Zheng Wang es una investigadora de la Universidad de Ohio (EEUU) interesada en una extraña cuestión: elaborar sistemas dinámicos y probabilísticos basados en la física cuántica, en lugar de en los principios de probabilidad clásicos, para estudiar los comportamientos humanos.
En otras palabras, Wang aplica los sistemas de estudio de los comportamientos de las partículas subatómicas a los comportamientos de las personas. En su último trabajo, ha logrado establecer una relación entre el comportamiento cuántico… y el inesperado patrón que la gente sigue al responder a las preguntas de algunas encuestas.
El problema del orden
Según publica Physorg, los resultados del presente estudio fueron bastante sorprendentes: se halló un mismo patrón de respuestas en 70 encuestas representativas a nivel nacional (de Gallup y del centro Pew Research), realizadas entre 2001 y 2011, así como en dos experimentos de laboratorio. La mayoría de las encuestas nacionales incluyeron a más de 1.000 personas de los Estados Unidos.
"Mediante el uso de la teoría cuántica, hemos sido capaces de predecir una regularidad sorprendente en el comportamiento humano, con una precisión inusual para las ciencias sociales en un gran conjunto de diferentes encuestas", afirma Wang.
En general, en las encuestas, suele cambiarse el orden de las preguntas para compensar cierto tipo de condicionamiento; el hecho de que el orden de las preguntas pueda cambiar las respuestas de la gente.
Por ejemplo, en una de las encuestas (de Gallup) analizadas por Wang y sus colaboradores se preguntaba a estadounidenses si Bill Clinton era honesto y digno de confianza; y si Al Gore era honesto y digno de confianza.
Al cambiar el orden de estas preguntas, hubo un cambio en las respuestas: cuando se preguntó a los encuestados sobre Clinton en primer lugar, el 49% señaló que tanto Clinton como Gore eran dignos de confianza. Pero cuando se preguntó a los encuestados acerca de Gore en primer lugar, el 56% dijo que ambos eran dignos de confianza.
En otras palabras, Wang aplica los sistemas de estudio de los comportamientos de las partículas subatómicas a los comportamientos de las personas. En su último trabajo, ha logrado establecer una relación entre el comportamiento cuántico… y el inesperado patrón que la gente sigue al responder a las preguntas de algunas encuestas.
El problema del orden
Según publica Physorg, los resultados del presente estudio fueron bastante sorprendentes: se halló un mismo patrón de respuestas en 70 encuestas representativas a nivel nacional (de Gallup y del centro Pew Research), realizadas entre 2001 y 2011, así como en dos experimentos de laboratorio. La mayoría de las encuestas nacionales incluyeron a más de 1.000 personas de los Estados Unidos.
"Mediante el uso de la teoría cuántica, hemos sido capaces de predecir una regularidad sorprendente en el comportamiento humano, con una precisión inusual para las ciencias sociales en un gran conjunto de diferentes encuestas", afirma Wang.
En general, en las encuestas, suele cambiarse el orden de las preguntas para compensar cierto tipo de condicionamiento; el hecho de que el orden de las preguntas pueda cambiar las respuestas de la gente.
Por ejemplo, en una de las encuestas (de Gallup) analizadas por Wang y sus colaboradores se preguntaba a estadounidenses si Bill Clinton era honesto y digno de confianza; y si Al Gore era honesto y digno de confianza.
Al cambiar el orden de estas preguntas, hubo un cambio en las respuestas: cuando se preguntó a los encuestados sobre Clinton en primer lugar, el 49% señaló que tanto Clinton como Gore eran dignos de confianza. Pero cuando se preguntó a los encuestados acerca de Gore en primer lugar, el 56% dijo que ambos eran dignos de confianza.
Un patrón que se repite
Según predice la teoría cuántica, el patrón que debería darse en este tipo de encuestas es que el número de personas que cambian de "sí-sí" a "no-no", cuando el orden de las preguntas se invierte, debe ser compensado por el número de personas que cambian en la dirección opuesta. Lo raro es que los investigadores constataron en las propias encuestas que dicho patrón “cuántico” funcionaba.
