Los refugiados se enfrentan a un riesgo sustancialmente mayor de padecer trastornos psicóticos (trastornos mentales graves), como la esquizofrenia, en comparación con los migrantes que no son refugiados, procedentes de las mismas regiones de origen, ha revelado un estudio publicado en el British Medical Journal.
En los últimos años, las crisis humanitarias en Europa, Oriente Medio, África del Norte y Asia central han dado lugar a más desplazados, solicitantes de asilo y refugiados en el mundo que en cualquier otro momento previo desde la Segunda Guerra Mundial.
Ya se sabía que los refugiados tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, como trastorno por estrés postraumático (TEPT) u otros trastornos mentales comunes, en comparación con los migrantes que no son refugiados, pero hasta ahora se sabía poco acerca de su riesgo de padecer psicosis.
Por eso, un equipo de investigadores del Instituto Karolinska de Suecia y del University College de Londres (UCL) ha llevado a cabo un estudio para determinar el riesgo de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos no afectivos entre los refugiados, en comparación con los migrantes que no son refugiados, y la población sueca general.
El sufrimiento en números
Para ello, los científicos utilizaron datos nacionales de 1,3 millones de suecos, y de diagnósticos de trastornos psicóticos no afectivos entre la población. En términos per cápita, Suecia ha concedido más solicitudes de refugiados que cualquier otro país de altos ingresos y, en 2011, en el país los refugiados constituían el 12% de la población total de inmigrantes.
La cohorte incluyó a personas nacidas de padres de origen sueco, refugiados y migrantes no refugiados, procedentes de las cuatro principales regiones de refugiados actuales: Medio Oriente y África del Norte, África Subsahariana, Asia, Europa del Este y Rusia.
Los resultados mostraron 3.704 casos de trastornos psicóticos no afectivos entre los 8,9 millones de personas a las que se hizo seguimiento. Los refugiados a los que se les concedió asilo tenían como promedio un 66% más de probabilidades de desarrollar esquizofrenia u otro trastorno psicótico no afectivo que los inmigrantes no refugiados. Además, eran hasta 3,6 veces más propensos a padecer estos trastornos que la población de origen sueco.
Las tasas de incidencia de psicosis no afectivas fueron de 385 por millón en los nacidos en Suecia, 804 por millón entre los migrantes no refugiados, y de1.264 por millón de refugiados.
Esta tasa de incidencia aumentada entre los refugiados resultó significativa para todas las áreas de origen de estas personas, excepto para el África subsahariana, que presentaba tasas elevadas en el caso de todos los migrantes, en relación con la población de origen sueco.
Una posible explicación a este punto sería "que una mayor proporción de inmigrantes del África subsahariana habría sido expuesta a adversidades psicosociales nocivas antes de su emigración, con independencia de la condición de refugiado", sugieren los autores del estudio. Como alternativa, también es posible que los "factores post-migratorios, como la discriminación, el racismo y la exclusión social" también puedan explicar estas tasas elevadas.
Según los autores del estudio, "nuestros resultados son consistentes con la hipótesis de que el aumento del riesgo de trastornos psicóticos no afectivos entre los inmigrantes se debe a una mayor frecuencia de exposición a la adversidad social antes de la migración, incluyendo los efectos de la guerra, la violencia, o la persecución".
Añaden que estos hallazgos enfatizan "la necesidad de tener en cuenta los primeros signos y síntomas de psicosis en poblaciones de refugiados, como parte de la respuesta de los servicios de salud mental clínica a las actuales crisis humanitarias del mundo".
En un editorial vinculado a este artículo, Cornelius Katona, director médico de la Fundación Helen Bamber del Reino Unido (especializada en la atención a supervivientes de situaciones que violan los derechos humanos), escribe que, en consecuencia, debe haber una combinación de vigilancia clínica, reconocimiento de los factores de vulnerabilidad, y sobre todo, "debe existir la determinación de minimizar los efectos agravantes de las experiencias posteriores a la migración".
En los últimos años, las crisis humanitarias en Europa, Oriente Medio, África del Norte y Asia central han dado lugar a más desplazados, solicitantes de asilo y refugiados en el mundo que en cualquier otro momento previo desde la Segunda Guerra Mundial.
Ya se sabía que los refugiados tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, como trastorno por estrés postraumático (TEPT) u otros trastornos mentales comunes, en comparación con los migrantes que no son refugiados, pero hasta ahora se sabía poco acerca de su riesgo de padecer psicosis.
