Recreación artística de Kepler-22b, un exoplaneta que se encuentra en una zona de habitabilidad alrededor de su estrella. Fuente: NASA/Ames/JPL-Caltech.
"Los requisitos para la vida en la Tierra (...) proporcionan una forma de evaluar la habitabilidad de los exoplanetas". Con esta frase se inicia un artículo publicado por el científico de la NASA, Christopher McKay, en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
En él, el investigador plantea que las condiciones para que se considere posible la vida en otros planetas no deberían ser tan rígidas como hasta ahora han sido.
¿Por qué razón? Según Mackay, porque diversos descubrimientos realizados en nuestro propio planeta, en los últimos años, demuestran que las condiciones para que haya vida no tienen por qué ser tan estrictas como se creía: formas de vida terrestre han aparecido en condiciones ambientales hasta ahora consideradas inhabitables. ¿No podría pasar lo mismo en otros lugares del universo?
Temperatura y agua
McKay explica que no todas las formas de vida necesitan los mismos requisitos para existir: algunas especies pueden sobrevivir e incluso prosperar en condiciones muy extremas.
Por ejemplo, se han encontrado tipos de microorganismos en ambientes constantemente bajo cero o muy por encima del punto de ebullición. Es decir, que no tendría sentido descartar la habitablilidad de un planeta, simplemente porque este sea demasiado frío o demasiado caliente.
Una prueba de esto ha sido el hallazgo realizado recientemente en el lago subglacial más extenso conocido, el lago Vostock. Situado a 3.768 metros de profundidad bajo el hielo, este lago constituye un entorno que combina el frío extremo con el calor extremo, derivado de una posible actividad hidrotérmica. Por estas y otras razones, su habitabilidad se daba por descartada.
Sin embargo, recientemente se han encontrado en el lago Vostock rastros de vida, concretamente, 3.507 secuencias genéticas únicas, el 94% pertenecetientes a bacterias y el 6% a eucariontes y a arqueas, según los análisis realizados por ahora, que no están completos.
En lo que al agua respecta, McKay asegura que no todas las formas de vida requieren tanta agua como se pensaba. Así, se ha descubierto que algunas algas viven dentro de rocas en las que hay muy, muy poca agua disponible. La misma que podría haber atrapada en las rocas de la luna y otros objetos celestes, por ejemplo.
En él, el investigador plantea que las condiciones para que se considere posible la vida en otros planetas no deberían ser tan rígidas como hasta ahora han sido.
¿Por qué razón? Según Mackay, porque diversos descubrimientos realizados en nuestro propio planeta, en los últimos años, demuestran que las condiciones para que haya vida no tienen por qué ser tan estrictas como se creía: formas de vida terrestre han aparecido en condiciones ambientales hasta ahora consideradas inhabitables. ¿No podría pasar lo mismo en otros lugares del universo?
Temperatura y agua
McKay explica que no todas las formas de vida necesitan los mismos requisitos para existir: algunas especies pueden sobrevivir e incluso prosperar en condiciones muy extremas.
Por ejemplo, se han encontrado tipos de microorganismos en ambientes constantemente bajo cero o muy por encima del punto de ebullición. Es decir, que no tendría sentido descartar la habitablilidad de un planeta, simplemente porque este sea demasiado frío o demasiado caliente.
Una prueba de esto ha sido el hallazgo realizado recientemente en el lago subglacial más extenso conocido, el lago Vostock. Situado a 3.768 metros de profundidad bajo el hielo, este lago constituye un entorno que combina el frío extremo con el calor extremo, derivado de una posible actividad hidrotérmica. Por estas y otras razones, su habitabilidad se daba por descartada.
Sin embargo, recientemente se han encontrado en el lago Vostock rastros de vida, concretamente, 3.507 secuencias genéticas únicas, el 94% pertenecetientes a bacterias y el 6% a eucariontes y a arqueas, según los análisis realizados por ahora, que no están completos.
En lo que al agua respecta, McKay asegura que no todas las formas de vida requieren tanta agua como se pensaba. Así, se ha descubierto que algunas algas viven dentro de rocas en las que hay muy, muy poca agua disponible. La misma que podría haber atrapada en las rocas de la luna y otros objetos celestes, por ejemplo.
La luz y la radiación
La necesidad de una luz o algún otro tipo de fuente de energía para que se dé la vida también podría haberse exagerado, asegura el científico de la NASA, pues en la Tierra se han encontrado criaturas que habitan el mar, a una profundidad a la que la luz solar apenas puede llegar.
