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Las experiencias nos hacen más felices que las cosas que compramos

La adaptación y las comparaciones reducen rápidamente la satisfacción que proporcionan los bienes materiales, señala un estudio


Una investigación realizada por psicólogos de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, ha revelado las razones por las que la búsqueda de la felicidad se encuentra más en nuestras vivencias que en los objetos materiales que podamos adquirir. Según los científicos, los bienes adquiridos dejan de satisfacernos pronto por las comparaciones que se hacen con los bienes de otros y, también, por nuestra capacidad de adaptación, que hace que enseguida nos acostumbremos a lo nuevo. Por el contrario, la satisfacción de las experiencias permanece más fácilmente con nosotros. Por Yaiza Martínez.


08/04/2010

Fuente: Everystockphoto.
Fuente: Everystockphoto.
La felicidad que obtenemos al disfrutar de unas vacaciones o hacer ejercicio físico, como montar en bicicleta, es inicialmente grande, y sigue creciendo cuando recordamos nuestras experiencias. Por el contrario, la felicidad que sentimos cuando compramos un coche nuevo, una televisión de pantalla plana o cualquier otro objeto tiende a desaparecer rápidamente. Esto es lo que sugiere un estudio realizado por dos psicólogos de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, que afirman que hay varias razones por las que los humanos obtenemos un placer mayor y más duradero de las experiencias que vivimos que de los objetos que adquirimos.

Thomas Gilovich y su colaborador, Travis J. Carter, publicarán pronto los resultados de la presente investigación en la revista especializada Journal of Personality and Social Psychology.

En un comunicado de la Universidad de Cornell, Gilovich adelanta que una de las razones para esta diferencia en la felicidad obtenida de experiencias o de objetos comprados radicaría en que “las experiencias son menos comparables que los objetos y, por tanto, están menos sometidas a las comparaciones sociales odiosas, ante las que no son tan vulnerables”.

Las vivencias nos resultarían, por tanto, más satisfactorias porque son más difíciles de comparar con las experiencias de otros, dado que pertenecen sólo a aquéllos que las han vivido.

Por el contrario, la gente puede sentirse menos satisfecha con sus adquisiciones materiales porque se tiende a pensar mucho en lo que “se podría tener” (un mejor modelo, un mejor precio…), una vez que se ha hecho una compra.

Nos adaptamos a los objetos

Según los científicos, los consumidores emplean más tiempo en pensar sobre los objetos materiales que no eligieron que el que dedican a comparar sus experiencias con las de otros.

Otra razón que marca la diferencia entre la satisfacción que obtenemos al comprarnos algo o la que obtenemos al disfrutar de una experiencia es, sorprendentemente, nuestra capacidad de adaptación.

Gilovich afirma que “existen muchas investigaciones sobre el bienestar y la felicidad que demuestran que nos adaptamos a la mayoría de las cosas”.

Por eso, cuando compramos algo nuevo, nuestra adquisición nos hace felices inicialmente, pero enseguida nos adaptamos a ella, lo que termina con la felicidad que nos proporcionaba.

En cambio, otro tipo de gastos, los que dedicamos a proporcionarnos ciertas experiencias –como un viaje-, no se ven sometidos a esta capacidad de adaptación.

Ocho estudios

Hace unos años, Givolich realizó diversos estudios en los que se demostró que la gente obtenía generalmente más felicidad de sus experiencias que de sus posesiones. En esta investigación reciente, el psicólogo y su colaborador han tratado de descubrir porqué.

Para ello, realizaron ocho estudios distintos, según explican los investigadores en el artículo del Journal of Personality and Social Psychology.

En uno de los estudios, constaron que los participantes se sentían menos satisfechos con sus adquisiciones materiales porque tendían más a pensar en las opciones que otros habían escogido, y que ellos mismos podrían haber escogido también.

Un segundo estudio reveló que los participantes buscaban el mayor rendimiento cuando elegían algo. Cuando seleccionaban sus experiencias, por el contrario, buscaban su propia satisfacción.

Por otra parte, en otro estudio se constató que los participantes examinaban más las adquisiciones materiales no escogidas que las experiencias que no habían seleccionado.

