El mundial de Brasil tiene lugar desde el 12 de junio al 13 de julio de 2014. Fuente: Wikimedia.org.
"Desde hace tiempo —exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto—, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos en el circo".
Esta frase, que corresponde a la Satira X del poeta romano Juvenal, tiene que ver con el desprecio que el autor muestra hacia los políticos romanos, que para ganar votos de los pobres les regalaban comida barata y entretenimiento. A esta forma de hacer política se la denominó "política de pan y circo", y se consideraba la forma más efectiva de subir al poder.
El Mundial de Brasil se está siguiendo con mucha expectación, tanto por ser uno de los eventos deportivos más importantes, como por celebrarse en un país abatido por manifestaciones y huelgas multitudinarias que comenzaron con la Copa Confederaciones de 2013.
Un país dividido por el Mundial
Internet y, sobre todo, el uso de las redes sociales a escala global hace que la ocultación e incluso la supresión de informaciones sobre la situación social y política de de un país, en este caso de Brasil, sea más complicada. Además, según la periodista de la Asamblea Legislativa de Ceará, Tarciana Campos, "Brasil no se diferencia de otros países capitalistas, es decir, cuando no hay evidencia directa de la pobreza de la población, los Gobiernos invierten dinero en la divulgación de informaciones sobre las obras y las acciones de los gestores".
Para el profesor en sociología por la Universidad Federal de Ceará (UFC), José Tiago de Queiróz, "Brasil está dividido entre aquellos que quieren un Mundial del mismo modo que quieren una fiesta, y aquellos que aprovechan esta ocasión de mayor visibilidad internacional para manifestarse".
Queiróz añade que: "los grandes eventos deportivos y los intereses políticos caminan juntos, ya que permiten al país que los alberga vender su imagen, lo que se ha llamado "maquillar la ciudad". Sin embargo, para Queiróz, "las manifestaciones contra la Copa en Brasil muestran un aumento de la capacidad crítica de una parcela de la población brasileña. Frases como 'Brasil no es un equipo' reflejan un avance en nuestra democracia".
Esta frase, que corresponde a la Satira X del poeta romano Juvenal, tiene que ver con el desprecio que el autor muestra hacia los políticos romanos, que para ganar votos de los pobres les regalaban comida barata y entretenimiento. A esta forma de hacer política se la denominó "política de pan y circo", y se consideraba la forma más efectiva de subir al poder.
El Mundial de Brasil se está siguiendo con mucha expectación, tanto por ser uno de los eventos deportivos más importantes, como por celebrarse en un país abatido por manifestaciones y huelgas multitudinarias que comenzaron con la Copa Confederaciones de 2013.
Un país dividido por el Mundial
Internet y, sobre todo, el uso de las redes sociales a escala global hace que la ocultación e incluso la supresión de informaciones sobre la situación social y política de de un país, en este caso de Brasil, sea más complicada. Además, según la periodista de la Asamblea Legislativa de Ceará, Tarciana Campos, "Brasil no se diferencia de otros países capitalistas, es decir, cuando no hay evidencia directa de la pobreza de la población, los Gobiernos invierten dinero en la divulgación de informaciones sobre las obras y las acciones de los gestores".
Para el profesor en sociología por la Universidad Federal de Ceará (UFC), José Tiago de Queiróz, "Brasil está dividido entre aquellos que quieren un Mundial del mismo modo que quieren una fiesta, y aquellos que aprovechan esta ocasión de mayor visibilidad internacional para manifestarse".
Queiróz añade que: "los grandes eventos deportivos y los intereses políticos caminan juntos, ya que permiten al país que los alberga vender su imagen, lo que se ha llamado "maquillar la ciudad". Sin embargo, para Queiróz, "las manifestaciones contra la Copa en Brasil muestran un aumento de la capacidad crítica de una parcela de la población brasileña. Frases como 'Brasil no es un equipo' reflejan un avance en nuestra democracia".
Brasil, sede de la Copa y de los Juegos Olímpicos
En el año 2007, Brasil vivía con el optimismo de ser uno de los países emergentes que no habían sucumbido a la crisis económica que sacudió Estados Unidos y Europa. El presidente de Brasil, que en aquella época era Lula da Silva, intentó por todos los medios que Brasil albergara tanto la Copa como las Olimpiadas. La población brasileña parecía cegada por el destacado prestigio que le fue concedido por la FIFA y el COI.
Según comenta José Tiago Queiróz a Tendencias 21: "la población brasileña parecía optimista con las promesas de mejora en la infraestructura de las ciudades que iban a ser sede, sin embargo, también había desconfianza porque se temía, por otra parte, que las prácticas habituales de corrupción impidiesen tales mejoras, y los eventos se forjasen como un canal de desvío de dinero".
En el momento en que a Brasil se le nominó para acoger el Mundial no hubo duda de que el volumen de gastos sería enorme. Según Queiróz: "la mayor parte de ese dinero ha ido a parar a la construcción de estadios. Por otro lado, cada vez se acentuaron más las críticas al alto coste de la Copa, en contraste con la mejora en la calidad de la educación, el transporte y la salud".
