Tsimanes. Fuente: Blackwell Lab. Departamento de antropología de la UCSB.
Atrevidos y abiertos o tímidos y retraídos… Aunque muchas personas pueden comportarse de una u otra manera según las circunstancias, en general casi todos nos inclinamos hacia un lado u otro de la balanza. Y esa inclinación cambia poco a lo largo de nuestras vidas.
¿Por qué? Se preguntó un equipo de antropólogos de la Universidad de California en Santa Barbara (UCSB), Estados Unidos. Para tratar de averiguarlo, estudiaron a más de 600 miembros adultos del Pueblo Tsimane, un pueblo indígena del centro de Bolivia.
Usando la fertilidad y la supervivencia infantil como principales indicadores de la capacidad reproductiva de cada individuo, descubrieron así que las personalidades más abiertas y atrevidas, y menos ansiosas, estaban relacionadas con un número mayor hijos, pero sólo en el caso de los hombres. Los hallazgos han aparecido detallados en Evolution and Human Behavior.
¿Por qué la personalidad no es flexible?
La cuestión de arranque del estudio fue el hecho de que la personalidad humana no sea más flexible, algo que no parece tener sentido desde un punto de vista evolutivo, explica Michael Gurven, autor principal del estudio, en un comunicado de la UCSB.
Porque "¿no sería genial ser más extrovertido en una celebración importante, más consciente en el trabajo o tener menos ansiedad cuando debemos dar una conferencia? (…) Si ciertos rasgos de la personalidad, como la extraversión, ayudan a interactuar con los jefes, a encontrar pareja y a hacer un montón de amigos, ¿por qué, con el tiempo, no nos volvemos todos más abiertos?", continúa el investigador.
Pero lo cierto es que las diferencias de personalidad entre individuos y la relativa estabilidad de éstas no se dan sólo en humanos, sino también en otras muchas especies, desde las hormigas hasta los primates. ¿Cuál es la razón?
Según Gurven, una de las causas podría estar en la variabilidad de las presiones que propician la selección natural. Así, lo que hoy es una ventaja adaptativa puede no serlo mañana o lo que constituye una ventaja adaptativa en un lugar puede no serlo en otro. Asimismo, las presiones para la selección varían también entre los sexos. Los rasgos de personalidad más ventajosos para los hombres no siempre son los mismos que para las mujeres.
Una segunda causa podría ser la idea de que demasiado de algo bueno es malo. Por ejemplo, "ser más extrovertido puede volverte también más propenso a correr riesgos innecesarios, lo que puede resultar peligroso", explica Gurven.
¿Por qué? Se preguntó un equipo de antropólogos de la Universidad de California en Santa Barbara (UCSB), Estados Unidos. Para tratar de averiguarlo, estudiaron a más de 600 miembros adultos del Pueblo Tsimane, un pueblo indígena del centro de Bolivia.
Usando la fertilidad y la supervivencia infantil como principales indicadores de la capacidad reproductiva de cada individuo, descubrieron así que las personalidades más abiertas y atrevidas, y menos ansiosas, estaban relacionadas con un número mayor hijos, pero sólo en el caso de los hombres. Los hallazgos han aparecido detallados en Evolution and Human Behavior.
¿Por qué la personalidad no es flexible?
La cuestión de arranque del estudio fue el hecho de que la personalidad humana no sea más flexible, algo que no parece tener sentido desde un punto de vista evolutivo, explica Michael Gurven, autor principal del estudio, en un comunicado de la UCSB.
Porque "¿no sería genial ser más extrovertido en una celebración importante, más consciente en el trabajo o tener menos ansiedad cuando debemos dar una conferencia? (…) Si ciertos rasgos de la personalidad, como la extraversión, ayudan a interactuar con los jefes, a encontrar pareja y a hacer un montón de amigos, ¿por qué, con el tiempo, no nos volvemos todos más abiertos?", continúa el investigador.
Pero lo cierto es que las diferencias de personalidad entre individuos y la relativa estabilidad de éstas no se dan sólo en humanos, sino también en otras muchas especies, desde las hormigas hasta los primates. ¿Cuál es la razón?