En el resto de los estudios, se demostró que la satisfacción de los participantes por sus adquisiciones materiales se reducía por las comparaciones con otras opciones disponibles, con las mismas opciones a precios distintos, y con otras opciones escogidas por otros participantes.


Políticas para la felicidad

En general, explica Gilovich, las comparaciones visibles reducen la satisfacción que nos producen los objetos materiales que compramos. Por el contrario, si comparamos experiencias, aunque sean similares –como un viaje a un mismo lugar- cada una de estas experiencias resultan únicas y, por tanto, el placer que producen no es fácilmente reducible por comparación.

Los resultados de la presente investigación sugieren que, dado que la gente obtiene más felicidad de sus experiencias que de sus posesiones, deberían llevarse a cabo políticas que desarrollen los recursos necesarios para asegurar que la población disfrute de diversas experiencias.

Por ejemplo, no se puede hacer senderismo si no hay rutas o no es fácil ir en bicicleta por la ciudad si no hay carril específico para bicicletas.

Según Gilovich, si este tipo de cosas es lo que hace que las personas disfruten más y durante más tiempo, se deben crear comunidades que cuenten con parques, senderos e instalaciones en los que las experiencias que nos hacen felices puedan desarrollarse.



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1.Publicado por humanoide el 10/04/2010 11:04
wow! interesantisimo estudio, si nos ponemos apensar sobre que cosas nos hacen felices, desde mi opinion tardariamos decadas en establecer que estimulo es mas elevado que otro considerando nuestra subjetividad como seres humanos. Considerando al mismo tiempo que en la actualidad las personas formamos parte de un sistema que insta a estar constantemente adquiriendo, consumiendo y "renovando" cada producto que compramos por suponer que hara nuestra vida mas facil y dichosa. Me parece un punto importantisimo el hecho de establecer que las Politicas Pcublicas deberian considerar aspectos de un studio como este, orientadas a la dispercion y a programas que estimulen de manera positiva el ocio, mas que la construccion de centros comerciales y granddes tiendas, hechando abajo cines y teatros como se puede apreciar donde yo vivo (un cine llamado "cine rex" con varios años en la region fue demolido hace ya un año porque el gobierno acostumbra dar credito a grandes empresarios del retail para que construyan sus imperios, olvidando de forma voluntaria el espacio destinado a la recreacion y la cultura de la poblacion.

saludos desde Chile

2.Publicado por Erick Bojorque el 11/04/2010 00:07
erickbojorque
Saludos cordiales.

Me parece muy importante tal estudio.
Sería adecuado llevar tal concepto a las aulas.
Un sistema educativo que inste a los estudiantes a constantes experiencias motrices resulta mucho mas enriquecedor que aquel intelectual.
La aventura por encima de ir al shopping.

Humanidades felices a partir de una correcta educación.

Atentamente
Erick Bojorque




3.Publicado por martina el 20/06/2010 05:01
me encanto el articulo y la opinion del arquitecto , coincido totalmente

4.Publicado por Andrea el 03/07/2010 21:37
Dos cosas que resaltar del articulo:

1.- Vamos entendiendo, en parte, la base del consumismo: compro-uso-ya no me satisface-compro mas...!!!??? No nos paramos a pensar...y repetimos "mas de los mismo". Un circulo vicioso interminable...

2.- Los gobiernos deben "repensar" al ser humano, facilitando el desarrollo de sus ciudadanos al abrir "mas y novedosas alternativas de gestion de su tiempo"...(Me pregunto si esto no toca varios intereses...) Lo rescatable es entonces saber "que es lo que necesitamos y que es lo que debemos exigir": no dejar que decidan por nosotros...

Gracias por el articulo!!!...



5.Publicado por Javier el 03/02/2017 15:35
En esta sociedad tan consumista, el valor de las experiencias ha quedado en un segundo plano. Y parece que así estamos bien, que es lo más adecuado para nosotros.

Me niego a pensar así, y bajo mi propia experiencia, ningún objeto ha superado nunca un experiencia tipo viaje, tipo charla, tipo curso práctico, tipo conferencia, etc.

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