Eric Taylor, el estudiante de posgrado Jason Rajsic, y el profesor de psicología Jay Pratt. Fuente: Universidad de Toronto.
Los magos de la escena no son los únicos que pueden distraer al ojo: un nuevo experimento de psicología cognitiva demuestra cómo todos los seres humanos tienen una capacidad incorporada para dejar de prestar atención a los objetos que se encuentran justo delante de ellos.
Los expertos en percepción saben desde hace mucho tiempo que vemos mucho menos del mundo de lo que pensamos. Una persona crea un modelo mental de su entorno uniendo fragmentos de información visual recogidos mientras cambia su atención de un lugar a otro. Contraintuitivamente, el propio proceso que crea la ilusión de una imagen completa se basa en la filtración de la mayor parte de lo que hay.
En un artículo publicado en la revista Attention, Perception, & Psychophysics, investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) revelan cómo las personas tienen más control de arriba abajo de lo que no perciben, de lo que muchos científicos creían hasta ahora.
El estudiante de postdoc J. Eric T. Taylor, autor principal del artículo, explica en la información de la Universidad: "Si me muevo por una habitación, la ubicación de todos los objetos -sillas, mesas, puertas, paredes, etc.- cambia en mi retina, pero mi representación mental de la habitación sigue siendo la mismo."
Los objetos juegan un papel tan fundamental en la forma en que centramos nuestra atención que muchos investigadores de la percepción creen que somos "adictos" a ellos; no podríamos dejar de prestar atención a los objetos si lo intentarámos. El cerebro visual orienta la atención en gran medida mediante la selección de objetos, y este proceso se cree que es automático.
"Yo tenía un pálpito de que la atención basadas en objetos requiere un poco más de voluntad por parte del observador," dice Taylor. "He diseñado un experimento para determinar si se puede "borrar" la atención basada en objetos cambiantes."
Los expertos en percepción saben desde hace mucho tiempo que vemos mucho menos del mundo de lo que pensamos. Una persona crea un modelo mental de su entorno uniendo fragmentos de información visual recogidos mientras cambia su atención de un lugar a otro. Contraintuitivamente, el propio proceso que crea la ilusión de una imagen completa se basa en la filtración de la mayor parte de lo que hay.
En un artículo publicado en la revista Attention, Perception, & Psychophysics, investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) revelan cómo las personas tienen más control de arriba abajo de lo que no perciben, de lo que muchos científicos creían hasta ahora.
El estudiante de postdoc J. Eric T. Taylor, autor principal del artículo, explica en la información de la Universidad: "Si me muevo por una habitación, la ubicación de todos los objetos -sillas, mesas, puertas, paredes, etc.- cambia en mi retina, pero mi representación mental de la habitación sigue siendo la mismo."
Los objetos juegan un papel tan fundamental en la forma en que centramos nuestra atención que muchos investigadores de la percepción creen que somos "adictos" a ellos; no podríamos dejar de prestar atención a los objetos si lo intentarámos. El cerebro visual orienta la atención en gran medida mediante la selección de objetos, y este proceso se cree que es automático.
"Yo tenía un pálpito de que la atención basadas en objetos requiere un poco más de voluntad por parte del observador," dice Taylor. "He diseñado un experimento para determinar si se puede "borrar" la atención basada en objetos cambiantes."
'Doble rectángulo'
Taylor dio un nuevo giro a un viejo y muy influyente ensayo conocido como un "experimento del doble rectángulo." El experimento original fue fundamental para demostrar cuán profundamente los objetos están arraigados en la forma en que vemos el mundo.
En el experimento original, los participantes miran una pantalla con dos rectángulos delgados. Un breve destello de luz llama la atención hacia un extremo de un rectángulo -por ejemplo el extremo superior del rectángulo de la izquierda. Entonces, un "objetivo" aparece, ya sea en el mismo lugar que el destello, ya en el otro extremo del mismo rectángulo, o en uno de los extremos del otro.
Los observadores ven el objetivo más rápido, de forma sistemática, si aparece en el extremo opuesto del rectángulo original que si aparece en la parte superior del otro rectángulo -a pesar de que ambos puntos están exactamente a la misma distancia del destello original de luz.
