Los músicos profesionales tienen un cerebro más desarrollado que las demás personas, si bien esa característica no significa que sean más inteligentes, según un estudio realizado en la alemana universidad de Iéna.
El estudio ha analizado por vez primera un análisis comparativo de la estructura completa del cerebro de los músicos profesionales, los aficionados y los profanos de la música.
Utilizando la cada vez más extendida imagen mediante resonancia magnética (IRM), que analiza la anatomía en tres dimensiones, los investigadores descubrieron que tocar un instrumento musical desarrolla el oído, pero también la actividad motora del cerebro debido a la necesidad de traducir rápidamente las notas de la partitura en movimientos de los dedos.
Relación directa
La IRM permitió descubrir que determinadas zonas del cerebro, como las encargadas del oído o de la visión, se desarrollan de una manera singular en los músicos profesionales, haciéndose al mismo tiempo más funcionales. Los investigadores han podido establecer de esta forma una relación directa entre el nivel de práctica musical y el desarrollo de determinadas zonas del cerebro.
La investigación desarrolla algo que ya había sugerido un estudio anterior de la Universidad de Heildelberg: que la región cerebral que regula la actividad del oído estaba más desarrollada en los músicos profesionales que en las demás personas.
El análisis realizado mediante IRM ha confirmado este descubrimiento y llegado más lejos al comparar los cerebros de las tres categorías de artistas, lo que les ha permitido establecer que tocar un instrumento desarrolla no sólo el oído, sino también la vista y la precisión de los movimientos manuales.
El estudio ha sido dirigido por el Dr. Christian Gaser, de la Universidad de Friederich Schiller en Iéna, y está publicado en The Journal of Neuroscience.
El estudio ha analizado por vez primera un análisis comparativo de la estructura completa del cerebro de los músicos profesionales, los aficionados y los profanos de la música.
Utilizando la cada vez más extendida imagen mediante resonancia magnética (IRM), que analiza la anatomía en tres dimensiones, los investigadores descubrieron que tocar un instrumento musical desarrolla el oído, pero también la actividad motora del cerebro debido a la necesidad de traducir rápidamente las notas de la partitura en movimientos de los dedos.
Relación directa
La IRM permitió descubrir que determinadas zonas del cerebro, como las encargadas del oído o de la visión, se desarrollan de una manera singular en los músicos profesionales, haciéndose al mismo tiempo más funcionales. Los investigadores han podido establecer de esta forma una relación directa entre el nivel de práctica musical y el desarrollo de determinadas zonas del cerebro.
La investigación desarrolla algo que ya había sugerido un estudio anterior de la Universidad de Heildelberg: que la región cerebral que regula la actividad del oído estaba más desarrollada en los músicos profesionales que en las demás personas.
El análisis realizado mediante IRM ha confirmado este descubrimiento y llegado más lejos al comparar los cerebros de las tres categorías de artistas, lo que les ha permitido establecer que tocar un instrumento desarrolla no sólo el oído, sino también la vista y la precisión de los movimientos manuales.
El estudio ha sido dirigido por el Dr. Christian Gaser, de la Universidad de Friederich Schiller en Iéna, y está publicado en The Journal of Neuroscience.