Hace tiempo que se viene diciendo que los trastornos psicológicos que afectan a los jóvenes han aumentado en los últimos 50 años. Para ofrecer datos que permitan establecer este aumento, es necesario investigar durante varios lustros, de manera que puedan establecerse las diferencias entre unas generaciones y otras.
Este tipo de investigación ha sido la realizada por la fundación británica Nuffield, que ha estudiado a quinceañeros británicos en tres momentos distintos: en 1974, en 1986, y en 1999. Los resultados han confirmado que los problemas de comportamiento aumentaron a lo largo de todo el periodo de estudio, mientras que los emocionales se mantuvieron estables hasta 1986 y, después, se dispararon.
Según publica el Journal of Child Psychology and Psychiatry, la tendencia temporal indica que se ha doblado la posibilidad de que los jóvenes de 15 años tengan problemas de comportamiento como la mentira, el robo o el ser desobedientes. Asimismo, el porecentaje de problemas emocionales como la ansiedad y la depresión ha aumentado hasta el 70% entre los adolescentes.
La hiperactividad y la agresividad no varían
Los chicos varones son más proclives a manifestar problemas de comportamiento, mientras que las chicas sufren más los problemas emocionales.
Las dificultades emocionales se dan en una de cada cinco chicas de 15 años. El estudio ha descubierto también que no ha habido un aumento de los comportamientos agresivos, como peleas o intimidaciones, y que tampoco se ha incrementado la tasa de hiperactividad.
Sharon Witherspoon, directora de la fundación Nuffield, señala que se está haciendo muy poco para favorecer el desarrollo mental de los adolescentes británicos, ya que la tendencia al declive mental no se limita a un pequeño grupo de chicos y chicas, sino que se trata de un mal muy extendido.
Futuro incierto
La investigación ha descubierto que el porcentaje cada vez más alto de quinceañeros con problemas de comportamiento está relacionada con el aumento de la posibilidad de no tener claro su futuro en la vida adulta, con el hecho de correr el peligro de enfrentarse a destinos oscuros, como los sin techo, el tener una salud mental y psicológica defectuosa, el quedar arruinado, o el hecho de depender de la beneficiencia.
El estudio británico ha descubierto finalmente que los marcados cambios en el tipo de familia (el aumento de las familias mono parentales, por ejemplo) a lo largo del periodo estudiado, no es una de las razones principales para la tendencia al aumento de los problemas de comportamiento. Los cambios en los problemas sociales tampoco son la principal causa de esta tendencia, aunque existe una clase social que sufre dificultades emocionales y que antes no existía.
Las tendencias detectadas en los adolescentes del Reino Unido contrastan con estudios llevados a cabo en Holanda y en Estados Unidos, en los que, si bien se ha apreciado también una reducción de la salud mental de los jóvenes, luego esta salud ha vuelto a nivelarse.
La ansiedad, más frecuente
Según diversas investigaciones, muchos adolescentes de los países desarrollados tienen problemas de salud mental que interfieren en su desarrollo normal y en sus actividades cotidianas. Algunos problemas de salud mental son leves, pero otros son graves. Algunos duran poco tiempo, pero otros se prolongan durante toda la vida.
El Instituto Nacional de la Salud Mental (National Institute of Mental Health, NIMH), que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud (National Institutes of Health, NIH) de Estados Unidos, ha establecido que hasta un 3 por ciento de los niños y hasta un 8 por ciento de los adolescentes norteamericanos sufren algún tipo de depresión.
Asimismo, el NIMH ha establecido que la ansiedad es el problema de salud mental más comun que presentan niños y adolescentes. Los trastornos en la alimentación, que incluyen la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, son asimismo muy frecuentes entre las adolescentes y mujeres jóvenes de Estados Unidos.
La salud mental se refiere a cómo pensamos, sentimos y actuamos. Incluye cómo manejamos el estrés, cómo nos relacionamos con los demás y cómo tomamos decisiones. Los problemas de salud mental en la gente joven pueden llevar a fracaso en la escuela, conflictos en la familia, abuso de drogas, violencia, o suicidio.
