Los recursos que se destinan a atenuar el ruido son cada vez mayores, circunstancia que también impulsa la demanda de componentes de construcción con características acústicas mejoradas. Para producir este tipo de componentes se crean nuevas soluciones científicas, como los nuevos silenciadores microperforados de instalación flexible y estéticamente agradables creados por un equipo alemán.
Ya nadie duda de que el ruido en exceso puede generar enfermedades y aún así el ruido no deja de estar presente en cada instante de la vida, ya sea generado por el tráfico o por las conversaciones en las oficinas sin paredes divisorias.
Sin embargo, es posible reducir la contaminación sonora mediante el empleo de soluciones estructurales, como las barreras acústicas instaladas junto a las carreteras o a los ferrocarriles de gran tránsito. Existen además otros componentes acústicos estructurales, denominados ‘silenciadores’ que se utilizan en el interior de los edificios para mantener un nivel de ruido aceptable.
Pero estas soluciones no están exentas de contrapartidas. Los componentes de construcción utilizados pueden resultar efectivos a la hora de reducir el ruido, pero con frecuencia no resultan prácticos.
Los arquitectos que incluyen medidas de aislamiento sonoro en sus diseños suelen advertir de la poca flexibilidad que ofrecen los materiales modernos. Los factores que limitan la elección de un material incluyen el peso, su resistencia al fuego o los requisitos higiénicos que implica el diseño de cocinas o laboratorios de gran tamaño.
Además, hay que tener en cuenta la estética, pues a pocos agrada un muro de cemento construido a lo largo de una carretera. Científicos del Instituto Fraunhofer de Física de la Construcción de Alemania (IBP) trabajan para dar con soluciones innovadoras a estos problemas.
Ya nadie duda de que el ruido en exceso puede generar enfermedades y aún así el ruido no deja de estar presente en cada instante de la vida, ya sea generado por el tráfico o por las conversaciones en las oficinas sin paredes divisorias.
Sin embargo, es posible reducir la contaminación sonora mediante el empleo de soluciones estructurales, como las barreras acústicas instaladas junto a las carreteras o a los ferrocarriles de gran tránsito. Existen además otros componentes acústicos estructurales, denominados ‘silenciadores’ que se utilizan en el interior de los edificios para mantener un nivel de ruido aceptable.
Pero estas soluciones no están exentas de contrapartidas. Los componentes de construcción utilizados pueden resultar efectivos a la hora de reducir el ruido, pero con frecuencia no resultan prácticos.
Los arquitectos que incluyen medidas de aislamiento sonoro en sus diseños suelen advertir de la poca flexibilidad que ofrecen los materiales modernos. Los factores que limitan la elección de un material incluyen el peso, su resistencia al fuego o los requisitos higiénicos que implica el diseño de cocinas o laboratorios de gran tamaño.
Además, hay que tener en cuenta la estética, pues a pocos agrada un muro de cemento construido a lo largo de una carretera. Científicos del Instituto Fraunhofer de Física de la Construcción de Alemania (IBP) trabajan para dar con soluciones innovadoras a estos problemas.
Componentes microperforados que absorben el sonido
“Uno de nuestros principales intereses pasa por el desarrollo de componentes constructivos microperforados. Esta tecnología es adecuada para cualquier tipo de material y permite construir silenciadores multifuncionales y atractivos con una gama amplia de aplicaciones”, ha explicado el profesor Philip Leistner, director en funciones del IBP y director de su Departamento de Acústica, en declaraciones recogidas por CORDIS.
Los silenciadores microperforados están compuestos de membranas o láminas que han sido microperforadas con una gran cantidad de agujeros o ranuras. Cuando las ondas de sonido en forma de moléculas de aire en oscilación impactan sobre la superficie de este material se genera fricción entre el aire en movimiento y el borde de las microperforaciones.
Esta pérdida de energía es la que permite que se absorba el sonido. El único prerrequisito es que se sitúe una cámara de aire tras las aberturas para que las moléculas puedan seguir oscilando una vez atraviesen el material, pues de otra forma se reflejarían. Las aberturas pueden taladrarse, perforarse o punzarse en función del material utilizado.
“Se trata principalmente de lograr una eficiencia de costes”, explica Leistner. “A la hora de garantizar la rentabilidad del proceso de fabricación es importante comprender que no todos los métodos son igual de idóneos para cada material”.
