"No vuelvo a beber”. Esta promesa quizá sea la más repetida en mañanas de arrepentimiento después de una noche de alcohol. Otros bebedores, al contrario, creen que tomar unas cervezas lo antes posible aliviará su malestar como si se tratara de un antídoto.
Conscientes del poder de la resaca, científicos estadounidenses se han preguntado si todo el sufrimiento que genera –dolores de cabeza, mareos, trastornos digestivos, temblores, etc.– es un motivo suficiente para que los consumidores de alcohol retrasen la siguiente ingesta.
Nada más lejos de la realidad. Su investigación, publicada esta semana on line en la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research, revela que las resacas poseen una influencia mínima en el tiempo que transcurre hasta la próxima bebida.
"Las resacas están relacionadas con los diagnósticos de trastorno por consumo de alcohol. Esta asociación se vuelve más interesante si tenemos en cuenta los posibles efectos que la resaca podría tener en las decisiones de consumo de alcohol subsiguientes”, explica a Sinc Thomas M. Piasecki, profesor de la Universidad de Missouri (EE UU) y autor del estudio.
“Si las resacas motivan a beber para aliviar los síntomas, tal vez estas desempeñen un papel directo en la escalada hacia un consumo problemático. Por otro lado, si las resacas alejan de la bebida, ¿cómo es que las personas con alto riesgo de problemas con el alcohol no tienen menos resacas?", añade Piasecki.
El propio investigador cita dos estudios previos que sugieren que estas experiencias negativas tienen implicaciones para los futuros problemas con la bebida. "Sin embargo, mientras uno encuentra que las resacas frecuentes tienen su riesgo, el otro valora que es la resistencia a la resaca lo que resulta arriesgado", puntualiza. "De hecho, los dos hallazgos pueden ser compatibles".
"Las personas que consumen mucho alcohol experimentan efectos placenteros mientras beben y eso es lo que impulsa la decisión de beber de nuevo. El dolor de la resaca es temporal y puede ser considerada como una molestia más que como una importante consecuencia negativa”, agrega Damaris J. Rohsenow, experta de la Universidad de Brown (EE UU).
De hecho, algunos estudios muestran que los bebedores más jóvenes no valoran que las resacas sean una experiencia negativa y muchos están dispuestos a experimentarlas una y otra vez.
Conscientes del poder de la resaca, científicos estadounidenses se han preguntado si todo el sufrimiento que genera –dolores de cabeza, mareos, trastornos digestivos, temblores, etc.– es un motivo suficiente para que los consumidores de alcohol retrasen la siguiente ingesta.
Nada más lejos de la realidad. Su investigación, publicada esta semana on line en la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research, revela que las resacas poseen una influencia mínima en el tiempo que transcurre hasta la próxima bebida.
"Las resacas están relacionadas con los diagnósticos de trastorno por consumo de alcohol. Esta asociación se vuelve más interesante si tenemos en cuenta los posibles efectos que la resaca podría tener en las decisiones de consumo de alcohol subsiguientes”, explica a Sinc Thomas M. Piasecki, profesor de la Universidad de Missouri (EE UU) y autor del estudio.
“Si las resacas motivan a beber para aliviar los síntomas, tal vez estas desempeñen un papel directo en la escalada hacia un consumo problemático. Por otro lado, si las resacas alejan de la bebida, ¿cómo es que las personas con alto riesgo de problemas con el alcohol no tienen menos resacas?", añade Piasecki.
El propio investigador cita dos estudios previos que sugieren que estas experiencias negativas tienen implicaciones para los futuros problemas con la bebida. "Sin embargo, mientras uno encuentra que las resacas frecuentes tienen su riesgo, el otro valora que es la resistencia a la resaca lo que resulta arriesgado", puntualiza. "De hecho, los dos hallazgos pueden ser compatibles".
"Las personas que consumen mucho alcohol experimentan efectos placenteros mientras beben y eso es lo que impulsa la decisión de beber de nuevo. El dolor de la resaca es temporal y puede ser considerada como una molestia más que como una importante consecuencia negativa”, agrega Damaris J. Rohsenow, experta de la Universidad de Brown (EE UU).
De hecho, algunos estudios muestran que los bebedores más jóvenes no valoran que las resacas sean una experiencia negativa y muchos están dispuestos a experimentarlas una y otra vez.
No afecta a las intenciones
Para llevar a cabo el estudio, Piasecki y su equipo reclutaron a 386 bebedores frecuentes (196 varones, 190 mujeres) para que llevaran sus propios diarios electrónicos durante 21 días en los que debían registrar su consumo de alcohol y otras experiencias. El análisis se realizó con los datos extraídos de 2.276 episodios de consumo, incluidos los 463 que fueron seguidos de resacas.
"Las resacas parecen tener un efecto muy moderado sobre la siguiente bebida", afirma Piasecki. "En promedio, el tiempo entre episodios de consumo se extendió solo unas pocas horas después”. Para los autores, resulta sorprendente que la valoración de cuándo volverían a beber fuera similar tanto si en ese momento se tenía resaca como si no.
“Incluso cuando los bebedores estaban sufriendo una resaca fuerte, no afectaba a sus intenciones de beber. Sin duda, esto refleja el hecho de que dicha conducta está determinada por una serie de factores, como el día de la semana, la oportunidad y los planes sociales", señala.
