Los niños bilingües son más capaces de adaptarse a los cambios en las reglas. Imagen: bethL. Fuente: Pixabay.
Se estima que la mitad de la población mundial habla dos o más idiomas. Pero ¿existen beneficios ocultos en ser bilingüe? Una investigación de la Universidad Concordia (Montreal, Canadá) revela un nuevo beneficio visible en las habilidades para resolver problemas de los niños pequeños.
Los resultados de un estudio publicado recientemente por la revista Journal of Experimental Child Psychology muestran que los niños bilingües son mejores que los monolingües en un cierto tipo de control mental, y que los niños con más práctica cambiando entre las lenguas tienen aún mayores habilidades.
Los bilingües pueden estar agradecidos a la tarea, a veces ardua, de cambiar de un idioma a otro. "Este cambio se hace más frecuente a medida que los niños crecen y a medida que aumenta el volumen de vocabulario", dice Diane Poulin-Dubois, profesora del Departamento de Psicología de Concordia y autora principal del estudio, en la nota de prensa de la universidad.
"El rendimiento superior en tareas conflictivas parece ser debido a que los bilingües tienen una flexibilidad cognitiva y unas capacidades de atención reforzadas, gracias a su experiencia en el cambio entre idiomas."
Poulin-Dubois y Cristina Crivello, estudiante de posgrado en el Centro de Concordia para la Investigación en el Desarrollo Humano (CRDH), dirigieron a un grupo de investigadores en una investigación longitudinal, que comparó a los niños bilingües con sus pares monolingües, siguiendo a los bebés a medida que tenían mayores vocabularios en cada una de sus dos lenguas.
Estudio
Los investigadores evaluaron los vocabularios de 39 niños bilingües y 43 monolingües cuando tenían 24 meses, y luego de nuevo a los 31 meses. Durante la segunda evaluación, los investigadores también hicieron que los jóvenes participantes realizaran una serie de tareas para poner a prueba su flexibilidad cognitiva y habilidades de memoria.
"En su mayor parte, no hubo diferencias entre los niños bilingües y monolingües", dice Poulin-Dubois, que también pertenece a CRDH. "Pero eso cambiaba drásticamente cuando se trataba de la prueba de inhibición de conflicto y las diferencias eran especialmente evidentes en los niños bilingües cuyo vocabulario había aumentado más."
En este caso, la inhibición de conflicto se refiere al proceso mental de hacer caso omiso a una regla bien aprendida a la que normalmente prestarían atención.
Para evaluar las capacidades de los niños pequeños en este ámbito, Crivello, que llevó a cabo la investigación como parte de su tesis de máster y es la primera autora del estudio, realizó dos pruebas:
1. Categorización inversa: a los participantes se les dijo que pusieran un conjunto de pequeños bloques en un cubo pequeño y bloques grandes en un cubo grande. A continuación, las instrucciones cambiaron: los bloques grandes al cubo pequeño y los en el al grande.
2. Conflicto de formas: a los participantes se les mostraron fotografías de frutas de diferentes tamaños y se les pidió que las nombraran. A continuación, se les mostró una nueva serie de imágenes, con una fruta pequeña incrustada dentro de una grande. Se pidió a los niños pequeños que apuntaran a la fruta pequeña.
No fue una sorpresa para los investigadores que los niños bilingües realizaran significativamente mejor estas tareas de inhibición de conflicto que sus contrapartes monolingües.
Los resultados de un estudio publicado recientemente por la revista Journal of Experimental Child Psychology muestran que los niños bilingües son mejores que los monolingües en un cierto tipo de control mental, y que los niños con más práctica cambiando entre las lenguas tienen aún mayores habilidades.
Los bilingües pueden estar agradecidos a la tarea, a veces ardua, de cambiar de un idioma a otro. "Este cambio se hace más frecuente a medida que los niños crecen y a medida que aumenta el volumen de vocabulario", dice Diane Poulin-Dubois, profesora del Departamento de Psicología de Concordia y autora principal del estudio, en la nota de prensa de la universidad.
"El rendimiento superior en tareas conflictivas parece ser debido a que los bilingües tienen una flexibilidad cognitiva y unas capacidades de atención reforzadas, gracias a su experiencia en el cambio entre idiomas."
Poulin-Dubois y Cristina Crivello, estudiante de posgrado en el Centro de Concordia para la Investigación en el Desarrollo Humano (CRDH), dirigieron a un grupo de investigadores en una investigación longitudinal, que comparó a los niños bilingües con sus pares monolingües, siguiendo a los bebés a medida que tenían mayores vocabularios en cada una de sus dos lenguas.
Estudio
Los investigadores evaluaron los vocabularios de 39 niños bilingües y 43 monolingües cuando tenían 24 meses, y luego de nuevo a los 31 meses. Durante la segunda evaluación, los investigadores también hicieron que los jóvenes participantes realizaran una serie de tareas para poner a prueba su flexibilidad cognitiva y habilidades de memoria.
"En su mayor parte, no hubo diferencias entre los niños bilingües y monolingües", dice Poulin-Dubois, que también pertenece a CRDH. "Pero eso cambiaba drásticamente cuando se trataba de la prueba de inhibición de conflicto y las diferencias eran especialmente evidentes en los niños bilingües cuyo vocabulario había aumentado más."
