Células de cordón umbilical ayudaron a crear conexiones sinápticas (en amarillo) en las retinas de ratas. Imagen: Sehwon Koh. Fuente: Universidad de Duke
Los problemas de degeneración ocular podrían haber encontrado un nuevo amigo en el propio cuerpo humano, en un lugar insospechado pero con un enorme potencial: el cordón umbilical.
Así lo sugiere un estudio de la Universidad de Duke (EEUU) dirigido por la profesora adjunta de biología celular y neurobiología Cagla Eroglu.
El trabajo, realizado en experimentos con ratas, ha demostrado la influencia de células extraídas del tejido del cordón umbilical (no de la sangre) en las neuronas de la retina; concretamente, sobre el crecimiento, el número de sinapsis, y la longevidad de estas.
Todos los beneficios, sin embargo, no parecen tener el mismo agente. El número de conexiones sinápticas, afirman los investigadores, se vio incrementado por moléculas de la familia de las trombospondinas : los tipos TSP1, TSP2, y TSP4 tuvieron un papel fundamental en el desarrollo de nuevas neuritas, y en el establecimiento de un mayor número de sinapsis entre las ya existentes.
Así lo sugiere un estudio de la Universidad de Duke (EEUU) dirigido por la profesora adjunta de biología celular y neurobiología Cagla Eroglu.
El trabajo, realizado en experimentos con ratas, ha demostrado la influencia de células extraídas del tejido del cordón umbilical (no de la sangre) en las neuronas de la retina; concretamente, sobre el crecimiento, el número de sinapsis, y la longevidad de estas.
Todos los beneficios, sin embargo, no parecen tener el mismo agente. El número de conexiones sinápticas, afirman los investigadores, se vio incrementado por moléculas de la familia de las trombospondinas : los tipos TSP1, TSP2, y TSP4 tuvieron un papel fundamental en el desarrollo de nuevas neuritas, y en el establecimiento de un mayor número de sinapsis entre las ya existentes.
Un doble efecto
El experimento no se realizó de manera directa sobre los organismos, sino en soluciones orgánicas en que las distintas células se sumergieron, sin tocarse, en un mismo fluido. Los investigadores sumergieron células umbilicales y neuronas retinales en una solución; en la otra, tan solo las neuronas retinales.
Tras el estudio, los resultados demostraron un doble efecto: mientras que en el fluido homogéneo no se habían producido cambios, en el fluido con ambos tipos de células las neuronas habían desarrollado nuevas neuritas y sinapsis, algo que los investigadores atribuyen a la trombospondina, y que afirman permitirá avanzar en el campo de la ayuda a las neuronas afectadas por enfermedades neurodegenerativas.
Además, en el fluido heterogéneo se había producido crecimiento celular y, sobre todo, un incremento en la longevidad de las neuronas, parejo al desarrollo de neuritas y sinapsis. Con todo, la trombospondina no es la responsable de esa mayor longevidad, por lo que el mismo equipo se encuentra ahora investigando a las posibles moléculas responsables de ese efecto.
La lucha contra la neurodegeneración
El trabajo de Eroglu ya había desarrollado antes investigaciones con trombospondinas, también responsables de la creacíon de sinapsis en el cerebro, y procedentes de unas células cerebrales conocidas como astrocitos.
Por lo pronto, el equipo se centrará más en las posibles aplicaciones terapéuticas del descubrimiento, así como en la investigación de nuevos tratamientos para las enfermedades oculares neurodegenerativas. “Al entender más sobre el funcionamiento de estas células”, declara Eroglu, “estamos un paso más cerca de entender los aspectos de las enfermedades en que estas células deberían ser estudiadas”.
El experimento no se realizó de manera directa sobre los organismos, sino en soluciones orgánicas en que las distintas células se sumergieron, sin tocarse, en un mismo fluido. Los investigadores sumergieron células umbilicales y neuronas retinales en una solución; en la otra, tan solo las neuronas retinales.
Tras el estudio, los resultados demostraron un doble efecto: mientras que en el fluido homogéneo no se habían producido cambios, en el fluido con ambos tipos de células las neuronas habían desarrollado nuevas neuritas y sinapsis, algo que los investigadores atribuyen a la trombospondina, y que afirman permitirá avanzar en el campo de la ayuda a las neuronas afectadas por enfermedades neurodegenerativas.
Además, en el fluido heterogéneo se había producido crecimiento celular y, sobre todo, un incremento en la longevidad de las neuronas, parejo al desarrollo de neuritas y sinapsis. Con todo, la trombospondina no es la responsable de esa mayor longevidad, por lo que el mismo equipo se encuentra ahora investigando a las posibles moléculas responsables de ese efecto.
La lucha contra la neurodegeneración
El trabajo de Eroglu ya había desarrollado antes investigaciones con trombospondinas, también responsables de la creacíon de sinapsis en el cerebro, y procedentes de unas células cerebrales conocidas como astrocitos.
Por lo pronto, el equipo se centrará más en las posibles aplicaciones terapéuticas del descubrimiento, así como en la investigación de nuevos tratamientos para las enfermedades oculares neurodegenerativas. “Al entender más sobre el funcionamiento de estas células”, declara Eroglu, “estamos un paso más cerca de entender los aspectos de las enfermedades en que estas células deberían ser estudiadas”.
Referencia bibliográfica: S. Koh, N. Kim, H. H. Yin, I. R. Harris, N. S. Dejneka, C. Eroglu. Human Umbilical Tissue-Derived Cells Promote Synapse Formation and Neurite Outgrowth via Thrombospondin Family Proteins. Journal of Neuroscience (2015). DOI: 10.1523/JNEUROSCI.1364-15.2015.