Investigadores del Centre for Child and Family Studies de la Universidad de Leiden, en Holanda, han descubierto que la mayoría de los niños adoptados de otros países se adaptan bien a su nueva situación, mejor incluso que los niños adoptados dentro de su propio país. Los resultados de este estudio han sido publicados en el Journal of the American Medical Association.
Los investigadores Femmie Juffer y Marinus H. van IJzendoorn han acabado de esta manera con la idea preconcebida de que los niños adoptados en el extranjero suelen ser niños enfermos o agresivos. La situación de la que vienen es difícil, pero se recuperan y se adaptan bien a una nueva situación más llevadera, señala el estudio. Por los resultados obtenidos, se sabe que la posibilidad de que estos niños padezcan ansiedad y agresividad es sólo ligeramente superior a la de los niños que viven con sus padres biológicos.
Según Juffer y H. Va IJzendoorn, la mayoría de los niños adoptados en el extranjero no tienen antes de la adopción un tratamiento médico adecuado, están mal alimentados y viven una separación maternal difícil. A menudo son además víctimas de negligencias y agresiones en los orfanatos en los que permanecen.
Sin embargo, estos niños, que normalmente proceden de países inestables, muestran que son totalmente capaces de crecer y de desarrollarse en un nuevo entorno, tanto como los niños que viven en su medio familiar original.
Análisis de más de 30.000 niños adoptados
Con el fin de conocer las posibilidades y el estado de estos niños, el estudio ha analizado datos que comprenden desde 1950 hasta 2005 obtenidos en diversos artículos, libros y otros 137 estudios sobre adopción, además de haber consultado a expertos en la materia. Por otro lado, se han tenido en cuenta 34 artículos con referencias a salud mental y 64 investigaciones sobre problemas de comportamiento.
La investigación se ha centrado en países europeos, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Israel. En total han sido observados los casos de 30.000 niños adoptados y de 100.000 que viven con sus padres naturales en los países de referencia.
De manera general, de la investigación se deduce que ciertos problemas de comportamiento como la agresividad o la ansiedad son relativamente poco frecuentes en el caso de todos los niños estudiados. Sin embargo, existe un dato que llama la atención: el riesgo de que estos comportamientos se den es menos elevado en niños adoptados en el extranjero que en el caso de niños adoptados en su propio país.
Los niños adoptados en el extranjero tienen un 20% más de posibilidades de riesgo de sufrir perturbaciones y un 10% más de riesgo de sufrir ansiedad, que los niños que viven con sus padres biológicos. Sin embargo, los problemas de comportamiento en niños adoptados en su propio país con respecto a los niños que viven con sus familias de origen alcanzan el 60%.
Esto se debe a que los niños adoptados en el extranjero tienen más posibilidades que el resto de niños adoptados de recibir atención psiquiátrica. Los datos muestran así el estatus de los padres que adoptan en el extranjero: suelen ser familias pudientes que tienen recursos suficientes para ayudar a sus niños.
Por el contrario, los niños adoptados en su propio país son a veces llevados de una familia de acogida a otra antes de ser adoptados definitivamente, lo que aumenta su sufrimiento y sus trastornos psicológicos.
Síntesis de datos
En los 25.281 casos y los 80.260 controles sobre niños adoptados (tanto fuera como dentro de sus países) analizados en este estudio, se ve que los niños adoptados presentan más problemas de comportamiento que los niños que permanecen con sus familias. Sin embargo, los efectos de estos problemas son reducidos. En 5.092 casos de niños adoptados, los controles de salud mental eran muy representativos, lo que significa que estos niños estaban especialmente afectados por su situación.
Entre otros 15.790 casos y 30.450 controles analizados, la adopción internacional muestra una mayor cantidad de problemas de comportamiento que en el caso de los controles de niños no adoptados, pero los efectos de estos problemas siguen siendo reducidos. Los niños adoptados en el extranjero tienen menos problemas, tanto en su relación externa como interna, que los adoptados en sus propios países, y además hacen menos uso de los servicios de salud mental que estos últimos.