En este caso, la inhibición de conflicto se refiere al proceso mental de hacer caso omiso a una regla bien aprendida a la que normalmente prestarían atención.
Para evaluar las capacidades de los niños pequeños en este ámbito, Crivello, que llevó a cabo la investigación como parte de su tesis de máster y es la primera autora del estudio, realizó dos pruebas:
1. Categorización inversa: a los participantes se les dijo que pusieran un conjunto de pequeños bloques en un cubo pequeño y bloques grandes en un cubo grande. A continuación, las instrucciones cambiaron: los bloques grandes al cubo pequeño y los en el al grande.
2. Conflicto de formas: a los participantes se les mostraron fotografías de frutas de diferentes tamaños y se les pidió que las nombraran. A continuación, se les mostró una nueva serie de imágenes, con una fruta pequeña incrustada dentro de una grande. Se pidió a los niños pequeños que apuntaran a la fruta pequeña.
No fue una sorpresa para los investigadores que los niños bilingües realizaran significativamente mejor estas tareas de inhibición de conflicto que sus contrapartes monolingües.
Conflictos
"El cambio de idioma está detrás de la ventaja de los bilingües en las tareas de conflicto", dice Crivello.
"En la inhibición de conflicto, el niño tiene que pasar por alto ciertos datos. El tamaño de un bloque respecto a un cubo, o el hecho de que una fruta esté dentro de otra reflejan la experiencia de tener que cambiar entre idiomas: usar un segundo idioma, aunque la palabra del primero pueda ser más fácilmente accesible".
La característica única de este estudio fue el hallazgo de que cuanto más conmutaban de lenguas los pequeños, más les beneficiaba. Dentro del grupo bilingüe, los que conocían un mayor número de "dobletes" -pares de palabras en ambos idiomas, como perro / chien (francés)- realizaban aún mejor las tareas de inhibición de conflicto.
"Al final del tercer año de vida, el niño bilingüe promedio utiliza dos palabras para la mayoría de los conceptos de su vocabulario, por lo que los niños bilingües jóvenes van adquiriendo más experiencia al cambiar de idioma," dice Poulin-Dubois.
En la investigación participaron también científicos de la Universidad Estatal de San Diego (EE.UU.) y de la Universidad de Ginebra (Suiza).
En un estudio anterior, publicado hace un año, ya se evidenció que los bilingües son más flexibles a nivel cognitivo. Científicos de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona señalaron que los monolingües presentan un uso más eficiente de las áreas cerebrales típicas del lenguaje, mientras que los bilingües tempranos, al pasarse todo el día cambiando de idioma, tienen más entrenadas las funciones ejecutivas que sirven para adaptarse a tareas diversas, lo que les aporta beneficios a largo plazo.
"El cambio de idioma está detrás de la ventaja de los bilingües en las tareas de conflicto", dice Crivello.
"En la inhibición de conflicto, el niño tiene que pasar por alto ciertos datos. El tamaño de un bloque respecto a un cubo, o el hecho de que una fruta esté dentro de otra reflejan la experiencia de tener que cambiar entre idiomas: usar un segundo idioma, aunque la palabra del primero pueda ser más fácilmente accesible".
La característica única de este estudio fue el hallazgo de que cuanto más conmutaban de lenguas los pequeños, más les beneficiaba. Dentro del grupo bilingüe, los que conocían un mayor número de "dobletes" -pares de palabras en ambos idiomas, como perro / chien (francés)- realizaban aún mejor las tareas de inhibición de conflicto.
"Al final del tercer año de vida, el niño bilingüe promedio utiliza dos palabras para la mayoría de los conceptos de su vocabulario, por lo que los niños bilingües jóvenes van adquiriendo más experiencia al cambiar de idioma," dice Poulin-Dubois.
En la investigación participaron también científicos de la Universidad Estatal de San Diego (EE.UU.) y de la Universidad de Ginebra (Suiza).
En un estudio anterior, publicado hace un año, ya se evidenció que los bilingües son más flexibles a nivel cognitivo. Científicos de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona señalaron que los monolingües presentan un uso más eficiente de las áreas cerebrales típicas del lenguaje, mientras que los bilingües tempranos, al pasarse todo el día cambiando de idioma, tienen más entrenadas las funciones ejecutivas que sirven para adaptarse a tareas diversas, lo que les aporta beneficios a largo plazo.
Referencia bibliográfica:
Cristina Crivello, Olivia Kuzyk, Monyka Rodrigues, Margaret Friend, Pascal Zesiger, Diane Poulin-Dubois: The effects of bilingual growth on toddlers’ executive function. Journal of Experimental Child Psychology (2016). DOI: 10.1016/j.jecp.2015.08.004.
Cristina Crivello, Olivia Kuzyk, Monyka Rodrigues, Margaret Friend, Pascal Zesiger, Diane Poulin-Dubois: The effects of bilingual growth on toddlers’ executive function. Journal of Experimental Child Psychology (2016). DOI: 10.1016/j.jecp.2015.08.004.