Minnesota Health Care Programs
Un estudio realizado por la universidad de Chicago a un grupo de 2.000 médicos practicantes del sistema sanitario estadounidense ha descubierto en qué medida las creencias religiosas afectan a la práctica médica.
El estudio revela que 14% de los pacientes (más de 40 millones de norteamericanos) están siendo tratados por profesionales de la medicina que no se creen en la obligación de revelarles información acerca de todos los tratamientos disponibles, particularmente sobre los cuestionados por diferentes creencias religiosas, y que el 29% de los pacientes (cerca de 100 millones de estadounidenses) están atendidos por médicos que no se sienten obligados a derivarlos a otros médicos dispuestos a tratarlos sin condicionamientos religiosos.
Estos son los principales resultados de esta investigación, según explica un comunicado de la Universidad de Chicago. La investigación ha sido publicada por la revista The New England Journal of Medicine en un artículo titulado Religion, Conscience, and Controversial Clinical Practices (religión, conciencia y prácticas clínicas controvertidas).
La profesión médica en Estados Unidos parece así estar dividida, señala el estudio, no sólo en las actitudes acerca de temas problemáticos como la eutanasia, el aborto o el control de natalidad en adolescentes, sino también en los criterios sobre lo que los médicos deben hacer cuando los pacientes les solicitan un procedimiento médico legal con el que ellos no están de acuerdo por sus creencias u opiniones.
Millones de afectados
El estudio revela que el 86% de los médicos se sienten obligados a exponer todas las opciones a sus pacientes en estos tipos de casos. Sólo el 71% señala que sienten la obligación de derivar a los pacientes a doctores que no objetaran sobre los tratamientos controvertidos, y el 63% cree éticamente aceptable que los doctores les expresaran a los pacientes sus propias objeciones.
Los autores de la investigación, entre ellos Farr Curlin, miembro del MacLean Center for Clinical Medical Ethics de la universidad de Chicago, y John Lantos, profesor de pediatría y medicina y director asociado del MacLean Center, señalan que estas actitudes afectan a millones de personas.
Por tanto, se crea un dilema importante dentro de la sociedad norteamericana actual, muy plural, porque médicos y pacientes proceden de diferentes tradiciones morales, religiosas y seculares, que a veces no coinciden entre sí sobre si una intervención médica particular es moralmente aceptable.
Tres cuestiones controvertidas
Los investigadores enviaron por e-mail un cuestionario de 12 páginas a 2.000 médicos de todas las especialidades, al que constataron 1.144 (el 63%).
En el cuestionario se preguntaba a los médicos si objetaban a tres prácticas clínicas controvertidas. Sólo el 17% estaba en contra de la sedación terminal (que consiste en sedar a pacientes moribundos hasta inducirles la inconsciencia), pero el 42% no estaba de acuerdo con prescribir el control de natalidad a los adolescentes sin el consentimiento paterno, y el 52% objetaba contra el aborto, en caso de fallo en la anticoncepción.
También se les preguntó a los médicos acerca de su sentido de la obligación cuando los pacientes les pedían este tipo de procedimientos. ¿Deben los médicos describir las posibles opciones? Si no están de acuerdo con los procedimientos, ¿deben explicar claramente por qué? Si objetan ante estos tratamientos, ¿tienen la obligación de derivar al paciente a otro médico que no objete?
Las respuestas estaban muy relacionadas con el sexo, la religión y las opiniones de los encuestados.
Influencia de las creencias
Los médicos varones, aquellos más religiosos (particularmente católicos y protestantes) y los que no estaban de acuerdo con las prácticas médicas controvertidas, tendían más a creer que los médicos deben exponer sus objeciones a los pacientes, al tiempo que debían presentarles todas las opciones o derivarlos a médicos dispuestos a aplicarles este tipo de tratamientos.
Mientras que el 86% se sentía obligado a presentar las opciones posibles, el 6% se mostró indeciso, y otro 8% pensaba que ésa no era su responsabilidad. El 63% pensaba que era ético exponer claramente por qué no querían aplicar los procedimientos requeridos.
Un 18% no se sentía obligado a derivar al paciente a otros médicos, y el 11% se mostraba indeciso ante esa posibilidad. Los resultados señalan que las creencias de los médicos a menudo no se abandonan en la práctica médica, sino que influyen en ella.
