Un equipo de científicos, entre ellos investigadores de la California Academy of Sciences de Estados Unidos, ha reconstruido un "árbol de la vida" detallado para las tortugas que refuta la idea de que las tortugas estén más estrechamente relacionadas con los lagartos y las serpientes.
En lugar de eso, las sitúa en el grupo recién nombrado "Archelosauria" , junto a sus parientes verdaderamente más cercanos: las aves, los cocodrilos y los dinosaurios.
La relación de las tortugas con los reptiles, e incluso con los dinosaurios, ha sido muy debatida durante décadas. Ahora, gracias a una tecnología puntera de secuenciación del ADN, se ha podido generar cantidades sin precedentes de información genética para comprender su historia evolutiva.
Los resultados obtenidos en concreto con una técnica llamada Ultra Conserved Elements (UCE) han permitido revelar cuáles son los parientes más cercanos de las tortugas en todo el reino animal.
En lugar de eso, las sitúa en el grupo recién nombrado "Archelosauria" , junto a sus parientes verdaderamente más cercanos: las aves, los cocodrilos y los dinosaurios.
La relación de las tortugas con los reptiles, e incluso con los dinosaurios, ha sido muy debatida durante décadas. Ahora, gracias a una tecnología puntera de secuenciación del ADN, se ha podido generar cantidades sin precedentes de información genética para comprender su historia evolutiva.
Los resultados obtenidos en concreto con una técnica llamada Ultra Conserved Elements (UCE) han permitido revelar cuáles son los parientes más cercanos de las tortugas en todo el reino animal.
Las 'solitarias' tortugas de caparazón blando
Por otra parte, la investigación también ha resuelto un misterio evolutivo que rodeaba a las lllamadas tortugas de caparazón blando, un extraño grupo de tortugas que tienen una trompa tipo snorkel, cuello largo y un grueso caparazón suave de cuero.
Hasta ahora, los estudios vinculaban a estas tortugas con un grupo semiacuático más pequeño llamado tortugas de barro, a pesar de que las tortugas de caparazón blando aparecen en el registro fósil mucho antes que estas otras tortugas.
La nueva investigación, en cambio, sitúa a las tortugas de caparazón blando bastante lejos de cualquier pariente de las tortugas en el árbol de la vida. Su larga historia independiente ayudaría a explicar su llamativa apariencia, así como su antigua presencia en el registro fósil.
El origen del caparazón
Otro de los elementos de las tortugas intrigantes para la ciencia ha sido su caparazón. En este sentido, el año pasado, un equipo de investigadores del Museo Nacional de Historia Natural dependiente del Instituto Smithsoniano (EEUU) determinó que la formación del caparazón de la tortuga empezó unos 40 millones de años antes de lo que se pensaba. La tortuga fósil más antigua con un caparazón como los actuales data de hace unos 210 millones de años.
Por otra parte, la investigación también ha resuelto un misterio evolutivo que rodeaba a las lllamadas tortugas de caparazón blando, un extraño grupo de tortugas que tienen una trompa tipo snorkel, cuello largo y un grueso caparazón suave de cuero.
Hasta ahora, los estudios vinculaban a estas tortugas con un grupo semiacuático más pequeño llamado tortugas de barro, a pesar de que las tortugas de caparazón blando aparecen en el registro fósil mucho antes que estas otras tortugas.
La nueva investigación, en cambio, sitúa a las tortugas de caparazón blando bastante lejos de cualquier pariente de las tortugas en el árbol de la vida. Su larga historia independiente ayudaría a explicar su llamativa apariencia, así como su antigua presencia en el registro fósil.
El origen del caparazón
Otro de los elementos de las tortugas intrigantes para la ciencia ha sido su caparazón. En este sentido, el año pasado, un equipo de investigadores del Museo Nacional de Historia Natural dependiente del Instituto Smithsoniano (EEUU) determinó que la formación del caparazón de la tortuga empezó unos 40 millones de años antes de lo que se pensaba. La tortuga fósil más antigua con un caparazón como los actuales data de hace unos 210 millones de años.
Referencias bibliográficas:
Nicholas G. Crawford, James F. Parham, Anna B. Sellas, Brant C. Faircloth, Travis C. Glenn, Theodore J. Papenfuss, James B. Henderson, Madison H. Hansen, W. Brian Simison. A phylogenomic analysis of turtles. Molecular Phylogenetics and Evolution (2014). DOI: 10.1016/j.ympev.2014.10.021.
Nicholas G. Crawford, James F. Parham, Anna B. Sellas, Brant C. Faircloth, Travis C. Glenn, Theodore J. Papenfuss, James B. Henderson, Madison H. Hansen, W. Brian Simison. A phylogenomic analysis of turtles. Molecular Phylogenetics and Evolution (2014). DOI: 10.1016/j.ympev.2014.10.021.