Algunos trastornos de la retina, como la retinosis pigmentaria o la degeneración macular asociada a la edad (AMD), pueden ocasionar ceguera a personas de mediana edad o ancianas. Se calcula que, en el mundo occidental, estas formas de ceguera afectan a unos seis millones de personas.
Contar con un tratamiento eficiente para ellas resulta, por tanto, fundamental. En los últimos años se han presentado varias soluciones posibles, como el trasplante celular o las prótesis de retina. En esta última línea se enmarca un nuevo producto biónico, de la empresa israelí Nano Retina, llamado “Bio-Retina”.
Cómo funciona
Según la página web de la compañía, el dispositivo consiste en un minúsculo implante retinal diseñado para sustituir las células sensibles a la luz de la retina o fotorreceptores dañados.
Más específicamente: lo que hace Bio-Retina es transformar de manera natural la luz que recibe en una señal eléctrica que estimula a las neuronas o células cerebrales. Éstas, a su vez, envían al cerebro las imágenes captadas por la Bio-Retina.
El dispositivo funcionaría en armonía con los procesos corrientes del ojo, como la dilatación de la pupila o el movimiento del globo ocular, lo que facilitará al paciente mirar de lado a lado sin tener que girar la cabeza.
Por otra parte, Bio-Retina cuenta con una batería que se recarga sin cables mediante un miniláser colocado en unas gafas, por lo que el implante sería definitivo. Éste se realizaría en sólo 30 minutos, con anestesia local; y precisaría únicamente de una pequeña incisión para su colocación en la retina dañada.
Nano Retina publica que la recuperación de la vista tras el implante será casi instantánea, y que el tiempo de recuperación de la operación está estimado en una semana. Tras ese periodo de tiempo, los pacientes podrán ver la televisión o identificar caras, aunque sólo en blanco y negro. El dispositivo ha sido probado ya con éxito en cerdos, por lo que la compañía prevé contar con un prototipo humano en dos años, que costará unos 1.500 euros.
Contar con un tratamiento eficiente para ellas resulta, por tanto, fundamental. En los últimos años se han presentado varias soluciones posibles, como el trasplante celular o las prótesis de retina. En esta última línea se enmarca un nuevo producto biónico, de la empresa israelí Nano Retina, llamado “Bio-Retina”.
Cómo funciona
Según la página web de la compañía, el dispositivo consiste en un minúsculo implante retinal diseñado para sustituir las células sensibles a la luz de la retina o fotorreceptores dañados.
Más específicamente: lo que hace Bio-Retina es transformar de manera natural la luz que recibe en una señal eléctrica que estimula a las neuronas o células cerebrales. Éstas, a su vez, envían al cerebro las imágenes captadas por la Bio-Retina.
El dispositivo funcionaría en armonía con los procesos corrientes del ojo, como la dilatación de la pupila o el movimiento del globo ocular, lo que facilitará al paciente mirar de lado a lado sin tener que girar la cabeza.
Por otra parte, Bio-Retina cuenta con una batería que se recarga sin cables mediante un miniláser colocado en unas gafas, por lo que el implante sería definitivo. Éste se realizaría en sólo 30 minutos, con anestesia local; y precisaría únicamente de una pequeña incisión para su colocación en la retina dañada.
Nano Retina publica que la recuperación de la vista tras el implante será casi instantánea, y que el tiempo de recuperación de la operación está estimado en una semana. Tras ese periodo de tiempo, los pacientes podrán ver la televisión o identificar caras, aunque sólo en blanco y negro. El dispositivo ha sido probado ya con éxito en cerdos, por lo que la compañía prevé contar con un prototipo humano en dos años, que costará unos 1.500 euros.
Avances prometedores
En general, la biónica es la aplicación de soluciones biológicas a la tecnología. En este caso, lo que se ha buscado es imitar tecnológicamente el funcionamiento natural del ojo, para el desarrollo de un sistema artificial que sustituya una de sus partes.
Los avances de la biónica en esta dirección en los últimos años han sido cuanto menos prometedores. En 2008, unos científicos japoneses desarrollaron un sistema compuesto por unas gafas con cámaras incorporadas y unos electrodos que se implantaban en el ojo, también con cirugía poco invasiva. Con él, se podrían distinguir objetos con nitidez a 30 centímetros de distancia, aseguran los investigadores.
Por otro lado, en 2009, en el marco del simposium “Artificial Vision” celebrado en Bonn (Alemania) se pusieron de manifiesto los grandes avances realizados hasta la fecha en prótesis de retina.
Estas prótesis pueden ser de varios tipos. Algunas consisten en un chip que se implanta bajo una capa de células nerviosas de la retina y que recibe impulsos luminosos y los convierte en señales eléctricas que son transmitidas a las células nerviosas de la retina.
Pero también existen otras opciones, como el implante epiretinal, que implica fijar un chip en la capa superior de las células nerviosas, o los sistemas en los que el chip no se implanta en el ojo sino en la piel que protege el globo ocular, mientras que en la retina se implantan electrodos que estimulan las células nerviosas. Por último, se han desarrollado prótesis de retina que, en lugar de estimular las células nerviosas retinales, estimulan directamente el nervio óptico e, incluso, la corteza visual, directamente en el cerebro.
En general, la biónica es la aplicación de soluciones biológicas a la tecnología. En este caso, lo que se ha buscado es imitar tecnológicamente el funcionamiento natural del ojo, para el desarrollo de un sistema artificial que sustituya una de sus partes.
Los avances de la biónica en esta dirección en los últimos años han sido cuanto menos prometedores. En 2008, unos científicos japoneses desarrollaron un sistema compuesto por unas gafas con cámaras incorporadas y unos electrodos que se implantaban en el ojo, también con cirugía poco invasiva. Con él, se podrían distinguir objetos con nitidez a 30 centímetros de distancia, aseguran los investigadores.
Por otro lado, en 2009, en el marco del simposium “Artificial Vision” celebrado en Bonn (Alemania) se pusieron de manifiesto los grandes avances realizados hasta la fecha en prótesis de retina.
Estas prótesis pueden ser de varios tipos. Algunas consisten en un chip que se implanta bajo una capa de células nerviosas de la retina y que recibe impulsos luminosos y los convierte en señales eléctricas que son transmitidas a las células nerviosas de la retina.
Pero también existen otras opciones, como el implante epiretinal, que implica fijar un chip en la capa superior de las células nerviosas, o los sistemas en los que el chip no se implanta en el ojo sino en la piel que protege el globo ocular, mientras que en la retina se implantan electrodos que estimulan las células nerviosas. Por último, se han desarrollado prótesis de retina que, en lugar de estimular las células nerviosas retinales, estimulan directamente el nervio óptico e, incluso, la corteza visual, directamente en el cerebro.