El estudio revela que 14% de los pacientes (más de 40 millones de norteamericanos) están siendo tratados por profesionales de la medicina que no se creen en la obligación de revelarles información acerca de todos los tratamientos disponibles, particularmente sobre los cuestionados por diferentes creencias religiosas, y que el 29% de los pacientes (cerca de 100 millones de estadounidenses) están atendidos por médicos que no se sienten obligados a derivarlos a otros médicos dispuestos a tratarlos sin condicionamientos religiosos.
Estos son los principales resultados de esta investigación, según explica un comunicado de la Universidad de Chicago. La investigación ha sido publicada por la revista The New England Journal of Medicine en un artículo titulado Religion, Conscience, and Controversial Clinical Practices (religión, conciencia y prácticas clínicas controvertidas).
La profesión médica en Estados Unidos parece así estar dividida, señala el estudio, no sólo en las actitudes acerca de temas problemáticos como la eutanasia, el aborto o el control de natalidad en adolescentes, sino también en los criterios sobre lo que los médicos deben hacer cuando los pacientes les solicitan un procedimiento médico legal con el que ellos no están de acuerdo por sus creencias u opiniones.
Millones de afectados
El estudio revela que el 86% de los médicos se sienten obligados a exponer todas las opciones a sus pacientes en estos tipos de casos. Sólo el 71% señala que sienten la obligación de derivar a los pacientes a doctores que no objetaran sobre los tratamientos controvertidos, y el 63% cree éticamente aceptable que los doctores les expresaran a los pacientes sus propias objeciones.
Los autores de la investigación, entre ellos Farr Curlin, miembro del MacLean Center for Clinical Medical Ethics de la universidad de Chicago, y John Lantos, profesor de pediatría y medicina y director asociado del MacLean Center, señalan que estas actitudes afectan a millones de personas.
Por tanto, se crea un dilema importante dentro de la sociedad norteamericana actual, muy plural, porque médicos y pacientes proceden de diferentes tradiciones morales, religiosas y seculares, que a veces no coinciden entre sí sobre si una intervención médica particular es moralmente aceptable.
Tres cuestiones controvertidas
Los investigadores enviaron por e-mail un cuestionario de 12 páginas a 2.000 médicos de todas las especialidades, al que constataron 1.144 (el 63%).
En el cuestionario se preguntaba a los médicos si objetaban a tres prácticas clínicas controvertidas. Sólo el 17% estaba en contra de la sedación terminal (que consiste en sedar a pacientes moribundos hasta inducirles la inconsciencia), pero el 42% no estaba de acuerdo con prescribir el control de natalidad a los adolescentes sin el consentimiento paterno, y el 52% objetaba contra el aborto, en caso de fallo en la anticoncepción.
También se les preguntó a los médicos acerca de su sentido de la obligación cuando los pacientes les pedían este tipo de procedimientos. ¿Deben los médicos describir las posibles opciones? Si no están de acuerdo con los procedimientos, ¿deben explicar claramente por qué? Si objetan ante estos tratamientos, ¿tienen la obligación de derivar al paciente a otro médico que no objete?
Las respuestas estaban muy relacionadas con el sexo, la religión y las opiniones de los encuestados.
Influencia de las creencias
Los médicos varones, aquellos más religiosos (particularmente católicos y protestantes) y los que no estaban de acuerdo con las prácticas médicas controvertidas, tendían más a creer que los médicos deben exponer sus objeciones a los pacientes, al tiempo que debían presentarles todas las opciones o derivarlos a médicos dispuestos a aplicarles este tipo de tratamientos.
Mientras que el 86% se sentía obligado a presentar las opciones posibles, el 6% se mostró indeciso, y otro 8% pensaba que ésa no era su responsabilidad. El 63% pensaba que era ético exponer claramente por qué no querían aplicar los procedimientos requeridos.
Un 18% no se sentía obligado a derivar al paciente a otros médicos, y el 11% se mostraba indeciso ante esa posibilidad. Los resultados señalan que las creencias de los médicos a menudo no se abandonan en la práctica médica, sino que influyen en ella.