Un estudio ha descubierto que los niños que disfrutan de tabletas, smartphones, iPads, y kindles no las usan para leer libros, incluso si ya tienen afición por la lectura.
La investigación analizó los datos de los 997 niños que formaron parte de un estudio realizado en Australia en 2016 sobre la lectura de libros infantiles, con la finalidad de determinar el nivel de acceso de los niños a dispositivos con capacidad de lectura electrónica y su frecuencia de uso de estos dispositivos en relación con su frecuencia de lectura recreativa.
Analizando estos datos, la investigación descubrió que los encuestados generalmente usaban poco estos dispositivos para leer, incluso cuando eran lectores asiduos de libros. Además, el acceso a los teléfonos móviles se asoció con la poca frecuencia de la lectura. También se encontró que la frecuencia de lectura era menor cuando los niños tenían acceso a una mayor gama de estos dispositivos.
El estudio establece que cuanto más acceso tienen los niños a estos aparatos electrónicos, menos leen realmente, por lo que facilitar que los niños tengan tabletas, kindles y teléfonos inteligentes puede ser un obstáculo para fomentar su hábito de lectura.
Según explican estos investigadores en un artículo publicado en The Conservation, leer un libro en una pantalla tiene la dificultad añadida de que propicia la distracción, ya que la lectura puede ser interrumpida por el hábito de cambiar con frecuencia de una aplicación informática a otra.
Hay que tener en cuenta al respecto que si un niño no está muy animado a leer, con una plataforma digital llena de juegos y otras oportunidades es mucho más fácil cambiar de registro y abandonar la lectura.
Otra dificultad es que no todos los niños tienen los conocimientos tecnológicos necesarios para usar las plataformas digitales, por lo que si se limita la lectura de libros a través de estos sistemas, las consecuencias pueden ser perjudiciales para la formación de los más pequeños.
Otra conclusión que se desprende del estudio, desarrollado con niños de entre 4 y 6 años de edad, es que los libros impresos siguen siendo los preferidos por la población infantil.
Los autores de esta investigación señalan asimismo que es un mito que la población más joven, incluidos los adolescentes, prefieran las pantallas para leer libros, en vez del formato impreso.
La investigación analizó los datos de los 997 niños que formaron parte de un estudio realizado en Australia en 2016 sobre la lectura de libros infantiles, con la finalidad de determinar el nivel de acceso de los niños a dispositivos con capacidad de lectura electrónica y su frecuencia de uso de estos dispositivos en relación con su frecuencia de lectura recreativa.
Analizando estos datos, la investigación descubrió que los encuestados generalmente usaban poco estos dispositivos para leer, incluso cuando eran lectores asiduos de libros. Además, el acceso a los teléfonos móviles se asoció con la poca frecuencia de la lectura. También se encontró que la frecuencia de lectura era menor cuando los niños tenían acceso a una mayor gama de estos dispositivos.
El estudio establece que cuanto más acceso tienen los niños a estos aparatos electrónicos, menos leen realmente, por lo que facilitar que los niños tengan tabletas, kindles y teléfonos inteligentes puede ser un obstáculo para fomentar su hábito de lectura.
Según explican estos investigadores en un artículo publicado en The Conservation, leer un libro en una pantalla tiene la dificultad añadida de que propicia la distracción, ya que la lectura puede ser interrumpida por el hábito de cambiar con frecuencia de una aplicación informática a otra.
Hay que tener en cuenta al respecto que si un niño no está muy animado a leer, con una plataforma digital llena de juegos y otras oportunidades es mucho más fácil cambiar de registro y abandonar la lectura.
Otra dificultad es que no todos los niños tienen los conocimientos tecnológicos necesarios para usar las plataformas digitales, por lo que si se limita la lectura de libros a través de estos sistemas, las consecuencias pueden ser perjudiciales para la formación de los más pequeños.
Otra conclusión que se desprende del estudio, desarrollado con niños de entre 4 y 6 años de edad, es que los libros impresos siguen siendo los preferidos por la población infantil.
Los autores de esta investigación señalan asimismo que es un mito que la población más joven, incluidos los adolescentes, prefieran las pantallas para leer libros, en vez del formato impreso.
Niños y adolescentes prefieren los libros
Se refieren a otra investigación anterior que descubrió que, mientras algunos disfrutaban leyendo libros en los dispositivos, la mayoría de los estudiantes con acceso a estas tecnologías no los usaban regularmente para este propósito. Es importante destacar que los lectores de libros más ávidos no suelen leer libros en pantallas, señalan los investigadores.
Los autores de esta investigación explican asimismo que los jóvenes no tienen un conjunto uniforme de habilidades, y que la tesis de que las pantallas son sus preferidas para leer libros no está respaldada por ninguna investigación.
A pesar de esto, el mito de que los más jóvenes prefieren leer libros en pantallas digitales ya ha tenido un impacto en las decisiones para comprar libros destinados a escuelas y bibliotecas públicas, tanto en Australia como en los EE.UU. Algunas bibliotecas han optado sin más por eliminar todos los libros en papel.
Esta investigación es importante porque está demostrado que leer libros es la manera más efectiva de mejorar y retener las habilidades de alfabetización, en lugar de simplemente leer otros tipos de texto. Sin embargo, la realidad es que los jóvenes están leyendo cada vez menos libros.
Para superar esta situación, concluyen estos investigadores, la solución no pasa por las plataformas digitales, sino por otros métodos comprobados que fomentan la lectura en la población infantil.
Estos métodos son que los adultos cercanos al niño sean también lectores habituales de libros, que los pequeños dispongan de espacios tranquilos para leer, tanto en la escuela como en casa, asignar tiempo de lectura a los hijos, y hablar con los más pequeños de los libros que se han leído.
Se refieren a otra investigación anterior que descubrió que, mientras algunos disfrutaban leyendo libros en los dispositivos, la mayoría de los estudiantes con acceso a estas tecnologías no los usaban regularmente para este propósito. Es importante destacar que los lectores de libros más ávidos no suelen leer libros en pantallas, señalan los investigadores.
Los autores de esta investigación explican asimismo que los jóvenes no tienen un conjunto uniforme de habilidades, y que la tesis de que las pantallas son sus preferidas para leer libros no está respaldada por ninguna investigación.
A pesar de esto, el mito de que los más jóvenes prefieren leer libros en pantallas digitales ya ha tenido un impacto en las decisiones para comprar libros destinados a escuelas y bibliotecas públicas, tanto en Australia como en los EE.UU. Algunas bibliotecas han optado sin más por eliminar todos los libros en papel.
Esta investigación es importante porque está demostrado que leer libros es la manera más efectiva de mejorar y retener las habilidades de alfabetización, en lugar de simplemente leer otros tipos de texto. Sin embargo, la realidad es que los jóvenes están leyendo cada vez menos libros.
Para superar esta situación, concluyen estos investigadores, la solución no pasa por las plataformas digitales, sino por otros métodos comprobados que fomentan la lectura en la población infantil.
Estos métodos son que los adultos cercanos al niño sean también lectores habituales de libros, que los pequeños dispongan de espacios tranquilos para leer, tanto en la escuela como en casa, asignar tiempo de lectura a los hijos, y hablar con los más pequeños de los libros que se han leído.
Referencia
The influence of access to eReaders, computers and mobile phones on children's book reading frequency. Computers & Education, Volume 109, June 2017, Pages 187–196. DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.compedu.2017.02.016
The influence of access to eReaders, computers and mobile phones on children's book reading frequency. Computers & Education, Volume 109, June 2017, Pages 187–196. DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.compedu.2017.02.016