Según Rohsenow, "el mensaje para los médicos es que quizá sea una pérdida de tiempo hablar de la resaca como un factor motivador para dejar la bebida o beber con menos frecuencia. Los bebedores no parecen molestarse mucho por la incomodidad temporal de una resaca, ya que no llega a retrasar su consumo de alcohol de una manera significativa".
"Por supuesto, experimentar resacas frecuentes es una señal de advertencia sobre la forma de beber y para buscar ayuda si fuera necesario, pero tendremos que buscar otras explicaciones para la vinculación entre la resaca y el trastorno por consumo de alcohol", concluye Piasecki.
Además, ya se puede curar con una pastilla microscópica
Otro estudio científico reciente relacionado con la resaca ha servido para inventar un medicamento de tecnología puntera que podría eliminarla. Un equipo de investigadores dirigido por ingenieros de la Universidad de California en los Ángeles (UCLA), Estados Unidos, identificaron el pasado mes de febrero un método que acelera la reacción del cuerpo al consumo de alcohol, y que por tanto podría terminar con la resaca.
El antídoto consistió en una combinación de dos enzimas complementarias (alcohol oxidasa y catalasa), que fue introducida en una píldora de tamaño nanométrico (tenía unas 100.000 veces más fina que un cabello humano).Esta combinación esencialmente procesa el alcohol de la misma manera que lo hace el hígado alterando químicamente el alcohol presente en el sistema digestivo.
Los investigadores utilizaron ratones para probar si esta píldora podía funcionar como antídoto tras consumir alcohol. En sus pruebas comprobaron que los niveles de alcohol en sangre de los ratones que la tomaron cayeron más rápidamente que en los ratones que no la consumieron: dichos niveles, en el grupo de animales que recibieron el antídoto fueron un 15,8% menores que en el grupo de control después de 45 minutos, un 26,1% inferiores a los 90 minutos y un 34,7% menores a las tres horas.
Para llevar a cabo el estudio, Piasecki y su equipo reclutaron a 386 bebedores frecuentes (196 varones, 190 mujeres) para que llevaran sus propios diarios electrónicos durante 21 días en los que debían registrar su consumo de alcohol y otras experiencias. El análisis se realizó con los datos extraídos de 2.276 episodios de consumo, incluidos los 463 que fueron seguidos de resacas.
"Las resacas parecen tener un efecto muy moderado sobre la siguiente bebida", afirma Piasecki. "En promedio, el tiempo entre episodios de consumo se extendió solo unas pocas horas después”. Para los autores, resulta sorprendente que la valoración de cuándo volverían a beber fuera similar tanto si en ese momento se tenía resaca como si no.
“Incluso cuando los bebedores estaban sufriendo una resaca fuerte, no afectaba a sus intenciones de beber. Sin duda, esto refleja el hecho de que dicha conducta está determinada por una serie de factores, como el día de la semana, la oportunidad y los planes sociales", señala.
Según Rohsenow, "el mensaje para los médicos es que quizá sea una pérdida de tiempo hablar de la resaca como un factor motivador para dejar la bebida o beber con menos frecuencia. Los bebedores no parecen molestarse mucho por la incomodidad temporal de una resaca, ya que no llega a retrasar su consumo de alcohol de una manera significativa".
"Por supuesto, experimentar resacas frecuentes es una señal de advertencia sobre la forma de beber y para buscar ayuda si fuera necesario, pero tendremos que buscar otras explicaciones para la vinculación entre la resaca y el trastorno por consumo de alcohol", concluye Piasecki.
Además, ya se puede curar con una pastilla microscópica
Otro estudio científico reciente relacionado con la resaca ha servido para inventar un medicamento de tecnología puntera que podría eliminarla. Un equipo de investigadores dirigido por ingenieros de la Universidad de California en los Ángeles (UCLA), Estados Unidos, identificaron el pasado mes de febrero un método que acelera la reacción del cuerpo al consumo de alcohol, y que por tanto podría terminar con la resaca.
El antídoto consistió en una combinación de dos enzimas complementarias (alcohol oxidasa y catalasa), que fue introducida en una píldora de tamaño nanométrico (tenía unas 100.000 veces más fina que un cabello humano).Esta combinación esencialmente procesa el alcohol de la misma manera que lo hace el hígado alterando químicamente el alcohol presente en el sistema digestivo.
Los investigadores utilizaron ratones para probar si esta píldora podía funcionar como antídoto tras consumir alcohol. En sus pruebas comprobaron que los niveles de alcohol en sangre de los ratones que la tomaron cayeron más rápidamente que en los ratones que no la consumieron: dichos niveles, en el grupo de animales que recibieron el antídoto fueron un 15,8% menores que en el grupo de control después de 45 minutos, un 26,1% inferiores a los 90 minutos y un 34,7% menores a las tres horas.
Referencia bibliográfica:
Amee J. Epler, Rachel L. Tomko, Thomas M. Piasecki, Phillip K. Wood, Kenneth J. Sher, Saul Shiffman, Andrew C. Heath. Does Hangover Influence the Time to Next Drink? An Investigation Using Ecological Momentary Assessment. Alcoholism: Clinlican and Experimental Research (2014). DOI: 10.1111/acer.12386.
Amee J. Epler, Rachel L. Tomko, Thomas M. Piasecki, Phillip K. Wood, Kenneth J. Sher, Saul Shiffman, Andrew C. Heath. Does Hangover Influence the Time to Next Drink? An Investigation Using Ecological Momentary Assessment. Alcoholism: Clinlican and Experimental Research (2014). DOI: 10.1111/acer.12386.