Por eso, un equipo de investigadores del Instituto Karolinska de Suecia y del University College de Londres (UCL) ha llevado a cabo un estudio para determinar el riesgo de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos no afectivos entre los refugiados, en comparación con los migrantes que no son refugiados, y la población sueca general.
El sufrimiento en números
Para ello, los científicos utilizaron datos nacionales de 1,3 millones de suecos, y de diagnósticos de trastornos psicóticos no afectivos entre la población. En términos per cápita, Suecia ha concedido más solicitudes de refugiados que cualquier otro país de altos ingresos y, en 2011, en el país los refugiados constituían el 12% de la población total de inmigrantes.
La cohorte incluyó a personas nacidas de padres de origen sueco, refugiados y migrantes no refugiados, procedentes de las cuatro principales regiones de refugiados actuales: Medio Oriente y África del Norte, África Subsahariana, Asia, Europa del Este y Rusia.
Los resultados mostraron 3.704 casos de trastornos psicóticos no afectivos entre los 8,9 millones de personas a las que se hizo seguimiento. Los refugiados a los que se les concedió asilo tenían como promedio un 66% más de probabilidades de desarrollar esquizofrenia u otro trastorno psicótico no afectivo que los inmigrantes no refugiados. Además, eran hasta 3,6 veces más propensos a padecer estos trastornos que la población de origen sueco.
Las tasas de incidencia de psicosis no afectivas fueron de 385 por millón en los nacidos en Suecia, 804 por millón entre los migrantes no refugiados, y de1.264 por millón de refugiados.
Esta tasa de incidencia aumentada entre los refugiados resultó significativa para todas las áreas de origen de estas personas, excepto para el África subsahariana, que presentaba tasas elevadas en el caso de todos los migrantes, en relación con la población de origen sueco.
Una posible explicación a este punto sería "que una mayor proporción de inmigrantes del África subsahariana habría sido expuesta a adversidades psicosociales nocivas antes de su emigración, con independencia de la condición de refugiado", sugieren los autores del estudio. Como alternativa, también es posible que los "factores post-migratorios, como la discriminación, el racismo y la exclusión social" también puedan explicar estas tasas elevadas.
Según los autores del estudio, "nuestros resultados son consistentes con la hipótesis de que el aumento del riesgo de trastornos psicóticos no afectivos entre los inmigrantes se debe a una mayor frecuencia de exposición a la adversidad social antes de la migración, incluyendo los efectos de la guerra, la violencia, o la persecución".
Añaden que estos hallazgos enfatizan "la necesidad de tener en cuenta los primeros signos y síntomas de psicosis en poblaciones de refugiados, como parte de la respuesta de los servicios de salud mental clínica a las actuales crisis humanitarias del mundo".
En un editorial vinculado a este artículo, Cornelius Katona, director médico de la Fundación Helen Bamber del Reino Unido (especializada en la atención a supervivientes de situaciones que violan los derechos humanos), escribe que, en consecuencia, debe haber una combinación de vigilancia clínica, reconocimiento de los factores de vulnerabilidad, y sobre todo, "debe existir la determinación de minimizar los efectos agravantes de las experiencias posteriores a la migración".
Lo contrario de lo que pretende la UE
Desgraciadamente, en la UE no se están teniendo en cuenta estos ni otros de los efectos que la crisis de refugiados actual está provocando o puede provocar en la población migrante.
Según denuncia Amnistía Internacional, desde enero de 2015, más de 411.000 personas, la mayoría de ellas refugiados, se han embarcado en peligrosas travesías en búsqueda de seguridad en Europa. Más de 2.900 han muerto en el intento. Por desgracia, sus dificultades no cesan cuando logran alcanzar su destino.
De los 411.000 refugiados llegados en los últimos meses a Europa, y a pesar de que en septiembre se acordó reubicar 160.000 desde Grecia e Italia al resto de socios el pasado mes de septiembre, solo han sido traslados 937.
Además, hoy se da comienzo en Bruselas una cumbre europea en la que los Estados miembros discutirán un pacto que podría abrir la puerta a las devoluciones masivas de refugiados desde Grecia hacia Turquía a pesar de que, a nivel jurídico, un acuerdo semejante no es sostenible (lo decretan los artículos 35 y 38 de la Directiva comunitaria sobre los procedimientos de asilo, el artículo 19 de la Carta Europea de Derechos Fundamentales y la Convención de Ginebra).
