Un estudio británico reciente demostró que los jóvenes con problemas de conducta, como agresividad y comportamiento antisocial, tienen menos materia gris en la amígdala, la ínsula y la corteza prefrontal del cerebro, áreas relacionadas con la toma de decisiones y la empatía.
En la misma línea, investigadores de EE.UU. han comprobado que las personas propensas a la búsqueda de estímulos y a actuar de forma impulsiva pueden tener diferencias en la estructura de su cerebro, según un estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience. Además, esas diferencias pueden predisponer al abuso de sustancias.
Avram Holmes, psicólogo de la Universidad de Yale, y un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard y del Hospital General de Massachusetts en Boston, todos en EE.UU., encontró que el aumento de la impulsividad y la búsqueda de sensaciones en adultos jóvenes sanos estaba relacionado con claras diferencias en sus estructuras cerebrales: las áreas involucradas en la toma de decisiones y el autocontrol tenían una corteza, la arrugada capa externa del cerebro, o materia gris, más delgada.
Este estudio se basa en vínculos sólidos entre la impulsividad, la búsqueda de sensaciones, y el abuso de sustancias. La investigación previa indica que los genes juegan un papel en estos comportamientos. Otros estudios concluyen que el consumo de sustancias puede afectar a la anatomía y el funcionamiento del cerebro con el tiempo. Los científicos no saben el grado en que las anomalías cerebrales, presentes antes de la toma de drogas, contribuyen a la probabilidad de que una persona desarrolle un trastorno por abuso de sustancias.
En la misma línea, investigadores de EE.UU. han comprobado que las personas propensas a la búsqueda de estímulos y a actuar de forma impulsiva pueden tener diferencias en la estructura de su cerebro, según un estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience. Además, esas diferencias pueden predisponer al abuso de sustancias.
Avram Holmes, psicólogo de la Universidad de Yale, y un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard y del Hospital General de Massachusetts en Boston, todos en EE.UU., encontró que el aumento de la impulsividad y la búsqueda de sensaciones en adultos jóvenes sanos estaba relacionado con claras diferencias en sus estructuras cerebrales: las áreas involucradas en la toma de decisiones y el autocontrol tenían una corteza, la arrugada capa externa del cerebro, o materia gris, más delgada.
Este estudio se basa en vínculos sólidos entre la impulsividad, la búsqueda de sensaciones, y el abuso de sustancias. La investigación previa indica que los genes juegan un papel en estos comportamientos. Otros estudios concluyen que el consumo de sustancias puede afectar a la anatomía y el funcionamiento del cerebro con el tiempo. Los científicos no saben el grado en que las anomalías cerebrales, presentes antes de la toma de drogas, contribuyen a la probabilidad de que una persona desarrolle un trastorno por abuso de sustancias.
El estudio
Holmes y sus colegas examinaron la variabilidad en la estructura del cerebro de 1.234 hombres y mujeres de 18 a 35 años de edad sin antecedentes de trastornos psiquiátricos o dependencia de sustancias. Utilizando imágenes de resonancia magnética (MRI), el equipo midió el tamaño de las regiones particulares del cerebro de cada participante.
Los participantes también completaron cuestionarios que evalúan rasgos asociados con la búsqueda de sensaciones y la impulsividad, como la necesidad de nuevas e intensas experiencias, la voluntad de tomar riesgos, y la tendencia a tomar decisiones rápidas. Los participantes también informaron sobre su consumo de alcohol, tabaco y cafeína.
Los científicos encontraron que las personas que dijeron buscar altos niveles de estimulación o excitación tenían reducido el grosor cortical -de materia gris- en las regiones del cerebro asociadas con la toma de decisiones y el autocontrol. Los vínculos más fuertes se produjeron en áreas del cerebro relacionadas con la capacidad de regular las emociones y la conducta: la corteza cingulada anterior y la circunvolución frontal media.
Los cambios en esas estructuras cerebrales también se correlacionaban con una tendencia de los participantes a actuar por impulso y a un consumo elevado de alcohol, tabaco o cafeína.
