Mediante el estudio de las lesiones y las capacidades de los veteranos estadounidenses de la Guerra de Vietnam que sufrieron heridas penetrantes en la cabeza durante la guerra, los científicos están abordando - y empezando a responder- viejas preguntas acerca de cómo funciona el cerebro.
Los investigadores, de la Universidad de Illinois (EE.UU.), han encontrado que las regiones del cerebro que contribuyen a un funcionamiento social óptimo también son vitales para la inteligencia general y para la inteligencia emocional.
Este hallazgo refuerza la opinión de que la inteligencia general emerge del contexto emocional y social de la vida de cada uno. Los hallazgos aparecen en la revista Brain.
"Estamos tratando de entender la naturaleza de la inteligencia general y en qué medida nuestras capacidades intelectuales se basan en las habilidades cognitivas sociales", explica Aron Barbey, de la Universidad de Illinois, profesor de neurociencia, de psicología, y de ciencia de la expresión y de la audición. Barbey condujo el estudio con un equipo internacional de colaboradores.
Intelecto y contexto social
Los estudios en psicología social indican que las funciones intelectuales humanas se originan en el contexto social de la vida cotidiana, explica Barbey en la nota de prensa de la universidad.
"Dependemos en una etapa temprana de nuestro desarrollo de las relaciones sociales: los que nos aman se preocupan por nosotros cuando de otro modo estaríamos indefensos", señala. La interdependencia social continúa en la edad adulta y sigue siendo importante durante toda la vida, afirma Barbey.
"Nuestros amigos y familiares nos avisan de cuando podríamos cometer malos errores y a veces nos rescatan cuando los hacemos", añade. "La idea es que la capacidad de establecer relaciones sociales y parade navegar por el mundo social no es secundaria a una capacidad cognitiva más general para la función intelectual, sino que puede ser a la inversa. La inteligencia puede originarse en el papel central de las relaciones en la vida humana y por lo tanto puede ser ligada a las capacidades sociales y emocionales ".
Los investigadores, de la Universidad de Illinois (EE.UU.), han encontrado que las regiones del cerebro que contribuyen a un funcionamiento social óptimo también son vitales para la inteligencia general y para la inteligencia emocional.
Este hallazgo refuerza la opinión de que la inteligencia general emerge del contexto emocional y social de la vida de cada uno. Los hallazgos aparecen en la revista Brain.
"Estamos tratando de entender la naturaleza de la inteligencia general y en qué medida nuestras capacidades intelectuales se basan en las habilidades cognitivas sociales", explica Aron Barbey, de la Universidad de Illinois, profesor de neurociencia, de psicología, y de ciencia de la expresión y de la audición. Barbey condujo el estudio con un equipo internacional de colaboradores.
Intelecto y contexto social
Los estudios en psicología social indican que las funciones intelectuales humanas se originan en el contexto social de la vida cotidiana, explica Barbey en la nota de prensa de la universidad.
"Dependemos en una etapa temprana de nuestro desarrollo de las relaciones sociales: los que nos aman se preocupan por nosotros cuando de otro modo estaríamos indefensos", señala. La interdependencia social continúa en la edad adulta y sigue siendo importante durante toda la vida, afirma Barbey.
"Nuestros amigos y familiares nos avisan de cuando podríamos cometer malos errores y a veces nos rescatan cuando los hacemos", añade. "La idea es que la capacidad de establecer relaciones sociales y parade navegar por el mundo social no es secundaria a una capacidad cognitiva más general para la función intelectual, sino que puede ser a la inversa. La inteligencia puede originarse en el papel central de las relaciones en la vida humana y por lo tanto puede ser ligada a las capacidades sociales y emocionales ".
Características del estudio
El estudio incluyó a 144 veteranos de Vietnam heridos por metralla o balas que penetraron en su cráneo, dañando distintos tejidos cerebrales, al tiempo que dejaban intactos los tejidos vecinos.
Mediante el uso de tomografía computarizada, los científicos mapearon laboriosamente las regiones afectadas del cerebro de cada participante, y a continuación, agruparon los datos para construir un mapa colectivo del cerebro.
Los investigadores utilizaron una batería de pruebas cuidadosamente diseñadas para evaluar las capacidades intelectuales, emocionales y sociales de los participantes. Luego buscaron patrones que relacionaban daños en regiones específicas del cerebro con los déficits en la capacidad de los participantes para navegar en el espacio intelectual, emocional o social.
La resolución de problemas sociales en este análisis involucró sobre todo la resolución de conflictos con amigos, familiares y compañeros de trabajo.
Al igual que en estudios anteriores de inteligencia general y la inteligencia emocional, los investigadores encontraron que las regiones de la corteza frontal (en la parte frontal del cerebro), la corteza parietal (más atrás, cerca de la parte superior de la cabeza) y los lóbulos temporales (en el lados de la cabeza detrás de las orejas) están implicados en la resolución de problemas sociales.
