El gusto por el riesgo, que disminuye generalmente con la edad, está relacionado con la cantidad de materia gris existente en el cerebro, según ha descubierto una investigación. Tiene que ver más con la diferencia anatómica del sistema nervioso, que se modifica con los años, que con la edad de una persona.
La sustancia gris, también conocida como materia gris, es un tejido neuronal que se encuentra en el cerebro y en la médula espinal. Forma parte del Sistema Nervioso Central y está compuesto mayoritariamente por cuerpos neuronales y sus dentritas.
En un artículo publicado en Nature Communications, los investigadores explican que trabajaron con 52 adultos de edades comprendidas entre los 18 y los 88 años. Les invitaron a elegir entre la seguridad de ganar cinco dólares y la opción más incierta (25%) de ganar cuatro veces más.
Durante el experimento, los investigadores han medido el volumen de masa gris del cerebro a través de imágenes de resonancia magnética. Así pudieron constatar que la preferencia por el beneficio asegurado (los cinco dólares) aumenta a medida que los voluntarios tienen más edad.
A continuación integraron estos datos en un modelo matemático y descubrieron que la variable que permite explicar este comportamiento no está relacionada directamente con la edad, sino con la densidad neuronal de la materia gris presente en una zona específica del cerebro, el córtex parietal posterior derecho, especializado en gestionar las informaciones espaciales y provocar las reacciones subjetivas consiguientes.
El envejecimiento juega un papel en estas decisiones, destacan los investigadores, pues implica una disminución de la materia gris del córtex parietal posterior derecho. Esta es la razón, según los investigadores, por la cual las personas mayores se alejan con la edad de cualquier decisión que implique algún riesgo. No es una consecuencia directa de la edad, sino de la transformación del sistema nervioso que se sufre con los años.
La sustancia gris, también conocida como materia gris, es un tejido neuronal que se encuentra en el cerebro y en la médula espinal. Forma parte del Sistema Nervioso Central y está compuesto mayoritariamente por cuerpos neuronales y sus dentritas.
En un artículo publicado en Nature Communications, los investigadores explican que trabajaron con 52 adultos de edades comprendidas entre los 18 y los 88 años. Les invitaron a elegir entre la seguridad de ganar cinco dólares y la opción más incierta (25%) de ganar cuatro veces más.
Durante el experimento, los investigadores han medido el volumen de masa gris del cerebro a través de imágenes de resonancia magnética. Así pudieron constatar que la preferencia por el beneficio asegurado (los cinco dólares) aumenta a medida que los voluntarios tienen más edad.
A continuación integraron estos datos en un modelo matemático y descubrieron que la variable que permite explicar este comportamiento no está relacionada directamente con la edad, sino con la densidad neuronal de la materia gris presente en una zona específica del cerebro, el córtex parietal posterior derecho, especializado en gestionar las informaciones espaciales y provocar las reacciones subjetivas consiguientes.
El envejecimiento juega un papel en estas decisiones, destacan los investigadores, pues implica una disminución de la materia gris del córtex parietal posterior derecho. Esta es la razón, según los investigadores, por la cual las personas mayores se alejan con la edad de cualquier decisión que implique algún riesgo. No es una consecuencia directa de la edad, sino de la transformación del sistema nervioso que se sufre con los años.
Factores más complejos
Pero la cuestión es todavía algo más compleja, añaden: la asunción del riesgo depende además de un amplio grupo de factores a menudo inseparables, por lo que las investigaciones deben proseguir para aclarar estos procesos.
El próximo objetivo de estos investigadores será definir con mayor precisión el papel que desempeñan los cambios en la anatomía del sistema nervioso que sufren las personas a medida que envejecen.
"Sabemos que a medida que las personas envejecen, tienden a ser más reacias a correr riesgos", dicen los investigadores en un comunicado. "Sin embargo, parece que hay algo que dice que todos envejecen a un ritmo diferente. Nuestra investigación sugiere que la velocidad con la que cambia la estructura de nuestro cerebro tiene un mayor impacto en nuestra tolerancia al riesgo que la edad cronológica", añaden.
Conocer mejor estos procesos es importante debido al cambio demográfico sin precedentes que vive nuestra especie, en el que las personas mayores de 60 años tienen cada vez un mayor peso demográfico.
Entender cómo afectará este cambio a las decisiones tomadas en nuestras sociedades a nivel político y económico es de gran importancia, dicen los investigadores.
"Cuando elegimos a nuestros compañeros de viaje, hacemos una apuesta con un colega, invertimos en acciones o votamos en elecciones presidenciales, no podemos predecir con certeza cómo estas decisiones nos afectarán a nosotros y a los demás. Entender la estructura del cerebro puede ayudarnos a predecir cómo nuestras propias decisiones y las de los demás cambiarán a medida que nuestro cerebro envejece", concluyen.
Pero la cuestión es todavía algo más compleja, añaden: la asunción del riesgo depende además de un amplio grupo de factores a menudo inseparables, por lo que las investigaciones deben proseguir para aclarar estos procesos.
El próximo objetivo de estos investigadores será definir con mayor precisión el papel que desempeñan los cambios en la anatomía del sistema nervioso que sufren las personas a medida que envejecen.
"Sabemos que a medida que las personas envejecen, tienden a ser más reacias a correr riesgos", dicen los investigadores en un comunicado. "Sin embargo, parece que hay algo que dice que todos envejecen a un ritmo diferente. Nuestra investigación sugiere que la velocidad con la que cambia la estructura de nuestro cerebro tiene un mayor impacto en nuestra tolerancia al riesgo que la edad cronológica", añaden.
Conocer mejor estos procesos es importante debido al cambio demográfico sin precedentes que vive nuestra especie, en el que las personas mayores de 60 años tienen cada vez un mayor peso demográfico.
Entender cómo afectará este cambio a las decisiones tomadas en nuestras sociedades a nivel político y económico es de gran importancia, dicen los investigadores.
"Cuando elegimos a nuestros compañeros de viaje, hacemos una apuesta con un colega, invertimos en acciones o votamos en elecciones presidenciales, no podemos predecir con certeza cómo estas decisiones nos afectarán a nosotros y a los demás. Entender la estructura del cerebro puede ayudarnos a predecir cómo nuestras propias decisiones y las de los demás cambiarán a medida que nuestro cerebro envejece", concluyen.
Referencia
Neuroanatomy accounts for age-related changes in risk preferences. Michael A. Grubb, Agnieszka Tymula, Sharon Gilaie-Dotan, Paul W. Glimcher & Ifat Levy. Nature Communications 7, Article number: 13822 (2016). DOI:10.1038/ncomms13822
Neuroanatomy accounts for age-related changes in risk preferences. Michael A. Grubb, Agnieszka Tymula, Sharon Gilaie-Dotan, Paul W. Glimcher & Ifat Levy. Nature Communications 7, Article number: 13822 (2016). DOI:10.1038/ncomms13822