Vehículos como el rover Curiosity de la NASA podrían portar el sistema desarrollado para captar la existencia de microorganismos en otros planetas. Fuente: Wikimedia Commons.
La búsqueda de vida en otros planetas no es tarea sencilla. Por lo general, está basada en la detección química, que puede estar limitada o ser completamente irrelevante para formas biológicas desconocidas.
Ahora, científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) proponen un método de búsqueda de vida extraterrestre alternativo. Partiendo de la idea de que todas las formas de vida (al menos, todas las que nosotros conocemos) se mueven, los científicos aspiran a detectar el movimiento de posibles organismos que vivan en entornos extraterrestres como Marte.
Máquina rastreadora
Los investigadores de la EPFL desarrollaron un detector de movimiento sumamente sensible y tan sencillo que puede ser construido fácilmente, adaptando tecnología ya existente.
La fiabilidad del sistema ya ha sido probada (puede detectar bacterias e incluso células cancerígenas), por lo que ahora se está pensando en usarlo también para buscar formas de vida en el cosmos e incluso para probar la eficiencia de determinados medicamentos contra el cáncer.
La máquina funciona de la siguiente forma: utiliza un voladizo de tamaño nanométrico para detectar el movimiento, informa la EPFL en un comunicado difundido por Eurekalert!.
Un voladizo es esencialmente una viga que está anclada sólo en un extremo, y que en el otro extremo lleva una carga. Estas estructuras se utilizan con frecuencia en puentes y edificios, pero en este caso se hace a escala es micrométrica (en ella se pueden depositar unas 500 bacterias).
Esta tecnología emula en parte a la de un tipo de microscopio conocido como microscopio de fuerza atómica. Este usa un voladizo para reproducir las imágenes de cada átomo de una superficie.
Primero, su voladizo escanea dicha superficie (como la aguja de un tocadiscos la de un disco de vinilo) y registra cada movimiento atómico con un láser, para producir una imagen de este.
El detector de movimiento funciona de forma parecida, pero en lugar de escanear, ‘recibe’ directamente sobre su estructura el objeto de análisis. Por ejemplo, se le pueden colocar bacterias. Si estas están vivas, detecta su movimiento con un láser, como serie de vibraciones. Estas son consideradas la prueba de que las bacterias están vivas (de lo contrario, no se moverían).
La vida de bacterias aisladas y de células humanas y de ratón ya ha sido detectada con este sistema. Cuando los investigadores utilizaron sustancias para acabar con bacterias y células, la señal de vida desapareció.
Ahora, científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) proponen un método de búsqueda de vida extraterrestre alternativo. Partiendo de la idea de que todas las formas de vida (al menos, todas las que nosotros conocemos) se mueven, los científicos aspiran a detectar el movimiento de posibles organismos que vivan en entornos extraterrestres como Marte.
Máquina rastreadora
Los investigadores de la EPFL desarrollaron un detector de movimiento sumamente sensible y tan sencillo que puede ser construido fácilmente, adaptando tecnología ya existente.
La fiabilidad del sistema ya ha sido probada (puede detectar bacterias e incluso células cancerígenas), por lo que ahora se está pensando en usarlo también para buscar formas de vida en el cosmos e incluso para probar la eficiencia de determinados medicamentos contra el cáncer.
La máquina funciona de la siguiente forma: utiliza un voladizo de tamaño nanométrico para detectar el movimiento, informa la EPFL en un comunicado difundido por Eurekalert!.
Un voladizo es esencialmente una viga que está anclada sólo en un extremo, y que en el otro extremo lleva una carga. Estas estructuras se utilizan con frecuencia en puentes y edificios, pero en este caso se hace a escala es micrométrica (en ella se pueden depositar unas 500 bacterias).
Esta tecnología emula en parte a la de un tipo de microscopio conocido como microscopio de fuerza atómica. Este usa un voladizo para reproducir las imágenes de cada átomo de una superficie.
Primero, su voladizo escanea dicha superficie (como la aguja de un tocadiscos la de un disco de vinilo) y registra cada movimiento atómico con un láser, para producir una imagen de este.
El detector de movimiento funciona de forma parecida, pero en lugar de escanear, ‘recibe’ directamente sobre su estructura el objeto de análisis. Por ejemplo, se le pueden colocar bacterias. Si estas están vivas, detecta su movimiento con un láser, como serie de vibraciones. Estas son consideradas la prueba de que las bacterias están vivas (de lo contrario, no se moverían).
La vida de bacterias aisladas y de células humanas y de ratón ya ha sido detectada con este sistema. Cuando los investigadores utilizaron sustancias para acabar con bacterias y células, la señal de vida desapareció.
Buscando vida y buenos medicamentos
El sistema tiene la ventaja de no depender de análisis químicos para detectar vida. En un futuro, podría usarse en la exploración espacial, para la detección de formas de vida microscópica en planetas como Marte.
Como funciona a partir del movimiento y no de la química, el sensor del voladizo podría detectar formas de vida en medios muy diferentes al de la Tierra, como el metano de los lagos de Titán.
