Lo maestro, el factor oculto

Maestro y maestra son los que saben, los que comparten lo que saben y los que acompañan al que se predispone a aprender. Pero maestro es, también, lo que permite el aprendizaje; lo que sugiere y estimula las búsquedas de los nuevos significados; lo que insinúa caminos aún no andados; lo que nos llama a indagar; lo que estimula la curiosidad; lo que nos mantiene despiertos; lo que abre los sentidos a nuevas sensaciones, lo que induce a nuevas preguntas y no da por definitiva ninguna respuesta.

Maestra es la vida que alienta las vivencias, nos lanza a las experiencias, nos mantiene en estado de alerta, nos obliga a caminar, nos muestra retos, nos empuja a las búsquedas y no nos da nada por seguro.

A lo largo de la vida todo adquiere papel de maestro o de maestra. Cualquier expresión de realidad es una oportunidad que induce al aprendizaje. Abrirse a esa comprensión es mantener la capacidad de renovar, permanentemente, las potencialidades con las que nacemos, nuestro estado de inocencia infantil, la curiosidad que nace de la sorpresa, el estímulo para buscar lo que se oculta y que va más allá de su apariencia. Toda realidad porta en sí misma el don del magisterio.