Según Gurven, una de las causas podría estar en la variabilidad de las presiones que propician la selección natural. Así, lo que hoy es una ventaja adaptativa puede no serlo mañana o lo que constituye una ventaja adaptativa en un lugar puede no serlo en otro. Asimismo, las presiones para la selección varían también entre los sexos. Los rasgos de personalidad más ventajosos para los hombres no siempre son los mismos que para las mujeres.
Una segunda causa podría ser la idea de que demasiado de algo bueno es malo. Por ejemplo, "ser más extrovertido puede volverte también más propenso a correr riesgos innecesarios, lo que puede resultar peligroso", explica Gurven.
La personalidad condiciona mucho a los hombres
Para tratar de aclarar estas cuestiones, el antropólogo y sus colaboradores examinaron las personalidades de los adultos Tsimane y las consecuencias derivadas de sus rasgos de personalidad sobre variables fundamentales en el contexto de esta población, como la condición física de cada individuo, su estatus social, el momento de casarse o su éxito reproductivo.
Los Tismane fueron escogidos porque su ecología de subsistencia es similar a la manera en que vivieron durante milenios las personas de los actuales países desarrollados: "Es una población con una alta tasa de fertilidad (cada mujer tiene como media nueve partos en su vida) y un tipo de pueblo maduro para la investigación de la personalidad", afirma Gurven.
En primer lugar, los investigadores analizaron cómo diversos aspectos de la personalidad de influían en el número de hijos que tenían, tanto los hombres como las mujeres Tismane. Lo que descubrieron fue que “casi todas las dimensiones de la personalidad resultaron importantes para los hombres, y mucho", señala Gurven. Así “el hecho de ser más extrovertido, abierto, agradable, concienzudo - y menos neurótico - se asoció con tener más hijos".
¿Qué pasa con las mujeres?
Curiosamente, sin embargo, no ocurrió lo mismo con las mujeres. Los científicos analizaron el efecto de la personalidad en la tasa de reproducción de mujeres que vivían en distintas áreas del territorio de los Tsimane.
Algunas vivían cerca de la ciudad, de carreteras o de escuelas, y aprovechaban las diversas oportunidades que ofrece una vida más urbana. Otras vivían en lugares remotos, en aldeas del bosque, en las que permanecían aisladas durante gran parte de la temporada de lluvias.
Se constató así que sólo entre las mujeres que vivían cerca de la ciudad, los rasgos de personalidad antes mencionados pudieron asociarse con una mayor fertilidad. En cambio, en las regiones más remotas, el mismo perfil de personalidad que volvía reproductivamente más eficientes a los hombres tuvo el efecto opuesto en las mujeres o, en algunos casos, ningún efecto sobre su fertilidad.
Para los hombres, en cambio, la ubicación no supuso ninguna diferencia. Dondequiera que viviesen, los rasgos como la extraversión, la apertura y la laboriosidad pudieron relacionarse con una mayor fertilidad masculina.
La selección natural mantendría las diferencias
El hecho de "que la relación entre personalidad y aptitud (reproductiva) varíe según el sexo y la región geográfica respalda la creencia de que las presiones de selección fluctuantes propician el mantenimiento de las diferencias de personalidad", afirma Gurven.
A pesar de ello, los científicos quisieron ver si había alguna pega, desde el punto de vista evolutivo, en los rasgos de la personalidad de los hombres que los volvían más exitosos desde el punto de vista reproductivo.
Buscando posibles costes relacionados con estos rasgos analizaron su vínculo con la salud y los conflictos. "Se podría pensar que las personas abiertas enferman más a menudo, porque se exponen más a agentes patógenos o a correr riesgos", explica Gurven. "Sin embargo, no encontramos evidencias de esto. En todo caso, estas personas fueron siempre más saludables”.
En cuanto a los conflictos, los investigadores constataron que los hombres más extrovertidos y abiertos se metían en problemas con mayor frecuencia. "Sí, tienen más conflictos. Pero la mayoría verbales". Y aunque éstos a veces pueden derivar en enfrentamiento físico, en su mayor parte, no resultan en muerte.
Por último, Gurven y su equipo no encontraron evidencia alguna de que los niveles intermedios de extroversión y otros rasgos de personalidad estuvieran relacionados con una mayor fertilidad.