Silenciadores transparentes
El personal de Stuttgart y sus socios industriales ya colaboran en el desarrollo de una nueva generación de componentes acústicos para construcción listos para su comercialización. Esta tecnología implica que, por vez primera, será posible fabricar silenciadores transparentes y translúcidos.
Al montarse sobre fachadas o como barreras sonoras que aíslen las carreteras, estos materiales cumplirán su misión sin afear el paisaje, y además podrán integrarse de manera excelente en la arquitectura interna de los edificios. Además, gracias a los nuevos trabajos que se realizan en el IBP se crearán nuevos componentes silenciadores. El trabajo ahora se dedica a superficies elásticas compuestas por tubos situados uno al lado del otro con espacios microscópicos de separación entre ellos. “Es similar a contar con un cepillo en el que las cerdas están mejoradas con pequeñas prolongaciones pero con una densidad mucho mayor”, detalla el investigador.
Una superficie plegable con estas características permitiría incluso la limpieza de las microperforaciones y lograr que el material pudiese instalarse en espacios en los que la higiene es primordial. La tecnología de extrusión ha demostrado ser muy rentable para aplicaciones a gran escala, pues produce un perfil de superficie bidimensional con microrranuras, cámaras de aire y placa base mediante la aplicación de presión a materiales como el plástico o el aluminio a través de una boquilla con una forma determinada.
Del mismo modo que sucede con los perfiles de ventanas y fachadas, este sistema crea componentes listos y de una pieza que salen de la línea de producción como un material continuo. De este modo se evita la aplicación de procedimientos de montaje complicados que pueden resultar incluso más caros que el propio material.
“Uno de nuestros principales intereses pasa por el desarrollo de componentes constructivos microperforados. Esta tecnología es adecuada para cualquier tipo de material y permite construir silenciadores multifuncionales y atractivos con una gama amplia de aplicaciones”, ha explicado el profesor Philip Leistner, director en funciones del IBP y director de su Departamento de Acústica, en declaraciones recogidas por CORDIS.
Los silenciadores microperforados están compuestos de membranas o láminas que han sido microperforadas con una gran cantidad de agujeros o ranuras. Cuando las ondas de sonido en forma de moléculas de aire en oscilación impactan sobre la superficie de este material se genera fricción entre el aire en movimiento y el borde de las microperforaciones.
Esta pérdida de energía es la que permite que se absorba el sonido. El único prerrequisito es que se sitúe una cámara de aire tras las aberturas para que las moléculas puedan seguir oscilando una vez atraviesen el material, pues de otra forma se reflejarían. Las aberturas pueden taladrarse, perforarse o punzarse en función del material utilizado.
“Se trata principalmente de lograr una eficiencia de costes”, explica Leistner. “A la hora de garantizar la rentabilidad del proceso de fabricación es importante comprender que no todos los métodos son igual de idóneos para cada material”.
Silenciadores transparentes
El personal de Stuttgart y sus socios industriales ya colaboran en el desarrollo de una nueva generación de componentes acústicos para construcción listos para su comercialización. Esta tecnología implica que, por vez primera, será posible fabricar silenciadores transparentes y translúcidos.
Al montarse sobre fachadas o como barreras sonoras que aíslen las carreteras, estos materiales cumplirán su misión sin afear el paisaje, y además podrán integrarse de manera excelente en la arquitectura interna de los edificios. Además, gracias a los nuevos trabajos que se realizan en el IBP se crearán nuevos componentes silenciadores. El trabajo ahora se dedica a superficies elásticas compuestas por tubos situados uno al lado del otro con espacios microscópicos de separación entre ellos. “Es similar a contar con un cepillo en el que las cerdas están mejoradas con pequeñas prolongaciones pero con una densidad mucho mayor”, detalla el investigador.
Una superficie plegable con estas características permitiría incluso la limpieza de las microperforaciones y lograr que el material pudiese instalarse en espacios en los que la higiene es primordial. La tecnología de extrusión ha demostrado ser muy rentable para aplicaciones a gran escala, pues produce un perfil de superficie bidimensional con microrranuras, cámaras de aire y placa base mediante la aplicación de presión a materiales como el plástico o el aluminio a través de una boquilla con una forma determinada.
Del mismo modo que sucede con los perfiles de ventanas y fachadas, este sistema crea componentes listos y de una pieza que salen de la línea de producción como un material continuo. De este modo se evita la aplicación de procedimientos de montaje complicados que pueden resultar incluso más caros que el propio material.