Una mentira es una falsa declaración realizada por alguien, además de un mecanismo de defensa natural de nuestra especie, que cumple varias funciones como proteger la autoestima, el anhelo de ser aceptado y amado, evitar que nos juzguen, etc.
Pero, ¿por qué surge la capacidad humana de mentir? Todos los niños y niñas pequeños, en algún momento de su desarrollo, mienten. Sus mentiras pueden ser de diferentes tipos y debidas a diversas causas.
Algunas de ellas son naturales y apropiadas, ya que tienen que ver con el mundo de fantasía de los niños, y otras son mentiras intencionadas para librarse de algún castigo o conseguir algo. En todo caso son etapas comunes, pero debemos prestar atención a que éstas no se generalicen y se transformen en hábito.
Antes, hay que razonar
Un nuevo estudio publicado en la revista Psychological Science de la Association for Psychological Science (aps) de EEUU, revela que los niños a los que se les enseña a razonar acerca de los estados mentales o pensamientos de los demás son más propensos a usar el engaño para ganar una recompensa.
El hallazgo indica, por tanto, que el desarrollo de la “teoría de la mente” (TM), una capacidad cognitiva fundamental para muchas interacciones sociales, permitiría a los niños comprender el pensamiento de los demás para engañarlos de forma intencionada.
“Decir una mentira con éxito requiere crear deliberadamente una creencia falsa en la mente del receptor al que se miente, y la TM podría proporcionar una importante herramienta cognitiva para que los niños sean capaces de hacer algo así”, explican los investigadores en un comunicado de la aps. Por tanto, el estudio demuestra una correlación entre la “teoría de la mente” en los niños y su tendencia a mentir a los demás
La investigación sugiere asimismo que los niños comienzan a decir mentiras sobre los 2 ó 3 años de edad. Los hallazgos fueron realizados por los psicólogos
Genyue Fu, de la Hangzhou Normal University de China, y Kang Lee, de la Universidad de Toronto en Canadá.
Pero, ¿por qué surge la capacidad humana de mentir? Todos los niños y niñas pequeños, en algún momento de su desarrollo, mienten. Sus mentiras pueden ser de diferentes tipos y debidas a diversas causas.
Algunas de ellas son naturales y apropiadas, ya que tienen que ver con el mundo de fantasía de los niños, y otras son mentiras intencionadas para librarse de algún castigo o conseguir algo. En todo caso son etapas comunes, pero debemos prestar atención a que éstas no se generalicen y se transformen en hábito.
Antes, hay que razonar
Un nuevo estudio publicado en la revista Psychological Science de la Association for Psychological Science (aps) de EEUU, revela que los niños a los que se les enseña a razonar acerca de los estados mentales o pensamientos de los demás son más propensos a usar el engaño para ganar una recompensa.
El hallazgo indica, por tanto, que el desarrollo de la “teoría de la mente” (TM), una capacidad cognitiva fundamental para muchas interacciones sociales, permitiría a los niños comprender el pensamiento de los demás para engañarlos de forma intencionada.
“Decir una mentira con éxito requiere crear deliberadamente una creencia falsa en la mente del receptor al que se miente, y la TM podría proporcionar una importante herramienta cognitiva para que los niños sean capaces de hacer algo así”, explican los investigadores en un comunicado de la aps. Por tanto, el estudio demuestra una correlación entre la “teoría de la mente” en los niños y su tendencia a mentir a los demás
La investigación sugiere asimismo que los niños comienzan a decir mentiras sobre los 2 ó 3 años de edad. Los hallazgos fueron realizados por los psicólogos
Genyue Fu, de la Hangzhou Normal University de China, y Kang Lee, de la Universidad de Toronto en Canadá.
Escondite experimental
Para encontrar el vínculo entre la TM y la propensión a mentir, los investigadores llevaron a cabo un juego del escondite. En esta primera prueba, se mostró a los pequeños una selección de etiquetas y se les pidió que eligieran sus favoritas. Pero se les dijo que sólo podrían quedarse con el adhesivo en caso de lograr ganar 10 caramelos en un juego de escondite.
El juego consistía en que los niños ocultaran un caramelo en una de dos copas preparadas para la ocasión, al tiempo que el investigador mantenía los ojos cerrados. Cuando este abría los ojos, pedía al niño que le dijera el lugar donde se ocultaba el caramelo, y escogía esa copa. El niño sólo podía ganar cada caramelo solo si mentía sobre la ubicación de este al experimentador.
Un total de 42 niños sometidos al estudio nunca mintieron, en ninguno de los 10 ensayos que se realizaron. Estos niños fueron los seleccionados para continuar con el estudio. Tenían unos 3 años de edad.
Tarea de falsos contenidos
A continuación, a todos ellos se les entrenó en la teoría de la mente con una tarea de "falsos contenidos" estándar, que consistió en mostrarles una caja de lápices y preguntarles qué pensaban que había dentro. Cuando se reveló que la caja realmente no contenía lápices, se pidió a los pequeños que razonaran sobre lo que otras personas podían pensar que había en la caja.