El análisis de esta situación es importante debido a que cada año se adoptan en todo el mundo más de 40.000 niños procedentes de otros países, un movimiento que implica ya a más de 100 naciones del mundo. España es el primer país de la UE y el segundo del mundo -sólo por detrás de EEUU- donde más adopciones internacionales se realizan.
Los investigadores Femmie Juffer y Marinus H. van IJzendoorn han acabado de esta manera con la idea preconcebida de que los niños adoptados en el extranjero suelen ser niños enfermos o agresivos. La situación de la que vienen es difícil, pero se recuperan y se adaptan bien a una nueva situación más llevadera, señala el estudio. Por los resultados obtenidos, se sabe que la posibilidad de que estos niños padezcan ansiedad y agresividad es sólo ligeramente superior a la de los niños que viven con sus padres biológicos.
Según Juffer y H. Va IJzendoorn, la mayoría de los niños adoptados en el extranjero no tienen antes de la adopción un tratamiento médico adecuado, están mal alimentados y viven una separación maternal difícil. A menudo son además víctimas de negligencias y agresiones en los orfanatos en los que permanecen.
Sin embargo, estos niños, que normalmente proceden de países inestables, muestran que son totalmente capaces de crecer y de desarrollarse en un nuevo entorno, tanto como los niños que viven en su medio familiar original.
Análisis de más de 30.000 niños adoptados
Con el fin de conocer las posibilidades y el estado de estos niños, el estudio ha analizado datos que comprenden desde 1950 hasta 2005 obtenidos en diversos artículos, libros y otros 137 estudios sobre adopción, además de haber consultado a expertos en la materia. Por otro lado, se han tenido en cuenta 34 artículos con referencias a salud mental y 64 investigaciones sobre problemas de comportamiento.
La investigación se ha centrado en países europeos, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Israel. En total han sido observados los casos de 30.000 niños adoptados y de 100.000 que viven con sus padres naturales en los países de referencia.
De manera general, de la investigación se deduce que ciertos problemas de comportamiento como la agresividad o la ansiedad son relativamente poco frecuentes en el caso de todos los niños estudiados. Sin embargo, existe un dato que llama la atención: el riesgo de que estos comportamientos se den es menos elevado en niños adoptados en el extranjero que en el caso de niños adoptados en su propio país.
Los niños adoptados en el extranjero tienen un 20% más de posibilidades de riesgo de sufrir perturbaciones y un 10% más de riesgo de sufrir ansiedad, que los niños que viven con sus padres biológicos. Sin embargo, los problemas de comportamiento en niños adoptados en su propio país con respecto a los niños que viven con sus familias de origen alcanzan el 60%.
Esto se debe a que los niños adoptados en el extranjero tienen más posibilidades que el resto de niños adoptados de recibir atención psiquiátrica. Los datos muestran así el estatus de los padres que adoptan en el extranjero: suelen ser familias pudientes que tienen recursos suficientes para ayudar a sus niños.
Por el contrario, los niños adoptados en su propio país son a veces llevados de una familia de acogida a otra antes de ser adoptados definitivamente, lo que aumenta su sufrimiento y sus trastornos psicológicos.
Síntesis de datos
En los 25.281 casos y los 80.260 controles sobre niños adoptados (tanto fuera como dentro de sus países) analizados en este estudio, se ve que los niños adoptados presentan más problemas de comportamiento que los niños que permanecen con sus familias. Sin embargo, los efectos de estos problemas son reducidos. En 5.092 casos de niños adoptados, los controles de salud mental eran muy representativos, lo que significa que estos niños estaban especialmente afectados por su situación.
Entre otros 15.790 casos y 30.450 controles analizados, la adopción internacional muestra una mayor cantidad de problemas de comportamiento que en el caso de los controles de niños no adoptados, pero los efectos de estos problemas siguen siendo reducidos. Los niños adoptados en el extranjero tienen menos problemas, tanto en su relación externa como interna, que los adoptados en sus propios países, y además hacen menos uso de los servicios de salud mental que estos últimos.
El análisis de esta situación es importante debido a que cada año se adoptan en todo el mundo más de 40.000 niños procedentes de otros países, un movimiento que implica ya a más de 100 naciones del mundo. España es el primer país de la UE y el segundo del mundo -sólo por detrás de EEUU- donde más adopciones internacionales se realizan.