Es el caso del hallazgo realizado en 2013 en uno de los lugares de la Tierra más inaccesibles: el fondo de la Fosa de las Marianas. Esta región del Pacífico occidental es el sitio más profundo de nuestro planeta -se encuentra a más de 11 kilómetros por debajo del nivel del mar-. A pesar de eso, su análisis ha documentado la existencia de una comunidad muy activa de bacterias en el sedimento de la zanja.
Por tanto, señala McKay, que haya planetas injustamente excluidos como posibles acogedores de vida simplemente porque están demasiado lejos de su estrella.
En cuanto al tema del exceso de radiación, se ha dado por hecho que la vida no puede darse ni perdurar en entornos con una radiación alta. Sin embargo, se han encontrado microbios viviendo dentro de reactores nucleares e incluso bacterias capaces de resistir niveles de radiación supuestamente "insoportables".
¿Vivir sin oxígeno?
Por último, se ha creído siempre que todas las criaturas necesitan una gran cantidad de oxígeno para sobrevivir. Pero lo cierto es que se ha demostrado, a partir del estudio de una pequeña esponja marina, que la vida compleja no necesitó niveles altos de oxígeno para vivir y crecer; e incluso que existe un pez capaz de vivir hasta cuatro meses sin oxígeno: el Carpa Crucian.
Por todo, McKay afirma que, tal vez, se debería ser más cuidadoso al excluir, en la búsqueda de vida en otros lugares, algunos mundos. Quizá en ellos haya formas de vida que hasta ahora no habían podido imaginarse.
Chris McKay es especialista en ciencias espaciales y astrobiología en el Centro de Investigación Ames de la NASA, un centro líder en astrobiología, una rama de las ciencias biológicas que, combinando astrofísica, biología y geología, estudia la vida en el conjunto del Universo.
En términos generales, hasta ahora los astrobiólogos habían defendido que, considerando la universalidad de las leyes de la física, la termodinámica química y la química del carbono, existe una alta probabilidad de que otros mundos puedan albergar vida, siempre, eso sí, que en ellos haya agua líquida.
La necesidad de una luz o algún otro tipo de fuente de energía para que se dé la vida también podría haberse exagerado, asegura el científico de la NASA, pues en la Tierra se han encontrado criaturas que habitan el mar, a una profundidad a la que la luz solar apenas puede llegar.
Es el caso del hallazgo realizado en 2013 en uno de los lugares de la Tierra más inaccesibles: el fondo de la Fosa de las Marianas. Esta región del Pacífico occidental es el sitio más profundo de nuestro planeta -se encuentra a más de 11 kilómetros por debajo del nivel del mar-. A pesar de eso, su análisis ha documentado la existencia de una comunidad muy activa de bacterias en el sedimento de la zanja.
Por tanto, señala McKay, que haya planetas injustamente excluidos como posibles acogedores de vida simplemente porque están demasiado lejos de su estrella.
En cuanto al tema del exceso de radiación, se ha dado por hecho que la vida no puede darse ni perdurar en entornos con una radiación alta. Sin embargo, se han encontrado microbios viviendo dentro de reactores nucleares e incluso bacterias capaces de resistir niveles de radiación supuestamente "insoportables".
¿Vivir sin oxígeno?
Por último, se ha creído siempre que todas las criaturas necesitan una gran cantidad de oxígeno para sobrevivir. Pero lo cierto es que se ha demostrado, a partir del estudio de una pequeña esponja marina, que la vida compleja no necesitó niveles altos de oxígeno para vivir y crecer; e incluso que existe un pez capaz de vivir hasta cuatro meses sin oxígeno: el Carpa Crucian.
Por todo, McKay afirma que, tal vez, se debería ser más cuidadoso al excluir, en la búsqueda de vida en otros lugares, algunos mundos. Quizá en ellos haya formas de vida que hasta ahora no habían podido imaginarse.
Chris McKay es especialista en ciencias espaciales y astrobiología en el Centro de Investigación Ames de la NASA, un centro líder en astrobiología, una rama de las ciencias biológicas que, combinando astrofísica, biología y geología, estudia la vida en el conjunto del Universo.
En términos generales, hasta ahora los astrobiólogos habían defendido que, considerando la universalidad de las leyes de la física, la termodinámica química y la química del carbono, existe una alta probabilidad de que otros mundos puedan albergar vida, siempre, eso sí, que en ellos haya agua líquida.
Referencia bibliográfica:
Christopher P. McKay. Requirements and limits for life in the context of exoplanets. PNAS (2014). DOI: 10.1073/pnas.1304212111.
Christopher P. McKay. Requirements and limits for life in the context of exoplanets. PNAS (2014). DOI: 10.1073/pnas.1304212111.