El objetivo de esta capacitación era enseñar a los niños que la gente puede conocer y creer cosas diferentes, es decir, a pesar de que los niños sabían el verdadero contenido de la caja, aprendieron que otras personas podían creer que la caja contenía lápices.
Esta tarea de aprendizaje fue realizada cada dos días, en un total de seis sesiones. Después, los investigadores probaron una vez más a los niños en el juego del escondite.
Se constató así que los niños que habían sido capacitados en la teoría de la mente también aumentaron la probabilidad de ganar en el juego del escondite, en comparación con otros niños de un grupo de control (que no habían sido entrenados con la tarea de la caja de lápices). La diferencia se mantuvo además durante un período de 30 días.
Implicaciones
Si bien los resultados no arrojan luz sobre los componentes específicos de entrenamiento que subyacen a este efecto, los investigadores creen que proporcionan evidencia concreta de una relación de causalidad entre la teoría de la mente y ciertos comportamientos sociales, como la mentira.
"Al aumentar su sensibilidad a los estados mentales (ajenos) y al hacerlos razonar sobre falsas creencias, capacitamos a los niños pequeños no sólo para aplicar rápidamente los conocimientos adquiridos para resolver un problema en una situación social, sino también para seguir haciéndolo un mes después", explican Lee y sus colaboradores.
"En conjunto, estos hallazgos sugieren que los niños no memorizaron mecánicamente lo que se les enseñó en las sesiones de entrenamiento de TM, sino que fueron capaces de consolidar este conocimiento y utilizarlo de forma adaptativa para resolver un problema social al que se enfrentaban", concluyen los científicos.
Para encontrar el vínculo entre la TM y la propensión a mentir, los investigadores llevaron a cabo un juego del escondite. En esta primera prueba, se mostró a los pequeños una selección de etiquetas y se les pidió que eligieran sus favoritas. Pero se les dijo que sólo podrían quedarse con el adhesivo en caso de lograr ganar 10 caramelos en un juego de escondite.
El juego consistía en que los niños ocultaran un caramelo en una de dos copas preparadas para la ocasión, al tiempo que el investigador mantenía los ojos cerrados. Cuando este abría los ojos, pedía al niño que le dijera el lugar donde se ocultaba el caramelo, y escogía esa copa. El niño sólo podía ganar cada caramelo solo si mentía sobre la ubicación de este al experimentador.
Un total de 42 niños sometidos al estudio nunca mintieron, en ninguno de los 10 ensayos que se realizaron. Estos niños fueron los seleccionados para continuar con el estudio. Tenían unos 3 años de edad.
Tarea de falsos contenidos
A continuación, a todos ellos se les entrenó en la teoría de la mente con una tarea de "falsos contenidos" estándar, que consistió en mostrarles una caja de lápices y preguntarles qué pensaban que había dentro. Cuando se reveló que la caja realmente no contenía lápices, se pidió a los pequeños que razonaran sobre lo que otras personas podían pensar que había en la caja.
El objetivo de esta capacitación era enseñar a los niños que la gente puede conocer y creer cosas diferentes, es decir, a pesar de que los niños sabían el verdadero contenido de la caja, aprendieron que otras personas podían creer que la caja contenía lápices.
Esta tarea de aprendizaje fue realizada cada dos días, en un total de seis sesiones. Después, los investigadores probaron una vez más a los niños en el juego del escondite.
Se constató así que los niños que habían sido capacitados en la teoría de la mente también aumentaron la probabilidad de ganar en el juego del escondite, en comparación con otros niños de un grupo de control (que no habían sido entrenados con la tarea de la caja de lápices). La diferencia se mantuvo además durante un período de 30 días.
Implicaciones
Si bien los resultados no arrojan luz sobre los componentes específicos de entrenamiento que subyacen a este efecto, los investigadores creen que proporcionan evidencia concreta de una relación de causalidad entre la teoría de la mente y ciertos comportamientos sociales, como la mentira.
"Al aumentar su sensibilidad a los estados mentales (ajenos) y al hacerlos razonar sobre falsas creencias, capacitamos a los niños pequeños no sólo para aplicar rápidamente los conocimientos adquiridos para resolver un problema en una situación social, sino también para seguir haciéndolo un mes después", explican Lee y sus colaboradores.
"En conjunto, estos hallazgos sugieren que los niños no memorizaron mecánicamente lo que se les enseñó en las sesiones de entrenamiento de TM, sino que fueron capaces de consolidar este conocimiento y utilizarlo de forma adaptativa para resolver un problema social al que se enfrentaban", concluyen los científicos.
Referencia bibliográfica.
X. P. Ding, H. M. Wellman, Y. Wang, G. Fu, K. Lee. Theory-of-Mind Training Causes Honest Young Children to Lie. Psychological Science (2015). DOI: 10.1177/0956797615604628.
X. P. Ding, H. M. Wellman, Y. Wang, G. Fu, K. Lee. Theory-of-Mind Training Causes Honest Young Children to Lie. Psychological Science (2015). DOI: 10.1177/0956797615604628.