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Los satélites se convierten en grandes aliados de los árboles

Impulsan una gestión forestal hiperinformada, con datos procedentes del espacio


La información procedente de los satélites se está convirtiendo en una valiosa herramienta de gestión y protección de los bosques. La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene en marcha varios proyectos en esta dirección, que se implementan ya en el Reino Unido. También satélites de la NASA o de Japón han ayudado a conservar y a tratar adecuadamente la masa forestal de la Tierra. Por Marta Lorenzo.


Marta Lorenzo
22/10/2014

Imagen: kelly marken. Fuente: PhotoXpress.
Imagen: kelly marken. Fuente: PhotoXpress.
Aunque muy alejados de la superficie terrestre y, por ende, de los bosques, los satélites de comunicaciones están ayudando a proteger a los árboles, al propiciar –gracias a la información que generan- un uso más eficiente de los bosques.

Esto es lo que afirma la Agencia Espacial Europea (ESA) que, en un comunicado, señala que los satélites mapean los bosques, envían instrucciones a los madereros, hacen seguimientos de los mecanismos de cosecha de árboles y coordinan el transporte de madera, todo ello casi a tiempo real.

Una ayuda para el trabajo

Un ejemplo de esta actividad que relaciona a los satélites con los bosques lo constituye la compañía Treemetrics de Irlanda, respaldada por la ESA. Esta empresa ha desarrollado un dispositivo que hace un uso combinado de los satélites, las comunicaciones terrestres y el GPS.

El dispositivo proporciona información detallada, en forma de mapas, que indica al conductor de máquinas cosechadoras qué árboles deben ser talados y cómo se debe cortar su madera.

Al mismo tiempo, el sistema envía las informaciones sobre el trabajo de los cosechadores y su ubicación vía satélite, a la web central del sistema. A través de esta, otros conductores, desde sus propios vehículos, pueden consultar dicha información para ayudarse a encontrar troncos apilados en lugares específicos para su traslado a los aserraderos.

Pero aquí no acaba todo: los propios encargados de los aserraderos pueden informar a los operadores del tipo de madera actualmente en demanda, en función del suministro entrante.

También protección de los bosques

Por otra parte, Treemetrics trabaja actualmente, en el marco del programa ARTES de la ESA, en el desarrollo de una aplicación basada en web que utiliza datos de navegación por satélite y de observación de la Tierra para proporcionar información vital sobre la salud de las zonas boscosas.

Esta información ayuda a los gestores de los bosques a identificar las zonas más adecuadas para la explotación forestal. La Asociación de Agricultores Irlandeses comercializará conjuntamente este enfoque entre sus miembros bajo el nombre de 'iForest'; y la mayor empresa forestal privada de Irlanda, Green Belt, ha anunciado sus planes de implementarlo a nivel nacional para sus clientes.

Asimismo, la empresa forestal irlandesa Coillte está en conversaciones para iniciar un despliegue pre-comercial de la aplicación, en un área de prueba, para finales de este año. También se está introduciendo en el Reino Unido para transmitir información a algunas de las mayores empresas forestales.

Más ayuda de los satélites

En general, las imágenes de los satélites son una herramienta fundamental para el control de los bosques, pues ayudan a establecer estados previos de las zonas boscosas para analizar su degradación y a gestionar el uso de los suelos, entre otras actividades.

También ayudan a controlar el ciclo del carbono. Por ejemplo, con ellos, en 2010, la NASA confeccionó el primer mapa global de la altura de los bosques del mundo, destinado a estimar el carbono almacenado en las masas forestales y a calcular la velocidad de dicho ciclo. El mapa determinó asimismo que los árboles más altos del mundo están en América del Norte y Noroeste del Pacífico, y en algunas regiones del sudeste asiático.

En 2007, un radar a bordo del satélite japonés Alos permitió conformar el primer mosaico sin cortes, a gran escala y en alta resolución, de una zona de la cuenca del río Amazonas de 400.000 kilómetros cuadrados.

Con estas imágenes fue posible apreciar con toda exactitud la pérdida de masas boscosas en relación con la expansión de la agricultura, y mejorar las ayudas a las zonas afectadas por la deforestación.



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