Un nuevo y revolucionario concepto de automóvil que rompe 100 años de historia ha sido concebido por ingenieros del MIT, del que General Motors construirá este año el primer prototipo. El proyecto, aunque está en desarrollo desde 2003, ha entrado ahora en su fase de lanzamiento.
El nuevo concepto tiene varias dimensiones: es un coche compartido, puede apilarse como los carritos de un supermercado, cada usuario puede personalizarlo a su gusto en una serie de cometidos y no tiene un motor convencional, ya que toma la energía de sus ruedas robotizadas: contienen una unidad que incluye un motor eléctrico y suspensión dentro de la misma rueda (se llama "motor wheels").
El coche tiene cabida para dos personas y, según sus inventores, un buen lugar para colocar estas filas de coches sería junto a una estación de metro, de autobús o un aeropuerto, lugares donde la gente abandona otros transportes.
El hábito de tener coche a la puerta de casa, con el consiguiente problema del aparcamiento y mantenimiento, deja paso a un nuevo estilo de vida en el que las personas, sencillamente, no tienen coche. Cuando una persona necesita desplazarse, acude a la esquina más próxima y con la ayuda de una tarjeta de crédito toma un coche de una hilera parecida a la de los carritos de los supermercados.
A la medida
A diferencia de los coches tradicionales, la persona no sólo regula los asientos y espejos, sino también el tamaño del tablero y el lenguaje de los indicadores, ya que es posible que, en vez de emitir señales intermitentes, sencillamente indiquen “giro a la izquierda”, “retrocediendo” o cualquier otro mensaje explícito de alerta seleccionado por el conductor.
El conductor puede regular asimismo la temperatura interior, así como el color externo e interno del vehículo porque displays programables ultradelgados cubren el interior y exterior del vehículo: están cubiertos por pantallas programables, que permiten una decoración cambiante. Dependiendo del tiempo que haga, el coche puede parecer más claro o más oscuro, para que se vea mejor desde fuera.
Una vez adaptado al gusto del usuario, el vehículo inicia su marcha en condiciones de seguridad inigualables, ya que posee asientos capaces de responder a una colisión y que eliminan la necesidad de cinturones de seguridad y de airbags.
La estructura de los asientos se basa en una espina dorsal en la parte posterior que posee una cantidad de "dedos" que abrazan al pasajero y lo sostiene si el coche detecta que es posible un accidente. Y la cabina absorbe los impactos de choques usando nuevos materiales: se trata de un tipo de fluidos que pueden ser magnetizados para que cambien del estado líquido al sólido en nanosegundos.
Al llegar a su lugar de destino, el conductor reintegra el automóvil a otra hilera similar con una facilidad inusitada: sus ruedas giran 360 grados y se puede mover manualmente. De esta forma, el automóvil queda listo para otro trayecto y otro usuario. El modelo de transporte individual se transforma.
El nuevo concepto tiene varias dimensiones: es un coche compartido, puede apilarse como los carritos de un supermercado, cada usuario puede personalizarlo a su gusto en una serie de cometidos y no tiene un motor convencional, ya que toma la energía de sus ruedas robotizadas: contienen una unidad que incluye un motor eléctrico y suspensión dentro de la misma rueda (se llama "motor wheels").
El coche tiene cabida para dos personas y, según sus inventores, un buen lugar para colocar estas filas de coches sería junto a una estación de metro, de autobús o un aeropuerto, lugares donde la gente abandona otros transportes.
El hábito de tener coche a la puerta de casa, con el consiguiente problema del aparcamiento y mantenimiento, deja paso a un nuevo estilo de vida en el que las personas, sencillamente, no tienen coche. Cuando una persona necesita desplazarse, acude a la esquina más próxima y con la ayuda de una tarjeta de crédito toma un coche de una hilera parecida a la de los carritos de los supermercados.
A la medida
A diferencia de los coches tradicionales, la persona no sólo regula los asientos y espejos, sino también el tamaño del tablero y el lenguaje de los indicadores, ya que es posible que, en vez de emitir señales intermitentes, sencillamente indiquen “giro a la izquierda”, “retrocediendo” o cualquier otro mensaje explícito de alerta seleccionado por el conductor.
El conductor puede regular asimismo la temperatura interior, así como el color externo e interno del vehículo porque displays programables ultradelgados cubren el interior y exterior del vehículo: están cubiertos por pantallas programables, que permiten una decoración cambiante. Dependiendo del tiempo que haga, el coche puede parecer más claro o más oscuro, para que se vea mejor desde fuera.
Una vez adaptado al gusto del usuario, el vehículo inicia su marcha en condiciones de seguridad inigualables, ya que posee asientos capaces de responder a una colisión y que eliminan la necesidad de cinturones de seguridad y de airbags.
La estructura de los asientos se basa en una espina dorsal en la parte posterior que posee una cantidad de "dedos" que abrazan al pasajero y lo sostiene si el coche detecta que es posible un accidente. Y la cabina absorbe los impactos de choques usando nuevos materiales: se trata de un tipo de fluidos que pueden ser magnetizados para que cambien del estado líquido al sólido en nanosegundos.
Al llegar a su lugar de destino, el conductor reintegra el automóvil a otra hilera similar con una facilidad inusitada: sus ruedas giran 360 grados y se puede mover manualmente. De esta forma, el automóvil queda listo para otro trayecto y otro usuario. El modelo de transporte individual se transforma.