Sin embargo, el uso más inmediato del sistema estaría en el desarrollo de medicamentos. Estos voladizos podrían ser cubiertos de bacterias o células cancerígenas para ponerlas en contacto con varios compuestos. Si estos resultaran eficientes contra las células o las bacterias causantes de enfermedades, sus señales de movimiento disminuirían o se pararían totalmente.
El método sería bastante más rápido que el de otros sistemas que actualmente emplean las empresas farmacéuticas en la búsqueda de medicamentos contra el cáncer o de antibióticos eficaces.
Otros métodos alternativos
El pasado mes de julio, un equipo de teóricos estadounidenses propuso otro método alternativo y sorprendente de búsqueda de formas de vida en otros planetas: rastrear contaminación industrial en sus atmósferas, en forma de señales de clorofluorocarbonos.
Estas señales solo podrían emitirlas civilizaciones complejas, aseguraron los científicos. Por el contrario, rastros de gases como el oxígeno y el metano -que sólo coexisten si son repuestos por organismos- serían considerados señales de la presencia de formas de vida simples. Los teóricos propusieron entonces el Telescopio Espacial James Webb, de futura inauguración para dicho rastreo.
En años anteriores, se han presentado otros sistemas de búsqueda de vida extraterrestre con novedosa tecnología, como el basado en el análisis de la “quiralidad” de las moléculas (propiedad que permite saber en qué dirección reflejan éstas la luz).
Este sistema podría introducirse en un futuro en un telescopio gigante o en una sonda espacial para rastrear planetas lejanos para tratar de encontrar “marcas” moleculares que revelen la presencia de vida en dichos planetas.
Por otra parte, en 2010, científicos canadienses revelaron que habían creado un microscopio robusto y sencillo llamado DIHM, destinado a investigar formas de vida extraterrestres en misiones espaciales. En ellas DIHM podría dedicarse a registrar imágenes de cualquier objeto que midiese como mínimo 100 micrómetros.
El sistema tiene la ventaja de no depender de análisis químicos para detectar vida. En un futuro, podría usarse en la exploración espacial, para la detección de formas de vida microscópica en planetas como Marte.
Como funciona a partir del movimiento y no de la química, el sensor del voladizo podría detectar formas de vida en medios muy diferentes al de la Tierra, como el metano de los lagos de Titán.
Sin embargo, el uso más inmediato del sistema estaría en el desarrollo de medicamentos. Estos voladizos podrían ser cubiertos de bacterias o células cancerígenas para ponerlas en contacto con varios compuestos. Si estos resultaran eficientes contra las células o las bacterias causantes de enfermedades, sus señales de movimiento disminuirían o se pararían totalmente.
El método sería bastante más rápido que el de otros sistemas que actualmente emplean las empresas farmacéuticas en la búsqueda de medicamentos contra el cáncer o de antibióticos eficaces.
Otros métodos alternativos
El pasado mes de julio, un equipo de teóricos estadounidenses propuso otro método alternativo y sorprendente de búsqueda de formas de vida en otros planetas: rastrear contaminación industrial en sus atmósferas, en forma de señales de clorofluorocarbonos.
Estas señales solo podrían emitirlas civilizaciones complejas, aseguraron los científicos. Por el contrario, rastros de gases como el oxígeno y el metano -que sólo coexisten si son repuestos por organismos- serían considerados señales de la presencia de formas de vida simples. Los teóricos propusieron entonces el Telescopio Espacial James Webb, de futura inauguración para dicho rastreo.
En años anteriores, se han presentado otros sistemas de búsqueda de vida extraterrestre con novedosa tecnología, como el basado en el análisis de la “quiralidad” de las moléculas (propiedad que permite saber en qué dirección reflejan éstas la luz).
Este sistema podría introducirse en un futuro en un telescopio gigante o en una sonda espacial para rastrear planetas lejanos para tratar de encontrar “marcas” moleculares que revelen la presencia de vida en dichos planetas.
Por otra parte, en 2010, científicos canadienses revelaron que habían creado un microscopio robusto y sencillo llamado DIHM, destinado a investigar formas de vida extraterrestres en misiones espaciales. En ellas DIHM podría dedicarse a registrar imágenes de cualquier objeto que midiese como mínimo 100 micrómetros.
Referencia bibliográfica:
Sandor Kasas, Francesco Simone Ruggeri, Carine Benadiba, Caroline Maillard, Petar Stupar, Hélène Tournu, Giovanni Dietler, Giovanni Longo. Detecting nanoscale vibrations as signature of life. Proceedings of the National Academy of Sciences (2014). DOI: 10.1073/pnas.1415348112.
Sandor Kasas, Francesco Simone Ruggeri, Carine Benadiba, Caroline Maillard, Petar Stupar, Hélène Tournu, Giovanni Dietler, Giovanni Longo. Detecting nanoscale vibrations as signature of life. Proceedings of the National Academy of Sciences (2014). DOI: 10.1073/pnas.1415348112.