Las relaciones ilusorias establecidas con los personajes o personalidades de los programas de televisión pueden proporcionar a las personas sentimientos de pertenencia o de integración social ilusorios, incluso en momentos de baja autoestima o tras haber sido rechazadas por amigos o familiares en la realidad.
Esta es una de las principales conclusiones alcanzadas por un equipo de psicólogos de la Universidad de Búfalo (UB) y de la Universidad Miami, ambas en Estados Unidos, a raíz de cuatro estudios cuyos resultados han aparecido publicados en la revista Journal of Experimental Social Psychology.
Gracias a estos estudios, se han recogido evidencias que respaldan “la hipótesis de sustitución social, que sostiene que los seres humanos pueden usar las tecnologías –como la televisión- para obtener un sentimiento de pertenencia, en situaciones en las que no disfrutan de una integración social real”, explica una de las psicólogas implicadas, la doctora Shira Gabriel, en un comunicado emitido por la Universidad de Búfalo.
Cuatro estudios distintos
Según Gabriel, además de los programas de televisión, las películas, la música o los video-juegos interactivos, pueden también satisfacer este tipo de necesidad humana.
En los estudios también participaron los investigadores Jaye L. Derrick, de la UB, y Kurt Hugenberg, profesor de psicología de la Universidad Miami, en Ohio.
En el primer estudio, realizado con 701 estudiantes, se usaron diversas escalas, como la Escala de Actividades en Soledad o la Escala de Probabilidades de Sentirse Solo, para encontrar a aquellos sujetos que se centraban en sus programas favoritos de televisión cuando se sentían solos, y que conseguían sentirse menos solos cuando veían dichos programas.
En el segundo estudio se realizaron pruebas para manipular experimentalmente las necesidades de pertenencia de 102 estudiantes y evaluar la importancia de sus programas de televisión favoritos cuando dichas necesidades eran estimuladas.
Los participantes cuyas necesidades de pertenencia fueron aumentadas, se extendieron más en sus descripciones de sus programas de televisión favoritos que en sus descripciones de programas no favoritos, reveló el estudio.
Relaciones “parasociales”
En el tercer estudio, realizado con 116 participantes, se utilizaron la llamada Escala de Rosenberg de Autoestima y otras escalas sobre el sentimiento de rechazo, para descubrir que pensar sobre los programas favoritos de televisión aliviaba a los participantes de su baja autoestima o del incremento de estados de humor negativos y de los sentimientos de rechazo, normalmente producidos por la amenaza de las relaciones estrechas.
En el estudio cuarto, por último, se le pidió a 222 participantes que escribieran durante 10 minutos una redacción sobre su programa de televisión favorito, y también sobre otros programas que veían “cuando no había otra cosa que ver” o sobre el hecho de experimentar un logro académico.
Después, se les pidió que describieran verbalmente lo que habían escrito de la manera más de tallada posible. Se reveló que, tras escribir sobre sus programas de televisión favoritos, los participantes expresaron menos sentimientos de soledad o exclusión que cuando describieron verbalmente las otras dos posibles situaciones (sobre los logros académicos o programas alternativos).
Los investigadores apuntan a que esto es una evidencia de que las relaciones “parasociales” ilusorias con personajes o personalidades televisivos pueden aliviar las necesidades de pertenencia.
Televisión y felicidad
Todos estos resultados abren una importante cuestión: ¿suprimen las relaciones sociales de sustitución la necesidad de pertenencia o integración social real? Los científicos apuntan a que la televisión sería una sustitución pobre, en comparación con lo que representa la experiencia auténtica de relacionarse con otras personas.
Según Jaye L. Derrik, “darle la espalda a la familia o a los amigos por el consuelo de la televisión denota inadaptación y va minando los recursos sociales de las personas, a medida que pasa el tiempo”.
Sin embargo, lo cierto es que, “para aquellos individuos que tienen dificultades de interacción social por limitaciones físicas o de su entorno, la pertenencia tecnológicamente inducida puede suponer un consuelo”, añade la investigadora.
Los resultados de una investigación anterior, de la que hablamos en Tendencias21 en 2008 , apuntan en esa misma dirección. Realizada por científicos de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) con una muestra de 30.000 adultos, permitió constatar que las personas infelices veían mucho más la televisión en su tiempo libre que las personas felices, que socializaban mucho más.
