunicarse.
"El intérprete presenta la información, pero no es el que argumenta o actúa sobre el conocimiento que se comparte", explica Morsella en un comunicado de la SF State. "Del mismo modo, la información que percibimos con nuestra conciencia no es creada por procesos conscientes. La conciencia es un intermediario, que no hace tanto trabajo como se cree".
¿No existe el libre albedrío?
La teoría de Morsella y de sus colaboradores, publicada en la revista Behavioral and Brain Sciences, contradeciría las creencias intuitivas sobre la conciencia humana y la noción del sí mismo. Según dicha teoría, este atributo cognitivo sería más reflexivo y menos decidido de lo que el conocimiento convencional ha dictado hasta ahora.
Debido a que la mente humana experimenta su propia conciencia como un tamiz a través del cual pasan nuestros impulsos, pensamientos, sentimientos y acciones físicas, tendemos a pensar que ejerce algún control sobre todos ellos.
Pero en realidad, argumenta Morsella, la conciencia hace la misma tarea sencilla una y otra vez, dando la impresión de que está haciendo más de lo que realmente hace.
"Durante mucho tiempo hemos pensado que la conciencia resuelve problemas y y tiene muchas partes móviles, pero es mucho más básica y estática", asegura el científico. "Esta teoría es muy contraintuitiva, y va en contra de nuestra manera de pensar cotidiana".
Según este planteamiento, el "libre albedrío" -la idea de que nuestra conciencia es la que decide y guía nuestras acciones-, una característica que normalmente atribuímos a la mente consciente, no existe.
En realidad, la conciencia sólo se encargaría de transmitir información que sirve para controlar la acción "voluntaria" o para dirigir los movimientos orientados a objetivos que involucran a nuestro sistema muscular y esquelético.
La conciencia se parece a Internet
Comparemos la conciencia con Internet, sugiere Morsella. Internet puede ser utilizado para comprar libros, reservar una habitación de hotel y completar miles de otras tareas. A primera vista, parece increíblemente potente.
Pero, en realidad, la persona situada delante de un ordenador portátil o que hace clic desde un teléfono inteligente es la que realmente controla las acciones, mientras Internet simplemente sigue siempre el mismo proceso básico, sin ninguna voluntad propia.
Esta teoría también desafía la creencia intuitiva de que un pensamiento consciente lleva a otro. "Un pensamiento no sabe nada de otro pensamiento, lo que ocurre es que, a menudo, los pensamientos tienen acceso a una misma información inconsciente, a partir de la cual actúan", afirma Morsella. "Usted tiene un pensamiento y luego otro, y cree por eso que un pensamiento lleva al siguiente, pero esto no parece ser la forma en que el proceso realmente funciona", asegura.
Usar la conciencia para estudiar la conciencia
La teoría, que Morsella y su equipo han desarrollado durante más de 10 años, puede ser difícil de aceptar en un primer momento, señala el científico.
"La razón número uno por la que nos ha llevado tanto tiempo llegar a nuestra conclusión es que la gente confunde lo que es la conciencia con el fin de su uso", afirma Morsella. "Además, la mayoría de análisis sobre la conciencia se han centrado en la percepción en lugar de en la acción".
Por otra parte, esta teoría tendría importantes implicaciones para el estudio de los trastornos mentales. "¿Por qué tienes un deseo o un pensamiento que no deberías estar teniendo? Porque, en cierto sentido, el sistema de la conciencia no sabe que no debes pensar en eso", afirma Morsella. "Un generador de impulso no sabe que la urgencia es irrelevante para otros pensamientos o acciones en curso".
El estudio de la conciencia es complicado, agrega el investigador, debido a la dificultad inherente que entraña usar la mente consciente para estudiar la propia mente consciente.
"Durante gran parte de la historia humana, hemos sido cazadores y recolectores y hemos tenido preocupaciones urgentes, que requerían ejecutar rápidamente acciones voluntarias", añade Morsella. "La conciencia parece haber evolucionado para este tipo de acciones, en lugar de para entenderse a sí misma".
Comparemos la conciencia con Internet, sugiere Morsella. Internet puede ser utilizado para comprar libros, reservar una habitación de hotel y completar miles de otras tareas. A primera vista, parece increíblemente potente.
Pero, en realidad, la persona situada delante de un ordenador portátil o que hace clic desde un teléfono inteligente es la que realmente controla las acciones, mientras Internet simplemente sigue siempre el mismo proceso básico, sin ninguna voluntad propia.
Esta teoría también desafía la creencia intuitiva de que un pensamiento consciente lleva a otro. "Un pensamiento no sabe nada de otro pensamiento, lo que ocurre es que, a menudo, los pensamientos tienen acceso a una misma información inconsciente, a partir de la cual actúan", afirma Morsella. "Usted tiene un pensamiento y luego otro, y cree por eso que un pensamiento lleva al siguiente, pero esto no parece ser la forma en que el proceso realmente funciona", asegura.
Usar la conciencia para estudiar la conciencia
La teoría, que Morsella y su equipo han desarrollado durante más de 10 años, puede ser difícil de aceptar en un primer momento, señala el científico.
"La razón número uno por la que nos ha llevado tanto tiempo llegar a nuestra conclusión es que la gente confunde lo que es la conciencia con el fin de su uso", afirma Morsella. "Además, la mayoría de análisis sobre la conciencia se han centrado en la percepción en lugar de en la acción".
Por otra parte, esta teoría tendría importantes implicaciones para el estudio de los trastornos mentales. "¿Por qué tienes un deseo o un pensamiento que no deberías estar teniendo? Porque, en cierto sentido, el sistema de la conciencia no sabe que no debes pensar en eso", afirma Morsella. "Un generador de impulso no sabe que la urgencia es irrelevante para otros pensamientos o acciones en curso".
El estudio de la conciencia es complicado, agrega el investigador, debido a la dificultad inherente que entraña usar la mente consciente para estudiar la propia mente consciente.
"Durante gran parte de la historia humana, hemos sido cazadores y recolectores y hemos tenido preocupaciones urgentes, que requerían ejecutar rápidamente acciones voluntarias", añade Morsella. "La conciencia parece haber evolucionado para este tipo de acciones, en lugar de para entenderse a sí misma".
Referencia bibliográfica:
Ezequiel Morsella, Christine A. Godwin, Tiffany K. Jantz, Stephen C. Krieger, Adam Gazzaley. Homing in on Consciousness in the Nervous System: An Action-Based Synthesis. Behavioral and Brain Sciences (2015). DOI: 10.1017/S0140525X15000643.
Ezequiel Morsella, Christine A. Godwin, Tiffany K. Jantz, Stephen C. Krieger, Adam Gazzaley. Homing in on Consciousness in the Nervous System: An Action-Based Synthesis. Behavioral and Brain Sciences (2015). DOI: 10.1017/S0140525X15000643.