Los antibióticos se consideran esenciales para luchar contra las infecciones bacterianas, pero, paradójicamente, también pueden hacer que el cuerpo sea más propenso a infecciones y diarrea.
Se sabe poco sobre cómo protegen los microbios residentes "buenos" del intestino contra los patógenos, como la Salmonella, y sobre cómo los tratamientos con antibióticos fomentan el crecimiento de microbios que causan enfermedades.
Pero una investigación con un modelo de ratón dirigida por Andreas Bäumler, profesor de inmunología y microbiología médica en la Universidad de California en Davis (EE.UU.), ha identificado la cadena de acontecimientos que ocurren dentro de los intestinos después de un tratamiento con antibióticos que permiten que los "bichos malos" florezcan.
El hallazgo tiene implicaciones profundas, pues amplía la visión actual de cómo interactúan los microbios entre sí en la superficie del intestino y da información para el desarrollo de nuevas estrategias para prevenir los efectos secundarios del tratamiento con antibióticos, escriben los autores en un comentario que acompaña a su estudio, publicado en Cell Host & Microbe.
Según explica Bäumler en la nota de prensa de la universidad, el proceso comienza con los antibióticos agotando las bacterias "buenas" del intestino, incluyendo aquellas que descomponen la fibra de los vegetales para crear butirato, un ácido orgánico esencial que las células que recubren el intestino grueso necesitan como fuente de energía para absorber agua. La disminución de la capacidad para metabolizar fibra impide que estas células consuman oxígeno, aumentando los niveles de oxígeno en el lumen) intestinal que favorecen el crecimiento de Salmonella.
Se sabe poco sobre cómo protegen los microbios residentes "buenos" del intestino contra los patógenos, como la Salmonella, y sobre cómo los tratamientos con antibióticos fomentan el crecimiento de microbios que causan enfermedades.
Pero una investigación con un modelo de ratón dirigida por Andreas Bäumler, profesor de inmunología y microbiología médica en la Universidad de California en Davis (EE.UU.), ha identificado la cadena de acontecimientos que ocurren dentro de los intestinos después de un tratamiento con antibióticos que permiten que los "bichos malos" florezcan.
El hallazgo tiene implicaciones profundas, pues amplía la visión actual de cómo interactúan los microbios entre sí en la superficie del intestino y da información para el desarrollo de nuevas estrategias para prevenir los efectos secundarios del tratamiento con antibióticos, escriben los autores en un comentario que acompaña a su estudio, publicado en Cell Host & Microbe.
Según explica Bäumler en la nota de prensa de la universidad, el proceso comienza con los antibióticos agotando las bacterias "buenas" del intestino, incluyendo aquellas que descomponen la fibra de los vegetales para crear butirato, un ácido orgánico esencial que las células que recubren el intestino grueso necesitan como fuente de energía para absorber agua. La disminución de la capacidad para metabolizar fibra impide que estas células consuman oxígeno, aumentando los niveles de oxígeno en el lumen) intestinal que favorecen el crecimiento de Salmonella.
Evolución del intestino tras la aplicación de antibióticos. Fuente: Cell Host & Microbe.
Oxígeno
"A diferencia de Clostridia y otros microbios beneficiosos del intestino, que crecen en condiciones anaeróbicas, o en ausencia total de oxígeno, la Salmonella floreció en un microambiente rico en oxígeno recién creado después del tratamiento con antibióticos", dice Bäumler. "En esencia, los antibióticos permitieron que los patógenos del intestino respiraran."
Otras investigaciones han vinculado los niveles bajos de microbios que producen butirato con la enfermedad inflamatoria intestinal, pero se necesita investigación adicional para determinar si estos hallazgos se limitan al butirato y al crecimiento de Salmonella o si subyacen mecanismos similares en otras interacciones que influyen en la salud humana.
También participó en la investigación el University of Texas Southwestern Medical Center.
"A diferencia de Clostridia y otros microbios beneficiosos del intestino, que crecen en condiciones anaeróbicas, o en ausencia total de oxígeno, la Salmonella floreció en un microambiente rico en oxígeno recién creado después del tratamiento con antibióticos", dice Bäumler. "En esencia, los antibióticos permitieron que los patógenos del intestino respiraran."
Otras investigaciones han vinculado los niveles bajos de microbios que producen butirato con la enfermedad inflamatoria intestinal, pero se necesita investigación adicional para determinar si estos hallazgos se limitan al butirato y al crecimiento de Salmonella o si subyacen mecanismos similares en otras interacciones que influyen en la salud humana.
También participó en la investigación el University of Texas Southwestern Medical Center.
Referencia bibliográfica:
Fabian Rivera-Chávez, Lillian F. Zhang, Franziska Faber, Christopher A. Lopez, Mariana X. Byndloss, Erin E. Olsan, Gege Xu, Eric M. Velazquez, Carlito B. Lebrilla, Sebastian E. Winter, Andreas J. Bäumler: Depletion of Butyrate-Producing Clostridia from the Gut Microbiota Drives an Aerobic Luminal Expansion of Salmonella. Cell Host & Microbe (2016). DOI: 10.1016/j.chom.2016.03.004.
Fabian Rivera-Chávez, Lillian F. Zhang, Franziska Faber, Christopher A. Lopez, Mariana X. Byndloss, Erin E. Olsan, Gege Xu, Eric M. Velazquez, Carlito B. Lebrilla, Sebastian E. Winter, Andreas J. Bäumler: Depletion of Butyrate-Producing Clostridia from the Gut Microbiota Drives an Aerobic Luminal Expansion of Salmonella. Cell Host & Microbe (2016). DOI: 10.1016/j.chom.2016.03.004.