Inflación y gastos en educación, transporte y salud
La periodista Tarciana Campos comenta que el aumento de los precios en el país se da sobre todo en los alimentos y en la gasolina. Sin embargo, cree que no es posible establecer una relación directa entre el aumento de precios y la celebración del Mundial, ya que la inflación en el país latinoamericano estaba ya aumentado y sigue al alza.
En el caso de los gastos del Estado en los megaeventos, Jose Tiago Queiróz no los ve incompatibles con la mejora en la calidad de los servicios ofrecidos por la población. Para el profesor "la mala calidad en la salud, en la educación y en el transporte de Brasil no se justifica por la falta de dinero, sino por su mal uso".
En palabras del profesor en sociología de Brasil, el problema que hay en estos tres sectores es la carencia de un planteamiento a largo plazo. También sobran las medidas de emergencia provisionales, que insisten en tratar los síntomas de una gestión más bien ruin, y el hecho de tratar la propia ineficacia de la gestión como una dolencia.
José Tiago Queiróz pone como ejemplo una reforma para ampliar el aeropuerto de Fortaleza, y comenta como se contrató una empresa que fue declarada incompetente para la realización de la obra que se le encomendó. El resultado fue el gasto de millones para la construcción de una terminal provisional que pretendía atender el aumento del número de vuelos durante la Copa.
Infraestructuras sin terminar
Para la periodista brasileña, Tarciana Campos hubiese sido mejor construir menos estadios que haberlos dejado sin terminar. Además, Tarciana cree que la gestión de las inversiones podrían haberse llevado a cabo de manera más transparente: "debería haber habido más diálogo con la población en relación a las necesidades de demolición de casas".
Por otro lado, Queiróz menciona que las manifestaciones populares y las críticas al mundial han servido como un mecanismo de control para las injerencias del gobierno. Para Tiago "podíamos prever que muchas de las obras no iban a estar terminadas a tiempo, a pesar de haber dinero para construirlas, y la principal explicación para el atraso de las obras son indicios de la gran facturación de las obras, así como del desvío de dinero por medio de licitaciones fraudulentas".
Un proyecto de ley antiterrorista
La situación de descontento por parte de la población brasileña materializada en los altercados y en las manifestaciones multitudinarias,   ha hecho que el Gobierno ponga en marcha una serie de medidas, como un proyecto que define lo que serían los crímenes terroristas, y que enmarcaría las manifestaciones. El proyecto actualmente está en tramitaciones en el Senado.
Sin embargo, tal y como afirma Tarciana Campos, periodista de la Asamblea Legislativa de Ceará, no se está siguiendo de cerca la vía por la cual sigue el proyecto y es necesario comprobar un poco más las informaciones. Por otro lado, según Tarciana, es triste que haya procedimientos policiales que estén intentado reprimir las manifestaciones.
Según explica Queiróz, los derechos de reunión y de libertad de expresión son derechos constitucionales brasileños, por lo tanto, "esta ley acabará siendo declarada inconstitucional o inviable para el congreso".
Pero durante el Mundial está habiendo una alta presencia policial para frenar las manifestaciones contra la Copa, sobre todo cerca de las proximidades de los eventos. En los locales donde se concentran grandes multitudes, por ejemplo, señala Queiróz, "se están registrando las mochilas de los posibles manifestantes".
En el año 2007, Brasil vivía con el optimismo de ser uno de los países emergentes que no habían sucumbido a la crisis económica que sacudió Estados Unidos y Europa. El presidente de Brasil, que en aquella época era Lula da Silva, intentó por todos los medios que Brasil albergara tanto la Copa como las Olimpiadas. La población brasileña parecía cegada por el destacado prestigio que le fue concedido por la FIFA y el COI.
Según comenta José Tiago Queiróz a Tendencias 21: "la población brasileña parecía optimista con las promesas de mejora en la infraestructura de las ciudades que iban a ser sede, sin embargo, también había desconfianza porque se temía, por otra parte, que las prácticas habituales de corrupción impidiesen tales mejoras, y los eventos se forjasen como un canal de desvío de dinero".
En el momento en que a Brasil se le nominó para acoger el Mundial no hubo duda de que el volumen de gastos sería enorme. Según Queiróz: "la mayor parte de ese dinero ha ido a parar a la construcción de estadios. Por otro lado, cada vez se acentuaron más las críticas al alto coste de la Copa, en contraste con la mejora en la calidad de la educación, el transporte y la salud".
Inflación y gastos en educación, transporte y salud
La periodista Tarciana Campos comenta que el aumento de los precios en el país se da sobre todo en los alimentos y en la gasolina. Sin embargo, cree que no es posible establecer una relación directa entre el aumento de precios y la celebración del Mundial, ya que la inflación en el país latinoamericano estaba ya aumentado y sigue al alza.