"Los resultados nos permiten tener una mejor comprensión sobre cómo las variaciones normales de la anatomía del cerebro en la población general pueden inclinar tanto las características temperamentales como los comportamientos de salud, incluido el abuso de sustancias", dice Holmes, en una nota de prensa de Sociedad de Neurociencia estadounidense.
Kristine Beate Walhovd, profesora de neuropsicología en la Universidad de Oslo (Noruega), que no participó en el estudio, está de acuerdo. "Una fortaleza del estudio es que identifican esta relación en participantes no consumidores, lo que implica que estas variaciones no son una mera consecuencia de la historia individual de consumo de sustancias", añade.
La importancia de la variabilidad individual en la anatomía del cerebro sigue siendo un tema de debate en este campo, añade Holmes. Se tiene previsto seguir examinando cómo podrían afectar los cambios en la anatomía y el funcionamiento del cerebro a estos y otros comportamientos asociados con el riesgo de enfermedad psiquiátrica y mala salud en general.
Holmes y sus colegas examinaron la variabilidad en la estructura del cerebro de 1.234 hombres y mujeres de 18 a 35 años de edad sin antecedentes de trastornos psiquiátricos o dependencia de sustancias. Utilizando imágenes de resonancia magnética (MRI), el equipo midió el tamaño de las regiones particulares del cerebro de cada participante.
Los participantes también completaron cuestionarios que evalúan rasgos asociados con la búsqueda de sensaciones y la impulsividad, como la necesidad de nuevas e intensas experiencias, la voluntad de tomar riesgos, y la tendencia a tomar decisiones rápidas. Los participantes también informaron sobre su consumo de alcohol, tabaco y cafeína.
Los científicos encontraron que las personas que dijeron buscar altos niveles de estimulación o excitación tenían reducido el grosor cortical -de materia gris- en las regiones del cerebro asociadas con la toma de decisiones y el autocontrol. Los vínculos más fuertes se produjeron en áreas del cerebro relacionadas con la capacidad de regular las emociones y la conducta: la corteza cingulada anterior y la circunvolución frontal media.
Los cambios en esas estructuras cerebrales también se correlacionaban con una tendencia de los participantes a actuar por impulso y a un consumo elevado de alcohol, tabaco o cafeína.
"Los resultados nos permiten tener una mejor comprensión sobre cómo las variaciones normales de la anatomía del cerebro en la población general pueden inclinar tanto las características temperamentales como los comportamientos de salud, incluido el abuso de sustancias", dice Holmes, en una nota de prensa de Sociedad de Neurociencia estadounidense.
Kristine Beate Walhovd, profesora de neuropsicología en la Universidad de Oslo (Noruega), que no participó en el estudio, está de acuerdo. "Una fortaleza del estudio es que identifican esta relación en participantes no consumidores, lo que implica que estas variaciones no son una mera consecuencia de la historia individual de consumo de sustancias", añade.
La importancia de la variabilidad individual en la anatomía del cerebro sigue siendo un tema de debate en este campo, añade Holmes. Se tiene previsto seguir examinando cómo podrían afectar los cambios en la anatomía y el funcionamiento del cerebro a estos y otros comportamientos asociados con el riesgo de enfermedad psiquiátrica y mala salud en general.
Referencia bibliográfica:
A. J. Holmes, M. O. Hollinshead, J. L. Roffman, J. W. Smoller, R. L. Buckner: Individual Differences in Cognitive Control Circuit Anatomy Link Sensation Seeking, Impulsivity, and Substance Use. Journal of Neuroscience (2016) DOI: 10.1523/JNEUROSCI.3206-15.2016.
A. J. Holmes, M. O. Hollinshead, J. L. Roffman, J. W. Smoller, R. L. Buckner: Individual Differences in Cognitive Control Circuit Anatomy Link Sensation Seeking, Impulsivity, and Substance Use. Journal of Neuroscience (2016) DOI: 10.1523/JNEUROSCI.3206-15.2016.