Un equipo de científicos españoles ha demostrado que la violencia interpersonal letal, por la cual un sujeto es capaz de matar a sus semejantes, es un comportamiento ampliamente extendido en mamíferos, y la especie humana la ha heredado durante el curso de su evolución.
En un estudio que publica esta semana la revista Nature, los investigadores han recopilado datos de más de 4 millones de muertes y cuantificado el nivel de violencia letal en 1.024 especies de mamíferos, a partir de 137 familias taxonómicas y en alrededor de 600 poblaciones humanas, que van desde hace 50.000 años hasta el presente.
“¿Son los humanos violentos por naturaleza, como decía Hobbes, o seres pacíficos a los que la civilización corrompe, como sugería Rousseau? Esta cuestión ha cautivado a pensadores y científicos desde tiempos inmemoriales, pero a día de hoy aún no contamos con una respuesta definitiva, aunque probablemente ambos tenían parte de razón”, explica el autor principal de este trabajo, el investigador de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC) y la Universidad de Granada José María Gómez Reyes, en declaraciones recogidas por Sinc.
En este estudio, en el que también participan la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE-CSIC), los investigadores trabajaron sobre la idea de que el componente violento de la naturaleza humana podría deducirse de nuestra historia evolutiva en común con los mamíferos.
En un estudio que publica esta semana la revista Nature, los investigadores han recopilado datos de más de 4 millones de muertes y cuantificado el nivel de violencia letal en 1.024 especies de mamíferos, a partir de 137 familias taxonómicas y en alrededor de 600 poblaciones humanas, que van desde hace 50.000 años hasta el presente.
“¿Son los humanos violentos por naturaleza, como decía Hobbes, o seres pacíficos a los que la civilización corrompe, como sugería Rousseau? Esta cuestión ha cautivado a pensadores y científicos desde tiempos inmemoriales, pero a día de hoy aún no contamos con una respuesta definitiva, aunque probablemente ambos tenían parte de razón”, explica el autor principal de este trabajo, el investigador de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC) y la Universidad de Granada José María Gómez Reyes, en declaraciones recogidas por Sinc.
En este estudio, en el que también participan la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE-CSIC), los investigadores trabajaron sobre la idea de que el componente violento de la naturaleza humana podría deducirse de nuestra historia evolutiva en común con los mamíferos.
Mamíferos más o menos violentos
Los científicos encontraron que existen linajes de mamíferos muy poco violentos con sus semejantes y otros donde la agresión es frecuente. “Los humanos pertenecemos evolutivamente a uno de estos últimos linajes, lo que indica que la violencia que manifestamos ya ocurría en las especies que fueron nuestros ancestros”, indica Marcos Méndez, de la URJC.
Tomando datos de humanos y otros mamíferos de una variedad de fuentes bibliográficas, y utilizando instrumentos comparativos filogenéticos, los científicos han determinado que la violencia letal como consecuencia de nuestro pasado evolutivo es en torno al 2%. “La violencia letal en humanos tiene, por tanto, un indudable componente evolutivo que antecede a nuestro propio origen como especie”, apunta Adela González Megías, investigadora de la UGR.
También influencias culturales
No obstante, una revisión de la violencia letal en 600 sociedades humanas, desde el Paleolítico hasta la actualidad, reveló que no es posible ignorar las influencias culturales sobre la violencia letal en humanos.
“Los niveles de violencia interpersonal letal han cambiado a lo largo de la historia, Así, el grado de violencia letal en las sociedades prehistóricas concuerda estrechamente con la estimada a partir de nuestra larga historia evolutiva conjunta con otros mamíferos, pero aumenta mucho en las sociedades caciquiles y desciende a niveles muy bajos en sociedades más complejas”, destaca Miguel Verdú, investigador del CIDE-CSIC.
Por ello, aunque la violencia interpersonal es un rasgo primordial en el ser humano, el tipo de organización social que desarrollemos puede mitigarla y favorecer la resolución pacífica de nuestros conflictos. La herencia evolutiva no lo es todo: la cultura puede mitigar la violencia.
Los científicos encontraron que existen linajes de mamíferos muy poco violentos con sus semejantes y otros donde la agresión es frecuente. “Los humanos pertenecemos evolutivamente a uno de estos últimos linajes, lo que indica que la violencia que manifestamos ya ocurría en las especies que fueron nuestros ancestros”, indica Marcos Méndez, de la URJC.
Tomando datos de humanos y otros mamíferos de una variedad de fuentes bibliográficas, y utilizando instrumentos comparativos filogenéticos, los científicos han determinado que la violencia letal como consecuencia de nuestro pasado evolutivo es en torno al 2%. “La violencia letal en humanos tiene, por tanto, un indudable componente evolutivo que antecede a nuestro propio origen como especie”, apunta Adela González Megías, investigadora de la UGR.
También influencias culturales
No obstante, una revisión de la violencia letal en 600 sociedades humanas, desde el Paleolítico hasta la actualidad, reveló que no es posible ignorar las influencias culturales sobre la violencia letal en humanos.
“Los niveles de violencia interpersonal letal han cambiado a lo largo de la historia, Así, el grado de violencia letal en las sociedades prehistóricas concuerda estrechamente con la estimada a partir de nuestra larga historia evolutiva conjunta con otros mamíferos, pero aumenta mucho en las sociedades caciquiles y desciende a niveles muy bajos en sociedades más complejas”, destaca Miguel Verdú, investigador del CIDE-CSIC.
Por ello, aunque la violencia interpersonal es un rasgo primordial en el ser humano, el tipo de organización social que desarrollemos puede mitigarla y favorecer la resolución pacífica de nuestros conflictos. La herencia evolutiva no lo es todo: la cultura puede mitigar la violencia.
Referencia bibliográfica:
José María Gómez, Miguel Verdú, Adela González-Megías, Marcos Méndez. The phylogenetic roots of human lethal violence. Nature (2016). DOI: 10.1038 / nature19758.
José María Gómez, Miguel Verdú, Adela González-Megías, Marcos Méndez. The phylogenetic roots of human lethal violence. Nature (2016). DOI: 10.1038 / nature19758.