Mira por la ventana y luego cierra los ojos. ¿Qué has visto? Tal vez has notado que está lloviendo y que había un hombre que llevaba un paraguas. ¿De qué color era? ¿Qué forma tenía su mango? ¿Has retenido todos esos detalles?
Algunos neurocientíficos dirían que, aunque hayas percibido solo algunos de dichos detalles de la escena de la ventana, tus ojos han registrado todo lo que estaba frente a ti.
Sin embargo, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU) argumentan que esta idea no es cierta y que, en realidad, puede que nuestra visión sólo refleje la esencia de lo que vemos. Publican su hipótesis en Trends in Cognitive Sciences.
Método empleado
“Muchos trabajos que señalan que la percepción de nuestra experiencia visual es muy rica y viva son totalmente inciertos”, asegura Michael A. Cohen, del Instituto McGovern para la Investigación Cerebral del MIT y autor de la investigación. “Pero incluso aunque podamos ver solo unas cuantas cosas, definitivamente tenemos la comprensión del mundo que nos rodea; un sentido del tipo de escena en la que nos encontramos”.
Cohen y su equipo deducen esto a partir de experimentos realizados con un método de cuantificación de la conciencia visual, que consiste en mostrar a la gente destellos de diferentes formas u objetos en una pantalla de ordenador, para preguntarles luego cuántos detalles de lo visto pueden recordar.
En la mayoría de los casos, los sujetos suelen dar cuatro o cinco respuestas correctas. La excepción surge cuando están previamente preparados para buscar algo, lo que cambia su forma de prestar atención. Este enfoque selectivo podría explicar por qué los especialistas no se ponen de acuerdo sobre lo que realmente “vemos”, a pesar de que en realidad la vista no es tan variable.
Encuadre general
Al respecto de la conciencia, Cohen explica que en general esta es una combinación de varios procesos que incluyen la concentración y la memoria; y que nos ayudan a tomar decisiones sobre acciones futuras.
En lo que se refiere a la conciencia visual, hay estudios que sugieren que nuestros cerebros están programados para registrar rápidamente objetos y escenas de gran tamaño (por ejemplo, una carretera, un parque, una tienda), en fracciones de segundo.
Si miramos por la ventana, enseguida registraremos aspectos como la profundidad o la apertura del entorno; aunque el cerebro también captará algunos detalles, como un hombre que lleva paraguas. En otras palabras, la mayor parte de nuestra percepción visual se centrará en el “cuadro grande” o general.
Algunos neurocientíficos dirían que, aunque hayas percibido solo algunos de dichos detalles de la escena de la ventana, tus ojos han registrado todo lo que estaba frente a ti.
Sin embargo, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU) argumentan que esta idea no es cierta y que, en realidad, puede que nuestra visión sólo refleje la esencia de lo que vemos. Publican su hipótesis en Trends in Cognitive Sciences.
Método empleado
“Muchos trabajos que señalan que la percepción de nuestra experiencia visual es muy rica y viva son totalmente inciertos”, asegura Michael A. Cohen, del Instituto McGovern para la Investigación Cerebral del MIT y autor de la investigación. “Pero incluso aunque podamos ver solo unas cuantas cosas, definitivamente tenemos la comprensión del mundo que nos rodea; un sentido del tipo de escena en la que nos encontramos”.
Cohen y su equipo deducen esto a partir de experimentos realizados con un método de cuantificación de la conciencia visual, que consiste en mostrar a la gente destellos de diferentes formas u objetos en una pantalla de ordenador, para preguntarles luego cuántos detalles de lo visto pueden recordar.
En la mayoría de los casos, los sujetos suelen dar cuatro o cinco respuestas correctas. La excepción surge cuando están previamente preparados para buscar algo, lo que cambia su forma de prestar atención. Este enfoque selectivo podría explicar por qué los especialistas no se ponen de acuerdo sobre lo que realmente “vemos”, a pesar de que en realidad la vista no es tan variable.
Encuadre general
Al respecto de la conciencia, Cohen explica que en general esta es una combinación de varios procesos que incluyen la concentración y la memoria; y que nos ayudan a tomar decisiones sobre acciones futuras.
En lo que se refiere a la conciencia visual, hay estudios que sugieren que nuestros cerebros están programados para registrar rápidamente objetos y escenas de gran tamaño (por ejemplo, una carretera, un parque, una tienda), en fracciones de segundo.
Si miramos por la ventana, enseguida registraremos aspectos como la profundidad o la apertura del entorno; aunque el cerebro también captará algunos detalles, como un hombre que lleva paraguas. En otras palabras, la mayor parte de nuestra percepción visual se centrará en el “cuadro grande” o general.
En el centro se refleja el punto de fijación y el foco de atención de las instantáneas situadas a ambos lados. Imagen: Cohen et al. Fuente: Trends in Cognitive Sciences.
Filtros automáticos y voluntarios
Si vemos menos de lo que pensamos que estamos viendo, probablemente ocurra algo similar con el resto de nuestros sentidos, explican los investigadores.
Hay evidencias de que la percepción del sonido también está basada en “ideas esenciales” de todos los sonidos que oímos: la lluvia al caer, el canto de los pájaros, los motores de los coches… Una vez más, nuestros oídos capturan sobre todo la esencia de nuestro entorno.
Probablemente haya investigadores que no estén de acuerdo con las ideas de Cohen y sus colaboradores. “Es muy difícil medir de manera objetiva y sin confundir la conciencia con la experiencia subjetiva", explica Cohen. "Creo que este trabajo nos da la esperanza de que podamos cerrar la brecha entre lo que nosotros como científicos podemos cuantificar y las impresiones subjetivas que tienen las personas al abrir los ojos”.
Recientemente, otro estudio realizado en Canadá demostraba que los filtros que aplicamos al percibir el entorno visualmente no solo son automáticos (como parecen señalar Cohen y su equipo), sino que también pueden controlarse. Es decir, que podemos ignorar voluntariamente objetos que no nos interesen en un momento dado.
Si vemos menos de lo que pensamos que estamos viendo, probablemente ocurra algo similar con el resto de nuestros sentidos, explican los investigadores.
Hay evidencias de que la percepción del sonido también está basada en “ideas esenciales” de todos los sonidos que oímos: la lluvia al caer, el canto de los pájaros, los motores de los coches… Una vez más, nuestros oídos capturan sobre todo la esencia de nuestro entorno.
Probablemente haya investigadores que no estén de acuerdo con las ideas de Cohen y sus colaboradores. “Es muy difícil medir de manera objetiva y sin confundir la conciencia con la experiencia subjetiva", explica Cohen. "Creo que este trabajo nos da la esperanza de que podamos cerrar la brecha entre lo que nosotros como científicos podemos cuantificar y las impresiones subjetivas que tienen las personas al abrir los ojos”.
Recientemente, otro estudio realizado en Canadá demostraba que los filtros que aplicamos al percibir el entorno visualmente no solo son automáticos (como parecen señalar Cohen y su equipo), sino que también pueden controlarse. Es decir, que podemos ignorar voluntariamente objetos que no nos interesen en un momento dado.
Referencia bibliográfica:
Cohen et al. What is the bandwidth of perceptual experience? Trends in Cognitive Sciences (2016). DOI: 10.1016/j.tics.2016.03.006.
Cohen et al. What is the bandwidth of perceptual experience? Trends in Cognitive Sciences (2016). DOI: 10.1016/j.tics.2016.03.006.