Un equipo de investigadores de Canadá, Suecia y EE.UU. ha descubierto que el excremento de las aves puede estar jugando un papel en el enfriamiento del Ártico durante los meses más cálidos.
En un artículo publicado en la revista Nature Communications, el equipo describe cómo encontraron niveles inesperados de amoníaco en el aire durante los viajes que realizaron a diferentes lugares árticos, y cómo relacionaron estos niveles con las heces de las aves y luego modelaron el impacto que podría estar teniendo este proceso en el entorno local.
Tal como explican en su artículo, millones de aves migran a las regiones árticas durante los meses más cálidos, cubriendo con guano gran parte del paisaje local. Hasta ahora, sin embargo, no se había establecido ninguna conexión entre estos excrementos y los cambios de temperatura.
Durante un viaje al Ártico canadiense hace dos años, los investigadores recolectaron muestras de aire para su estudio. En el análisis de estas muestras, los investigadores encontraron que durante ciertas épocas del año (cuando la temperatura estaba por encima de la congelación), hubo un notable aumento de los niveles de amoníaco en el aire, informa physorg.
Inicialmente pensaron que el amoníaco venía del mar, pero después de algunas pruebas, encontraron que no era el caso. El siguiente candidato más obvio fueron los animales que viven en esos lugares: la elección lógica para el estudio fue la migración de aves debido a su enorme número.
Guano y nubes
Se calcula que 400.000 toneladas de guano son depositadas por decenas de millones de pájaros en los suelos árticos, debido a su migración y anidación entre mayo y septiembre.
Los peces, ricos en nitrógeno (N) son ingeridos por los pájaros, que a su vez depositan urea y heces que contienen bacterias productoras de amoniaco (NH4). Una vez en la atmósfera, este compuesto reacciona con el ácido sulfúrico producido por la oxidación del Sulfuro de dimetilo (DMS) expulsado por las algas cuando son ingeridas por el plancton, así como por el plástico en descomposición.
El DMS, al entrar en contacto con la atmósfera, se oxida y se condensa sobre partículas ya existentes formando pequeños núcleos. Estos pequeños núcleos, mediante un proceso de coagulación, forman los núcleos de condensación de nubes (CNN).
Estas nubes, según los investigadores, tienen un albedo alto. El albedo es el porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre la misma. Un albedo alto enfría el planeta porque la luz (radiación) absorbida y aprovechada para calentarlo es mínima.
En un artículo publicado en la revista Nature Communications, el equipo describe cómo encontraron niveles inesperados de amoníaco en el aire durante los viajes que realizaron a diferentes lugares árticos, y cómo relacionaron estos niveles con las heces de las aves y luego modelaron el impacto que podría estar teniendo este proceso en el entorno local.
Tal como explican en su artículo, millones de aves migran a las regiones árticas durante los meses más cálidos, cubriendo con guano gran parte del paisaje local. Hasta ahora, sin embargo, no se había establecido ninguna conexión entre estos excrementos y los cambios de temperatura.
Durante un viaje al Ártico canadiense hace dos años, los investigadores recolectaron muestras de aire para su estudio. En el análisis de estas muestras, los investigadores encontraron que durante ciertas épocas del año (cuando la temperatura estaba por encima de la congelación), hubo un notable aumento de los niveles de amoníaco en el aire, informa physorg.
Inicialmente pensaron que el amoníaco venía del mar, pero después de algunas pruebas, encontraron que no era el caso. El siguiente candidato más obvio fueron los animales que viven en esos lugares: la elección lógica para el estudio fue la migración de aves debido a su enorme número.
Guano y nubes
Se calcula que 400.000 toneladas de guano son depositadas por decenas de millones de pájaros en los suelos árticos, debido a su migración y anidación entre mayo y septiembre.
Los peces, ricos en nitrógeno (N) son ingeridos por los pájaros, que a su vez depositan urea y heces que contienen bacterias productoras de amoniaco (NH4). Una vez en la atmósfera, este compuesto reacciona con el ácido sulfúrico producido por la oxidación del Sulfuro de dimetilo (DMS) expulsado por las algas cuando son ingeridas por el plancton, así como por el plástico en descomposición.
El DMS, al entrar en contacto con la atmósfera, se oxida y se condensa sobre partículas ya existentes formando pequeños núcleos. Estos pequeños núcleos, mediante un proceso de coagulación, forman los núcleos de condensación de nubes (CNN).
Estas nubes, según los investigadores, tienen un albedo alto. El albedo es el porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre la misma. Un albedo alto enfría el planeta porque la luz (radiación) absorbida y aprovechada para calentarlo es mínima.
Enfriamiento ártico
De esta forma los investigadores descubrieron una solución natural y eficaz para el calentamiento del Ártico, cuyos niveles de temperatura, tal como hemos informado en otro artículo, alarman a la comunidad científica.
Según este estudio, el guano permitiría un enfriamiento medio de 0,5 vatios por metro cuadrado, con un plus de un vatio en algunas regiones del ártico. En contraste, el efecto invernadero origina un calentamiento de 150 vatios por metro cuadrado en el mundo y el CO2 emitido por la actividad humana calienta 1.6 vatios por metro cuadrado.
Las nubes llenas de amoniaco por el efecto descrito están lejos de compensar el calentamiento del clima global, según los investigadores, pero constituyen al menos una esperanza para el Ártico.
Los investigadores no están sugiriendo que persuadir a más pájaros a emigrar al Ártico cada año pueda retrasar la fusión del hielo polar, pero sugieren que su trabajo destaca cuán complejo es nuestro ecosistema global en realidad y cuántos factores contribuyen a su estado actual.
De esta forma los investigadores descubrieron una solución natural y eficaz para el calentamiento del Ártico, cuyos niveles de temperatura, tal como hemos informado en otro artículo, alarman a la comunidad científica.
Según este estudio, el guano permitiría un enfriamiento medio de 0,5 vatios por metro cuadrado, con un plus de un vatio en algunas regiones del ártico. En contraste, el efecto invernadero origina un calentamiento de 150 vatios por metro cuadrado en el mundo y el CO2 emitido por la actividad humana calienta 1.6 vatios por metro cuadrado.
Las nubes llenas de amoniaco por el efecto descrito están lejos de compensar el calentamiento del clima global, según los investigadores, pero constituyen al menos una esperanza para el Ártico.
Los investigadores no están sugiriendo que persuadir a más pájaros a emigrar al Ártico cada año pueda retrasar la fusión del hielo polar, pero sugieren que su trabajo destaca cuán complejo es nuestro ecosistema global en realidad y cuántos factores contribuyen a su estado actual.
Referencia
Contribution of Arctic seabird-colony ammonia to atmospheric particles and cloud-albedo radiative effect. Nature Communications 7, Article number: 13444 (2016).
doi:10.1038/ncomms13444
Contribution of Arctic seabird-colony ammonia to atmospheric particles and cloud-albedo radiative effect. Nature Communications 7, Article number: 13444 (2016).
doi:10.1038/ncomms13444