La conclusión ampliamente aceptada era que el cerebro humano está diseñado para utilizar objetos como estos rectángulos para centrar la atención. Es el denominado control "de abajo hacia arriba" o una "parte de nuestro cerebro de lagarto": las señales de atención basadas en objetos parecían evocar una respuesta incontrolada e involuntaria en el cerebro humano.
Color
Taylor y sus colegas añadieron un nuevo elemento: los participantes realizaron ejercicios similares, pero se les instruyó para cazar objetivos de un color específico que o bien coincidiera o bien contrastara con el color de los propios rectángulos.
"Activan un ajuste de control para, por ejemplo, el verde, lo cual es una actividad mental muy de arriba hacia abajo , dice Taylor. "Hemos encontrado que cuando los objetos correspondían con el color objetivo, la gente los usaba para ayudar a dirigir su atención. Pero cuando los objetos no eran del color del objetivo, la gente ya no los utilizaba: se volvían invisibles".
Los participantes en la prueba son conscientes de los rectángulos de la pantalla, pero cuando buscan un objetivo verde entre formas de color rojo, los objetos ya no afectan a la velocidad con la que lo encuentran. En la vida cotidiana, creamos continuamente este tipo de filtros de arriba hacia abajo, al prestar atención a una señal de "Vigilar a los niños" o al escanear una muchedumbre en busca de una cara familiar.
"Este resultado nos dice que una de las maneras en que movemos la atención está en realidad muy dirigida en vez de ser automática", dice Taylor.
Taylor dio un nuevo giro a un viejo y muy influyente ensayo conocido como un "experimento del doble rectángulo." El experimento original fue fundamental para demostrar cuán profundamente los objetos están arraigados en la forma en que vemos el mundo.
En el experimento original, los participantes miran una pantalla con dos rectángulos delgados. Un breve destello de luz llama la atención hacia un extremo de un rectángulo -por ejemplo el extremo superior del rectángulo de la izquierda. Entonces, un "objetivo" aparece, ya sea en el mismo lugar que el destello, ya en el otro extremo del mismo rectángulo, o en uno de los extremos del otro.
Los observadores ven el objetivo más rápido, de forma sistemática, si aparece en el extremo opuesto del rectángulo original que si aparece en la parte superior del otro rectángulo -a pesar de que ambos puntos están exactamente a la misma distancia del destello original de luz.
La conclusión ampliamente aceptada era que el cerebro humano está diseñado para utilizar objetos como estos rectángulos para centrar la atención. Es el denominado control "de abajo hacia arriba" o una "parte de nuestro cerebro de lagarto": las señales de atención basadas en objetos parecían evocar una respuesta incontrolada e involuntaria en el cerebro humano.
Color
Taylor y sus colegas añadieron un nuevo elemento: los participantes realizaron ejercicios similares, pero se les instruyó para cazar objetivos de un color específico que o bien coincidiera o bien contrastara con el color de los propios rectángulos.
"Activan un ajuste de control para, por ejemplo, el verde, lo cual es una actividad mental muy de arriba hacia abajo , dice Taylor. "Hemos encontrado que cuando los objetos correspondían con el color objetivo, la gente los usaba para ayudar a dirigir su atención. Pero cuando los objetos no eran del color del objetivo, la gente ya no los utilizaba: se volvían invisibles".
Los participantes en la prueba son conscientes de los rectángulos de la pantalla, pero cuando buscan un objetivo verde entre formas de color rojo, los objetos ya no afectan a la velocidad con la que lo encuentran. En la vida cotidiana, creamos continuamente este tipo de filtros de arriba hacia abajo, al prestar atención a una señal de "Vigilar a los niños" o al escanear una muchedumbre en busca de una cara familiar.
"Este resultado nos dice que una de las maneras en que movemos la atención está en realidad muy dirigida en vez de ser automática", dice Taylor.
Referencia bibliográfica:
J. Eric T. Taylor, Jason Rajsic, Jay Pratt: Object-based selection is contingent on attentional control settings. Attention, Perception, & Psychophysics (2016). DOI: 10.3758/s13414-016-1074-y.
J. Eric T. Taylor, Jason Rajsic, Jay Pratt: Object-based selection is contingent on attentional control settings. Attention, Perception, & Psychophysics (2016). DOI: 10.3758/s13414-016-1074-y.