Para los investigadores, estos datos señalarían que la televisión ofrece a los televidentes un placer a corto plazo, pero también un malestar a largo plazo. En porcentajes, los infelices veían una media de un 20% más de televisión que la gente muy feliz.
Esta es una de las principales conclusiones alcanzadas por un equipo de psicólogos de la Universidad de Búfalo (UB) y de la Universidad Miami, ambas en Estados Unidos, a raíz de cuatro estudios cuyos resultados han aparecido publicados en la revista Journal of Experimental Social Psychology.
Gracias a estos estudios, se han recogido evidencias que respaldan “la hipótesis de sustitución social, que sostiene que los seres humanos pueden usar las tecnologías –como la televisión- para obtener un sentimiento de pertenencia, en situaciones en las que no disfrutan de una integración social real”, explica una de las psicólogas implicadas, la doctora Shira Gabriel, en un comunicado emitido por la Universidad de Búfalo.
Cuatro estudios distintos
Según Gabriel, además de los programas de televisión, las películas, la música o los video-juegos interactivos, pueden también satisfacer este tipo de necesidad humana.
En los estudios también participaron los investigadores Jaye L. Derrick, de la UB, y Kurt Hugenberg, profesor de psicología de la Universidad Miami, en Ohio.
En el primer estudio, realizado con 701 estudiantes, se usaron diversas escalas, como la Escala de Actividades en Soledad o la Escala de Probabilidades de Sentirse Solo, para encontrar a aquellos sujetos que se centraban en sus programas favoritos de televisión cuando se sentían solos, y que conseguían sentirse menos solos cuando veían dichos programas.
En el segundo estudio se realizaron pruebas para manipular experimentalmente las necesidades de pertenencia de 102 estudiantes y evaluar la importancia de sus programas de televisión favoritos cuando dichas necesidades eran estimuladas.
Los participantes cuyas necesidades de pertenencia fueron aumentadas, se extendieron más en sus descripciones de sus programas de televisión favoritos que en sus descripciones de programas no favoritos, reveló el estudio.
Relaciones “parasociales”
En el tercer estudio, realizado con 116 participantes, se utilizaron la llamada Escala de Rosenberg de Autoestima y otras escalas sobre el sentimiento de rechazo, para descubrir que pensar sobre los programas favoritos de televisión aliviaba a los participantes de su baja autoestima o del incremento de estados de humor negativos y de los sentimientos de rechazo, normalmente producidos por la amenaza de las relaciones estrechas.
En el estudio cuarto, por último, se le pidió a 222 participantes que escribieran durante 10 minutos una redacción sobre su programa de televisión favorito, y también sobre otros programas que veían “cuando no había otra cosa que ver” o sobre el hecho de experimentar un logro académico.
Después, se les pidió que describieran verbalmente lo que habían escrito de la manera más de tallada posible. Se reveló que, tras escribir sobre sus programas de televisión favoritos, los participantes expresaron menos sentimientos de soledad o exclusión que cuando describieron verbalmente las otras dos posibles situaciones (sobre los logros académicos o programas alternativos).
Los investigadores apuntan a que esto es una evidencia de que las relaciones “parasociales” ilusorias con personajes o personalidades televisivos pueden aliviar las necesidades de pertenencia.
Televisión y felicidad
Todos estos resultados abren una importante cuestión: ¿suprimen las relaciones sociales de sustitución la necesidad de pertenencia o integración social real? Los científicos apuntan a que la televisión sería una sustitución pobre, en comparación con lo que representa la experiencia auténtica de relacionarse con otras personas.
Según Jaye L. Derrik, “darle la espalda a la familia o a los amigos por el consuelo de la televisión denota inadaptación y va minando los recursos sociales de las personas, a medida que pasa el tiempo”.
Sin embargo, lo cierto es que, “para aquellos individuos que tienen dificultades de interacción social por limitaciones físicas o de su entorno, la pertenencia tecnológicamente inducida puede suponer un consuelo”, añade la investigadora.
Los resultados de una investigación anterior, de la que hablamos en Tendencias21 en 2008 , apuntan en esa misma dirección. Realizada por científicos de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) con una muestra de 30.000 adultos, permitió constatar que las personas infelices veían mucho más la televisión en su tiempo libre que las personas felices, que socializaban mucho más.
Para los investigadores, estos datos señalarían que la televisión ofrece a los televidentes un placer a corto plazo, pero también un malestar a largo plazo. En porcentajes, los infelices veían una media de un 20% más de televisión que la gente muy feliz.