Cinco países de la UE se han mostrado en desacuerdo con este pacto (Francia, España, Chipre, Bulgaria y Hungría), al igual que la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, u organizaciones no gubernamentales.
Parte de la ciudadanía europea también se ha mostrado en contra, con manifestaciones o movilizaciones como la promovida por Amnistía Internacional, que ha hecho llegar a las autoridades de la Unión Europea más de 280.000 firmas recogidas en toda Europa (más de 75.000 han sido recogidas en España y dirigidas a la Vicepresidenta del Gobierno y al Ministro de Interior para que se proporcione una respuesta coordinada y efectiva a esta crisis).
Los traumas: primera causa de la psicosis
En los países sin guerra ni necesidad de huir por peligro de muerte inminente, la psicosis se ha relacionado con el padecimiento de abusos físicos o sexuales durante la infancia o en la edad adulta.
Se ha calculado que dos tercios de los pacientes que sufren esquizofrenia han padecido este tipo de situaciones. Este hecho, señalan los expertos, sugiere que los traumas constituyen la primera causa de aparición de la psicosis, y que es necesario potenciar los programas de prevención de abusos y de malos tratos. Ojalá la UE lo tenga en cuenta.
Desgraciadamente, en la UE no se están teniendo en cuenta estos ni otros de los efectos que la crisis de refugiados actual está provocando o puede provocar en la población migrante.
Según denuncia Amnistía Internacional, desde enero de 2015, más de 411.000 personas, la mayoría de ellas refugiados, se han embarcado en peligrosas travesías en búsqueda de seguridad en Europa. Más de 2.900 han muerto en el intento. Por desgracia, sus dificultades no cesan cuando logran alcanzar su destino.
De los 411.000 refugiados llegados en los últimos meses a Europa, y a pesar de que en septiembre se acordó reubicar 160.000 desde Grecia e Italia al resto de socios el pasado mes de septiembre, solo han sido traslados 937.
Además, hoy se da comienzo en Bruselas una cumbre europea en la que los Estados miembros discutirán un pacto que podría abrir la puerta a las devoluciones masivas de refugiados desde Grecia hacia Turquía a pesar de que, a nivel jurídico, un acuerdo semejante no es sostenible (lo decretan los artículos 35 y 38 de la Directiva comunitaria sobre los procedimientos de asilo, el artículo 19 de la Carta Europea de Derechos Fundamentales y la Convención de Ginebra).
Cinco países de la UE se han mostrado en desacuerdo con este pacto (Francia, España, Chipre, Bulgaria y Hungría), al igual que la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, u organizaciones no gubernamentales.
Parte de la ciudadanía europea también se ha mostrado en contra, con manifestaciones o movilizaciones como la promovida por Amnistía Internacional, que ha hecho llegar a las autoridades de la Unión Europea más de 280.000 firmas recogidas en toda Europa (más de 75.000 han sido recogidas en España y dirigidas a la Vicepresidenta del Gobierno y al Ministro de Interior para que se proporcione una respuesta coordinada y efectiva a esta crisis).
Los traumas: primera causa de la psicosis
En los países sin guerra ni necesidad de huir por peligro de muerte inminente, la psicosis se ha relacionado con el padecimiento de abusos físicos o sexuales durante la infancia o en la edad adulta.
Se ha calculado que dos tercios de los pacientes que sufren esquizofrenia han padecido este tipo de situaciones. Este hecho, señalan los expertos, sugiere que los traumas constituyen la primera causa de aparición de la psicosis, y que es necesario potenciar los programas de prevención de abusos y de malos tratos. Ojalá la UE lo tenga en cuenta.
Referencia bibliográfica:
Anna-Clara Hollander, Henrik Dal, Glyn Lewis, Cecilia Magnusson, James B Kirkbride, Sir Henry Dale, Christina Dalman. Refugees have a substantially higher risk of psychotic disorders. British Medical Journal (2016). DOI: 10.1136/bmj.i1030.
Anna-Clara Hollander, Henrik Dal, Glyn Lewis, Cecilia Magnusson, James B Kirkbride, Sir Henry Dale, Christina Dalman. Refugees have a substantially higher risk of psychotic disorders. British Medical Journal (2016). DOI: 10.1136/bmj.i1030.