Los primeros agricultores del archipiélago de las islas Fidji fueron hormigas: Durante millones de años, una especie de hormigas en las islas ha nutrido plantas epífitas, que les proporcionan lugares de anidación.
Además, esta interacción es vital para la supervivencia de plantas y hormigas, según un estudio publicado en Nature Plants del que informa la Universidad de Munich (LMU) en un comunicado.
Al reconstruir la historia evolutiva de estas relaciones, los investigadores de LMU han constatado que las hormigas comenzaron a cultivar activamente a estas plantas hace al menos tres millones de años, mucho antes de que los seres humanos en el Próximo Oriente tuvieran la misma idea.
Egipto e India fueron los sitios de la primera siembra y cosecha hidráulica de plantas que habían sido recogidas previamente en la naturaleza por parte de los seres humanos, que tuvo lugar hace ahora unos 8.000 años.
El género squamellaria se compone de especies epifitas que crecen en árboles. Las diminutas hormigas comienzan sus carreras como jardineros mediante la recopilación de las semillas de la especie squamellaria, a la que han llegado a adaptarse.
Los insectos entonces "plantan" las semillas de estas plantas en los huecos que aparecen en la corteza del árbol huésped, donde luego germinan.
Las plantas colonizan tres o cuatro especies de árboles, que también son atractivos para las hormigas, ya sea porque producen néctar fácilmente accesible, o porque su corteza es particularmente blanda, de modo que las hormigas pueden ensanchar fácilmente las grietas que forman en sus troncos, explican los investigadores.
La planta squamellaria se adapta entonces a este nicho y a continuación las hormigas la fertilizan con sus excrementos.
Cuando la planta crece, forma una red de galerías dentro del árbol que las hormigas utilizan para formar grandes colonias. Unas cámaras las utilizan para depositar sus heces y otras para sus larvas.
Además, esta interacción es vital para la supervivencia de plantas y hormigas, según un estudio publicado en Nature Plants del que informa la Universidad de Munich (LMU) en un comunicado.
Al reconstruir la historia evolutiva de estas relaciones, los investigadores de LMU han constatado que las hormigas comenzaron a cultivar activamente a estas plantas hace al menos tres millones de años, mucho antes de que los seres humanos en el Próximo Oriente tuvieran la misma idea.
Egipto e India fueron los sitios de la primera siembra y cosecha hidráulica de plantas que habían sido recogidas previamente en la naturaleza por parte de los seres humanos, que tuvo lugar hace ahora unos 8.000 años.
El género squamellaria se compone de especies epifitas que crecen en árboles. Las diminutas hormigas comienzan sus carreras como jardineros mediante la recopilación de las semillas de la especie squamellaria, a la que han llegado a adaptarse.
Los insectos entonces "plantan" las semillas de estas plantas en los huecos que aparecen en la corteza del árbol huésped, donde luego germinan.
Las plantas colonizan tres o cuatro especies de árboles, que también son atractivos para las hormigas, ya sea porque producen néctar fácilmente accesible, o porque su corteza es particularmente blanda, de modo que las hormigas pueden ensanchar fácilmente las grietas que forman en sus troncos, explican los investigadores.
La planta squamellaria se adapta entonces a este nicho y a continuación las hormigas la fertilizan con sus excrementos.
Cuando la planta crece, forma una red de galerías dentro del árbol que las hormigas utilizan para formar grandes colonias. Unas cámaras las utilizan para depositar sus heces y otras para sus larvas.
Simbiosis vital
Este proceso es fundamental también para la planta squamellaria, ya que al no poder acceder a la tierra para obtener nutrientes, las hormigas se los facilitan mediante sus heces fertilizantes.
Es un proceso que crece provocando que decenas de colonias de esta planta, conectadas entre sí por carreteras de hormigas, se encuentren en el mismo árbol. Todos los individuos de la colonia proceden de una sola reina, cuyo nido se encuentra en el centro del sistema creado por la simbiosis entre plantas y hormigas.
A diferencia de otros casos de simbiosis entre plantas y hormigas, la interacción entre squamellaria y Philidris nagasau se ha vuelto tan especializado que ninguno de los dos puede sobrevivir por sí mismo, precisan los investigadores.
Los investigadores de LMU fueron capaces de datar los inicios de las simbiosis de plantas de hormigas y los resultados indican que la relación entre Philidris y squamellaria comenzó hace unos 3 millones de años, probablemente como resultado de la evolución de las adaptaciones recíprocamente beneficiosas.
Las hormigas, presumiblemente, "descubrieron" la manera de promover el crecimiento y la propagación de sus anfitriones sólo después de que la planta squamellaria hubiera adoptado el estilo de vida epífita.
Ya se sabía que algunas hormigas eran capaces de cultivar champiñones para alimentarse, pero es la primera vez que un estudio demuestra que estos insectos cultivan también plantas, según los investigadores.
Este proceso es fundamental también para la planta squamellaria, ya que al no poder acceder a la tierra para obtener nutrientes, las hormigas se los facilitan mediante sus heces fertilizantes.
Es un proceso que crece provocando que decenas de colonias de esta planta, conectadas entre sí por carreteras de hormigas, se encuentren en el mismo árbol. Todos los individuos de la colonia proceden de una sola reina, cuyo nido se encuentra en el centro del sistema creado por la simbiosis entre plantas y hormigas.
A diferencia de otros casos de simbiosis entre plantas y hormigas, la interacción entre squamellaria y Philidris nagasau se ha vuelto tan especializado que ninguno de los dos puede sobrevivir por sí mismo, precisan los investigadores.
Los investigadores de LMU fueron capaces de datar los inicios de las simbiosis de plantas de hormigas y los resultados indican que la relación entre Philidris y squamellaria comenzó hace unos 3 millones de años, probablemente como resultado de la evolución de las adaptaciones recíprocamente beneficiosas.
Las hormigas, presumiblemente, "descubrieron" la manera de promover el crecimiento y la propagación de sus anfitriones sólo después de que la planta squamellaria hubiera adoptado el estilo de vida epífita.
Ya se sabía que algunas hormigas eran capaces de cultivar champiñones para alimentarse, pero es la primera vez que un estudio demuestra que estos insectos cultivan también plantas, según los investigadores.
Referencia
Obligate plant farming by a specialized ant. Nature Plants. Article number: 16181 (2016). doi:10.1038/nplants.2016.181
Obligate plant farming by a specialized ant. Nature Plants. Article number: 16181 (2016). doi:10.1038/nplants.2016.181