Este tipo de investigación ha sido la realizada por la fundación británica Nuffield, que ha estudiado a quinceañeros británicos en tres momentos distintos: en 1974, en 1986, y en 1999. Los resultados han confirmado que los problemas de comportamiento aumentaron a lo largo de todo el periodo de estudio, mientras que los emocionales se mantuvieron estables hasta 1986 y, después, se dispararon.
Según publica el Journal of Child Psychology and Psychiatry, la tendencia temporal indica que se ha doblado la posibilidad de que los jóvenes de 15 años tengan problemas de comportamiento como la mentira, el robo o el ser desobedientes. Asimismo, el porecentaje de problemas emocionales como la ansiedad y la depresión ha aumentado hasta el 70% entre los adolescentes.
La hiperactividad y la agresividad no varían
Los chicos varones son más proclives a manifestar problemas de comportamiento, mientras que las chicas sufren más los problemas emocionales.
Las dificultades emocionales se dan en una de cada cinco chicas de 15 años. El estudio ha descubierto también que no ha habido un aumento de los comportamientos agresivos, como peleas o intimidaciones, y que tampoco se ha incrementado la tasa de hiperactividad.
Sharon Witherspoon, directora de la fundación Nuffield, señala que se está haciendo muy poco para favorecer el desarrollo mental de los adolescentes británicos, ya que la tendencia al declive mental no se limita a un pequeño grupo de chicos y chicas, sino que se trata de un mal muy extendido.
Futuro incierto
La investigación ha descubierto que el porcentaje cada vez más alto de quinceañeros con problemas de comportamiento está relacionada con el aumento de la posibilidad de no tener claro su futuro en la vida adulta, con el hecho de correr el peligro de enfrentarse a destinos oscuros, como los sin techo, el tener una salud mental y psicológica defectuosa, el quedar arruinado, o el hecho de depender de la beneficiencia.
El estudio británico ha descubierto finalmente que los marcados cambios en el tipo de familia (el aumento de las familias mono parentales, por ejemplo) a lo largo del periodo estudiado, no es una de las razones principales para la tendencia al aumento de los problemas de comportamiento. Los cambios en los problemas sociales tampoco son la principal causa de esta tendencia, aunque existe una clase social que sufre dificultades emocionales y que antes no existía.
Las tendencias detectadas en los adolescentes del Reino Unido contrastan con estudios llevados a cabo en Holanda y en Estados Unidos, en los que, si bien se ha apreciado también una reducción de la salud mental de los jóvenes, luego esta salud ha vuelto a nivelarse.
La ansiedad, más frecuente
Según diversas investigaciones, muchos adolescentes de los países desarrollados tienen problemas de salud mental que interfieren en su desarrollo normal y en sus actividades cotidianas. Algunos problemas de salud mental son leves, pero otros son graves. Algunos duran poco tiempo, pero otros se prolongan durante toda la vida.
El Instituto Nacional de la Salud Mental (National Institute of Mental Health, NIMH), que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud (National Institutes of Health, NIH) de Estados Unidos, ha establecido que hasta un 3 por ciento de los niños y hasta un 8 por ciento de los adolescentes norteamericanos sufren algún tipo de depresión.
Asimismo, el NIMH ha establecido que la ansiedad es el problema de salud mental más comun que presentan niños y adolescentes. Los trastornos en la alimentación, que incluyen la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, son asimismo muy frecuentes entre las adolescentes y mujeres jóvenes de Estados Unidos.
La salud mental se refiere a cómo pensamos, sentimos y actuamos. Incluye cómo manejamos el estrés, cómo nos relacionamos con los demás y cómo tomamos decisiones. Los problemas de salud mental en la gente joven pueden llevar a fracaso en la escuela, conflictos en la familia, abuso de drogas, violencia, o suicidio.