En concreto, siguiendo con el ejemplo de la encuesta sobre Clinton y Gore, el número de personas que dijeron "no-no" -que Clinton y Gore no eran dignos de confianza- pasó del 28% cuando se hizo la pregunta de Clinton en primer lugar, al 21% cuando se les preguntó primero acerca de Gore.
Esa disminución del 7%, esencialmente quedó anulada por un aumento del 7% en el número de personas que dijeron "sí-sí", cuando el orden de las preguntas se invirtió. Del mismo modo, el número de personas que cambiaron de "sí-no" en "no-sí" fue compensado por el número de personas que cambiaron en la dirección opuesta.
Este mismo patrón se repitió en cada una de las encuestas estudiadas. "Cuando se piensa en ello, desde una perspectiva normal de las ciencias sociales, el hallazgo es muy extraño", afirma Wang. "No hay razón para esperar que la gente modifique siempre sus respuestas de manera sistemática, para crear este patrón."
Pero, desde un punto de vista cualitativo, el hallazgo tiene mucho sentido, afirma la investigadora. "Es exactamente lo que habríamos predicho a partir de la teoría cuántica”. El patrón que esta teoría predice es que el número de personas que cambian de "sí-sí" a "no-no", cuando el orden de las preguntas se invierte, debe ser compensado por el número de personas que cambian en la dirección opuesta.
El comportamiento en las encuestas estaría relacionado con la transición de un estado de un sistema a otro. En este caso, la transición entre un estado en el que se responden preguntas sobre Clinton a un nuevo estado en el que se responden preguntas sobre Gore. También con la sensibilidad del comportamiento humano al contexto, tan fina como “la de las partículas cuánticas que los físicos estudian” a su propio entorno, según Wang.
¿Razonamiento cuántico?
La investigadora reconoce, sin embargo, que esa “igualdad cuántica” de las preguntas solo se dio en una situación muy específica, en encuestas en las que se hicieron preguntas sin información añadida.
En encuestas con preguntas cambiadas de orden –de nuevo para evitar los efectos de dicho orden- en las que se añadió información extra no mostraron ese mismo patrón. Por ejemplo, cuando se preguntó a los encuestados sobre la honestidad de dos jugadores de beisbol, pero dando información sobre ambos.
"El simple hecho de que a los participantes en las encuestas se les haya dado nueva información afecta a la forma en que responden, lo que supone que la igualdad cuántica del patrón hallado no resulta para casos como éste", explica la investigadora.
De cualquier forma, Wang asegura que el estudio es importante porque demuestra que la teoría cuántica puede ofrecer a los investigadores un grado de exactitud que raramente se alcanza en el estudio de la conducta humana; una respuesta precisa sobre un hecho concreto: que el número de personas que cambian una respuesta, de alguna manera, siempre se verá compensado por el número de personas que cambian en la dirección opuesta. En otras palabras, que la diferencia siempre es prácticamente cero. “Este nivel de exactitud casi nunca se encuentra en investigación en las ciencias sociales".
¿A qué se debe? Wang reconoce que aún no hay, en el marco de la teoría psicológica estándar, propuesta alguna que lo explique. Ella teoriza que la gente razonarría de acuerdo con reglas diferentes a las de la probabilidad estándar, que son las que se usan comúnmente en las ciencias sociales. “Nuestros hallazgos sugieren,en cambio, que las personas razonan siguiendo reglas cuánticas”, concluye.
La propuesta de Wang recuerda en cierto sentido a la teoría que Roger Penrose y Stuart Hameroff lanzaron en los años 90 del siglo pasado, y que señalaba que la conciencia se deriva de la actividad de las neuronas del cerebro en la escala más mínima, la escala cuántica o subatómica. ¿Podría ser que las encuestas reflejaran, al menos a veces, el comportamiento cuántico de la actividad neuronal de los encuestados?
Según predice la teoría cuántica, el patrón que debería darse en este tipo de encuestas es que el número de personas que cambian de "sí-sí" a "no-no", cuando el orden de las preguntas se invierte, debe ser compensado por el número de personas que cambian en la dirección opuesta. Lo raro es que los investigadores constataron en las propias encuestas que dicho patrón “cuántico” funcionaba.