En el caso de los gastos del Estado en los megaeventos, Jose Tiago Queiróz no los ve incompatibles con la mejora en la calidad de los servicios ofrecidos por la población. Para el profesor "la mala calidad en la salud, en la educación y en el transporte de Brasil no se justifica por la falta de dinero, sino por su mal uso".
En palabras del profesor en sociología de Brasil, el problema que hay en estos tres sectores es la carencia de un planteamiento a largo plazo. También sobran las medidas de emergencia provisionales, que insisten en tratar los síntomas de una gestión más bien ruin, y el hecho de tratar la propia ineficacia de la gestión como una dolencia.
José Tiago Queiróz pone como ejemplo una reforma para ampliar el aeropuerto de Fortaleza, y comenta como se contrató una empresa que fue declarada incompetente para la realización de la obra que se le encomendó. El resultado fue el gasto de millones para la construcción de una terminal provisional que pretendía atender el aumento del número de vuelos durante la Copa.
Infraestructuras sin terminar
Para la periodista brasileña, Tarciana Campos hubiese sido mejor construir menos estadios que haberlos dejado sin terminar. Además, Tarciana cree que la gestión de las inversiones podrían haberse llevado a cabo de manera más transparente: "debería haber habido más diálogo con la población en relación a las necesidades de demolición de casas".
Por otro lado, Queiróz menciona que las manifestaciones populares y las críticas al mundial han servido como un mecanismo de control para las injerencias del gobierno. Para Tiago "podíamos prever que muchas de las obras no iban a estar terminadas a tiempo, a pesar de haber dinero para construirlas, y la principal explicación para el atraso de las obras son indicios de la gran facturación de las obras, así como del desvío de dinero por medio de licitaciones fraudulentas".
Un proyecto de ley antiterrorista
La situación de descontento por parte de la población brasileña materializada en los altercados y en las manifestaciones multitudinarias,   ha hecho que el Gobierno ponga en marcha una serie de medidas, como un proyecto que define lo que serían los crímenes terroristas, y que enmarcaría las manifestaciones. El proyecto actualmente está en tramitaciones en el Senado.
Sin embargo, tal y como afirma Tarciana Campos, periodista de la Asamblea Legislativa de Ceará, no se está siguiendo de cerca la vía por la cual sigue el proyecto y es necesario comprobar un poco más las informaciones. Por otro lado, según Tarciana, es triste que haya procedimientos policiales que estén intentado reprimir las manifestaciones.
Según explica Queiróz, los derechos de reunión y de libertad de expresión son derechos constitucionales brasileños, por lo tanto, "esta ley acabará siendo declarada inconstitucional o inviable para el congreso".
Pero durante el Mundial está habiendo una alta presencia policial para frenar las manifestaciones contra la Copa, sobre todo cerca de las proximidades de los eventos. En los locales donde se concentran grandes multitudes, por ejemplo, señala Queiróz, "se están registrando las mochilas de los posibles manifestantes".
Mayor interés por cuestiones políticas y sociales
Para Tarciana Campos, desde la Copa de las Confederaciones, el pensamiento crítico ha tomado fuerza en la población brasileña. La realización de ese evento, con todos sus problemas, consiguió acelerar un proceso que amplió la conciencia popular y aumentó el interés por las cuestiones políticas y sociales de los brasileños. Para la periodista, "el beneficio de la Copa es mezclar aquí, en Brasil, los pueblos, las culturas, los problemas y las soluciones, tristezas y alegrías. Como es la vida".
Por su parte, Queiróz cree a este respecto que las manifestaciones populares, las críticas al Gobierno y a los megaeventos reflejan una madurez política del pueblo brasileño. Dice Queiróz que lo ocurrido en Brasil es "un modelo que podrá ser replicado allí donde quiera que haya un megaevento como este o similar, y que vaya acompañado de expropiación de casas sin una indemnización justa, criminalización de los movimientos populares legítimos o de cualquier otra violación de derechos humanos. Los jóvenes lanzan muchas críticas a las que ellos han designado como "Ley de la FIFA", y muchas de ellas están justificadas".
Para Tarciana Campos, desde la Copa de las Confederaciones, el pensamiento crítico ha tomado fuerza en la población brasileña. La realización de ese evento, con todos sus problemas, consiguió acelerar un proceso que amplió la conciencia popular y aumentó el interés por las cuestiones políticas y sociales de los brasileños. Para la periodista, "el beneficio de la Copa es mezclar aquí, en Brasil, los pueblos, las culturas, los problemas y las soluciones, tristezas y alegrías. Como es la vida".
Por su parte, Queiróz cree a este respecto que las manifestaciones populares, las críticas al Gobierno y a los megaeventos reflejan una madurez política del pueblo brasileño. Dice Queiróz que lo ocurrido en Brasil es "un modelo que podrá ser replicado allí donde quiera que haya un megaevento como este o similar, y que vaya acompañado de expropiación de casas sin una indemnización justa, criminalización de los movimientos populares legítimos o de cualquier otra violación de derechos humanos. Los jóvenes lanzan muchas críticas a las que ellos han designado como "Ley de la FIFA", y muchas de ellas están justificadas".