Para tratar de aclarar estas cuestiones, el antropólogo y sus colaboradores examinaron las personalidades de los adultos Tsimane y las consecuencias derivadas de sus rasgos de personalidad sobre variables fundamentales en el contexto de esta población, como la condición física de cada individuo, su estatus social, el momento de casarse o su éxito reproductivo.
Los Tismane fueron escogidos porque su ecología de subsistencia es similar a la manera en que vivieron durante milenios las personas de los actuales países desarrollados: "Es una población con una alta tasa de fertilidad (cada mujer tiene como media nueve partos en su vida) y un tipo de pueblo maduro para la investigación de la personalidad", afirma Gurven.
En primer lugar, los investigadores analizaron cómo diversos aspectos de la personalidad de influían en el número de hijos que tenían, tanto los hombres como las mujeres Tismane. Lo que descubrieron fue que “casi todas las dimensiones de la personalidad resultaron importantes para los hombres, y mucho", señala Gurven. Así “el hecho de ser más extrovertido, abierto, agradable, concienzudo - y menos neurótico - se asoció con tener más hijos".
¿Qué pasa con las mujeres?
Curiosamente, sin embargo, no ocurrió lo mismo con las mujeres. Los científicos analizaron el efecto de la personalidad en la tasa de reproducción de mujeres que vivían en distintas áreas del territorio de los Tsimane.
Algunas vivían cerca de la ciudad, de carreteras o de escuelas, y aprovechaban las diversas oportunidades que ofrece una vida más urbana. Otras vivían en lugares remotos, en aldeas del bosque, en las que permanecían aisladas durante gran parte de la temporada de lluvias.
Se constató así que sólo entre las mujeres que vivían cerca de la ciudad, los rasgos de personalidad antes mencionados pudieron asociarse con una mayor fertilidad. En cambio, en las regiones más remotas, el mismo perfil de personalidad que volvía reproductivamente más eficientes a los hombres tuvo el efecto opuesto en las mujeres o, en algunos casos, ningún efecto sobre su fertilidad.
Para los hombres, en cambio, la ubicación no supuso ninguna diferencia. Dondequiera que viviesen, los rasgos como la extraversión, la apertura y la laboriosidad pudieron relacionarse con una mayor fertilidad masculina.
La selección natural mantendría las diferencias
El hecho de "que la relación entre personalidad y aptitud (reproductiva) varíe según el sexo y la región geográfica respalda la creencia de que las presiones de selección fluctuantes propician el mantenimiento de las diferencias de personalidad", afirma Gurven.
A pesar de ello, los científicos quisieron ver si había alguna pega, desde el punto de vista evolutivo, en los rasgos de la personalidad de los hombres que los volvían más exitosos desde el punto de vista reproductivo.
Buscando posibles costes relacionados con estos rasgos analizaron su vínculo con la salud y los conflictos. "Se podría pensar que las personas abiertas enferman más a menudo, porque se exponen más a agentes patógenos o a correr riesgos", explica Gurven. "Sin embargo, no encontramos evidencias de esto. En todo caso, estas personas fueron siempre más saludables”.
En cuanto a los conflictos, los investigadores constataron que los hombres más extrovertidos y abiertos se metían en problemas con mayor frecuencia. "Sí, tienen más conflictos. Pero la mayoría verbales". Y aunque éstos a veces pueden derivar en enfrentamiento físico, en su mayor parte, no resultan en muerte.
Por último, Gurven y su equipo no encontraron evidencia alguna de que los niveles intermedios de extroversión y otros rasgos de personalidad estuvieran relacionados con una mayor fertilidad.
Referencia bibliográfica:
Michael Gurven, Christopher von Rueden, Jonathan Stieglitz, Hillard Kaplan, Daniel Eid Rodriguez. The evolutionary fitness of personality traits in a small-scale subsistence society. Evolution and Human Behavior (2013). DOI:10.1016/j.evolhumbehav.2013.09.002.
Michael Gurven, Christopher von Rueden, Jonathan Stieglitz, Hillard Kaplan, Daniel Eid Rodriguez. The evolutionary fitness of personality traits in a small-scale subsistence society. Evolution and Human Behavior (2013). DOI:10.1016/j.evolhumbehav.2013.09.002.