En concreto, siguiendo con el ejemplo de la encuesta sobre Clinton y Gore, el número de personas que dijeron "no-no" -que Clinton y Gore no eran dignos de confianza- pasó del 28% cuando se hizo la pregunta de Clinton en primer lugar, al 21% cuando se les preguntó primero acerca de Gore.
Esa disminución del 7%, esencialmente quedó anulada por un aumento del 7% en el número de personas que dijeron "sí-sí", cuando el orden de las preguntas se invirtió. Del mismo modo, el número de personas que cambiaron de "sí-no" en "no-sí" fue compensado por el número de personas que cambiaron en la dirección opuesta.
Este mismo patrón se repitió en cada una de las encuestas estudiadas. "Cuando se piensa en ello, desde una perspectiva normal de las ciencias sociales, el hallazgo es muy extraño", afirma Wang. "No hay razón para esperar que la gente modifique siempre sus respuestas de manera sistemática, para crear este patrón."
Pero, desde un punto de vista cualitativo, el hallazgo tiene mucho sentido, afirma la investigadora. "Es exactamente lo que habríamos predicho a partir de la teoría cuántica”. El patrón que esta teoría predice es que el número de personas que cambian de "sí-sí" a "no-no", cuando el orden de las preguntas se invierte, debe ser compensado por el número de personas que cambian en la dirección opuesta.
El comportamiento en las encuestas estaría relacionado con la transición de un estado de un sistema a otro. En este caso, la transición entre un estado en el que se responden preguntas sobre Clinton a un nuevo estado en el que se responden preguntas sobre Gore. También con la sensibilidad del comportamiento humano al contexto, tan fina como “la de las partículas cuánticas que los físicos estudian” a su propio entorno, según Wang.
¿Razonamiento cuántico?
La investigadora reconoce, sin embargo, que esa “igualdad cuántica” de las preguntas solo se dio en una situación muy específica, en encuestas en las que se hicieron preguntas sin información añadida.
En encuestas con preguntas cambiadas de orden –de nuevo para evitar los efectos de dicho orden- en las que se añadió información extra no mostraron ese mismo patrón. Por ejemplo, cuando se preguntó a los encuestados sobre la honestidad de dos jugadores de beisbol, pero dando información sobre ambos.
"El simple hecho de que a los participantes en las encuestas se les haya dado nueva información afecta a la forma en que responden, lo que supone que la igualdad cuántica del patrón hallado no resulta para casos como éste", explica la investigadora.
De cualquier forma, Wang asegura que el estudio es importante porque demuestra que la teoría cuántica puede ofrecer a los investigadores un grado de exactitud que raramente se alcanza en el estudio de la conducta humana; una respuesta precisa sobre un hecho concreto: que el número de personas que cambian una respuesta, de alguna manera, siempre se verá compensado por el número de personas que cambian en la dirección opuesta. En otras palabras, que la diferencia siempre es prácticamente cero. “Este nivel de exactitud casi nunca se encuentra en investigación en las ciencias sociales".
¿A qué se debe? Wang reconoce que aún no hay, en el marco de la teoría psicológica estándar, propuesta alguna que lo explique. Ella teoriza que la gente razonarría de acuerdo con reglas diferentes a las de la probabilidad estándar, que son las que se usan comúnmente en las ciencias sociales. “Nuestros hallazgos sugieren,en cambio, que las personas razonan siguiendo reglas cuánticas”, concluye.
La propuesta de Wang recuerda en cierto sentido a la teoría que Roger Penrose y Stuart Hameroff lanzaron en los años 90 del siglo pasado, y que señalaba que la conciencia se deriva de la actividad de las neuronas del cerebro en la escala más mínima, la escala cuántica o subatómica. ¿Podría ser que las encuestas reflejaran, al menos a veces, el comportamiento cuántico de la actividad neuronal de los encuestados?
Referencia bibliográfica:
Zheng Wanga, Tyler Sollowaya, Richard M. Shiffrinb, Jerome R. Busemeyerb. Context effects produced by question orders reveal quantum nature of human judgments. PNAS (2014). DOI: 10.1073/pnas.1407756111.
Zheng Wanga, Tyler Sollowaya, Richard M. Shiffrinb, Jerome R. Busemeyerb. Context effects produced by question orders reveal quantum nature of human judgments. PNAS (2014). DOI: 10.1073/pnas.1407756111.