Eléctrico y fácil de manejar
El coche se mueve gracias a los llamados “robots rueda”. Se trata de ruedas que contienen en su interior motores eléctricos. Pueden girar 360 grados, por lo que son capaces de mover el automóvil en cualquier dirección, de frente, hacia atrás, de lado o diagonalmente. Son iguales a las ruedas de las sillas que se usan en las oficinas.
Estas ruedas consiguen que el coche no precise ni de motor ni de eje, con lo que el espacio del coche cambia: la carrocería es mucho más flexible y los coches se diseñan al gusto del consumidor en cada trayecto. También se puede cambiar el aspecto del salpicadero: si uno es una persona mayor o tiene falta de vista, por ejemplo, podrá hacer que el velocímetro del salpicadero tenga los números más grandes.
Un riesgo bastante común de la conducción dentro de las ciudades es la proximidad con otros coches, que ocasiona numerosos accidentes. Los asientos de este nuevo tipo de automóvil cuentan con sensores y con una especie de “columna vertebral” de la que saldrán “dedos” que agarrarán a los usuarios en caso de que el coche “note” que está implicado en un accidente.
El diseño final estará completado a principios de 2006 y será presentado a General Motors para la fabricación del primer prototipo, que según GM podrá tener lugar en Hong Kong o en Singapur.
La idea de sus creadores es que este automóvil sea usado en un programa de transporte público, parecido a los programas para compartir bicicletas en Europa y a los proyectos ZipCar (adquirir un coche bajo un esquema de tiempo compartido) y FlexCar (pool de coches que se pueden alquilar desde 7 a 9 dólares la hora y que actualmente tiene más de 30.000 miembros), implantados en las costas este y oeste de EEUU, respectivamente.
Esta potencial nueva generación de automóviles, capaz de generar una revolución en este sector tecnológico, es obra de los “laboratorios” del Massachussets Institute of Technology. En el MIT, un grupo de ingenieros y arquitectos del Smart Cities ha trabajado en los últimos cuatro años dirigidos por William Mitchell. La tecnología está explicada en el documento MIT Media Lab’s Concept Car. La arquitectura la explica en su web Mitchell Joachim.
Nuevo escenario
El reto que se propusieron los creadores de este vehículo es conseguir coches más fáciles de conducir en el entorno de las ciudades saturadas por la cantidad de automóviles, así como no contaminantes y diseñados a la medida y al gusto de cada usuario. El resultado se aproxima bastante a estas expectativas.
Tal como señala al respecto The Guardian, el coche marca el nacimiento de una completa revolución de pensamiento sobre la relación de la gente con sus coches en las ciudades del futuro, que sin duda no dejarán de crecer.
No se trata sólo de crear un vehículo más pequeño y manejable, sino que además estos coches originales puedan convivir con las personas y otros vehículos sin causar graves complicaciones a la sociedad y al entorno.
Aunque General Motors ha apostado por esta tecnología, quedan dudas respecto a su posible implantación social, ya que los hábitos están fuertemente arraigados en las personas. Además, habrñia que concebir asimismo un sistema de seguridad para las filas de carritos, para evitar que sean objeto de hurtos o deterioros.
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El coche se mueve gracias a los llamados “robots rueda”. Se trata de ruedas que contienen en su interior motores eléctricos. Pueden girar 360 grados, por lo que son capaces de mover el automóvil en cualquier dirección, de frente, hacia atrás, de lado o diagonalmente. Son iguales a las ruedas de las sillas que se usan en las oficinas.
Estas ruedas consiguen que el coche no precise ni de motor ni de eje, con lo que el espacio del coche cambia: la carrocería es mucho más flexible y los coches se diseñan al gusto del consumidor en cada trayecto. También se puede cambiar el aspecto del salpicadero: si uno es una persona mayor o tiene falta de vista, por ejemplo, podrá hacer que el velocímetro del salpicadero tenga los números más grandes.
Un riesgo bastante común de la conducción dentro de las ciudades es la proximidad con otros coches, que ocasiona numerosos accidentes. Los asientos de este nuevo tipo de automóvil cuentan con sensores y con una especie de “columna vertebral” de la que saldrán “dedos” que agarrarán a los usuarios en caso de que el coche “note” que está implicado en un accidente.
El diseño final estará completado a principios de 2006 y será presentado a General Motors para la fabricación del primer prototipo, que según GM podrá tener lugar en Hong Kong o en Singapur.
La idea de sus creadores es que este automóvil sea usado en un programa de transporte público, parecido a los programas para compartir bicicletas en Europa y a los proyectos ZipCar (adquirir un coche bajo un esquema de tiempo compartido) y FlexCar (pool de coches que se pueden alquilar desde 7 a 9 dólares la hora y que actualmente tiene más de 30.000 miembros), implantados en las costas este y oeste de EEUU, respectivamente.
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No se trata sólo de crear un vehículo más pequeño y manejable, sino que además estos coches originales puedan convivir con las personas y otros vehículos sin causar graves complicaciones a la sociedad y al entorno.
Aunque General Motors ha apostado por esta tecnología, quedan dudas respecto a su posible implantación social, ya que los hábitos están fuertemente arraigados en las personas. Además, habrñia que concebir asimismo un sistema de seguridad para las filas de carritos, para evitar que sean objeto de hurtos o deterioros.
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