Las regiones que contribuyeron al funcionamiento social en los lóbulos parietal y temporal se encuentran sólo en el hemisferio izquierdo del cerebro, mientras que tanto el lóbulo frontal izquierdo como el derecho estuvieron involucrados.
Solapamiento
Las redes del cerebro que se consideren importantes para la destreza social no eran idénticas a las que contribuyen a la inteligencia general o inteligencia emocional, pero había un solapamiento significativo, señala Barbey.
"La evidencia sugiere que hay una arquitectura integrada de procesamiento de información en el cerebro, que la resolución de problemas sociales depende de los mecanismos que se dedican a la inteligencia general y la inteligencia emocional", explica.
"Esto es consistente con la idea de que la inteligencia depende en gran medida de las habilidades sociales y emocionales, y deberíamos pensar en la inteligencia de una manera integrada en lugar de hacer una clara distinción entre la cognición y la emoción y la transformación social. Esto tiene sentido porque nuestras vidas son fundamentalmente sociales: dirigimos la mayor parte de nuestros esfuerzos a entender a los demás y resolver los conflictos sociales. Y nuestro estudio sugiere que la arquitectura de la inteligencia en el cerebro puede ser fundamentalmente social, también."
Barbey ya había realizado estudios similares sobre veteranos del Vietnam. En 2013 publicó un estudio en el que llegaba a conclusiones parecidas, en concreto, que la inteligencia general estaba relacionada con la inteligencia emocional, tanto en los tests de inteligencia como en las regiones cerebrales afectadas.
Y en 2012, mapeó por primera vez la inteligencia cerebral, en colaboración, entre otros centros, con la Universidad Autónoma de Madrid.
El estudio incluyó a 144 veteranos de Vietnam heridos por metralla o balas que penetraron en su cráneo, dañando distintos tejidos cerebrales, al tiempo que dejaban intactos los tejidos vecinos.
Mediante el uso de tomografía computarizada, los científicos mapearon laboriosamente las regiones afectadas del cerebro de cada participante, y a continuación, agruparon los datos para construir un mapa colectivo del cerebro.
Los investigadores utilizaron una batería de pruebas cuidadosamente diseñadas para evaluar las capacidades intelectuales, emocionales y sociales de los participantes. Luego buscaron patrones que relacionaban daños en regiones específicas del cerebro con los déficits en la capacidad de los participantes para navegar en el espacio intelectual, emocional o social.
La resolución de problemas sociales en este análisis involucró sobre todo la resolución de conflictos con amigos, familiares y compañeros de trabajo.
Al igual que en estudios anteriores de inteligencia general y la inteligencia emocional, los investigadores encontraron que las regiones de la corteza frontal (en la parte frontal del cerebro), la corteza parietal (más atrás, cerca de la parte superior de la cabeza) y los lóbulos temporales (en el lados de la cabeza detrás de las orejas) están implicados en la resolución de problemas sociales.
Las regiones que contribuyeron al funcionamiento social en los lóbulos parietal y temporal se encuentran sólo en el hemisferio izquierdo del cerebro, mientras que tanto el lóbulo frontal izquierdo como el derecho estuvieron involucrados.
Solapamiento
Las redes del cerebro que se consideren importantes para la destreza social no eran idénticas a las que contribuyen a la inteligencia general o inteligencia emocional, pero había un solapamiento significativo, señala Barbey.
"La evidencia sugiere que hay una arquitectura integrada de procesamiento de información en el cerebro, que la resolución de problemas sociales depende de los mecanismos que se dedican a la inteligencia general y la inteligencia emocional", explica.
"Esto es consistente con la idea de que la inteligencia depende en gran medida de las habilidades sociales y emocionales, y deberíamos pensar en la inteligencia de una manera integrada en lugar de hacer una clara distinción entre la cognición y la emoción y la transformación social. Esto tiene sentido porque nuestras vidas son fundamentalmente sociales: dirigimos la mayor parte de nuestros esfuerzos a entender a los demás y resolver los conflictos sociales. Y nuestro estudio sugiere que la arquitectura de la inteligencia en el cerebro puede ser fundamentalmente social, también."
Barbey ya había realizado estudios similares sobre veteranos del Vietnam. En 2013 publicó un estudio en el que llegaba a conclusiones parecidas, en concreto, que la inteligencia general estaba relacionada con la inteligencia emocional, tanto en los tests de inteligencia como en las regiones cerebrales afectadas.
Y en 2012, mapeó por primera vez la inteligencia cerebral, en colaboración, entre otros centros, con la Universidad Autónoma de Madrid.
Referencia bibliográfica:
A. K. Barbey, R. Colom, E. J. Paul, A. Chau, J. Solomon, J. H. Grafman: Lesion mapping of social problem solving. Brain (2014). DOI: 10.1093/brain/awu207.
A. K. Barbey, R. Colom, E. J. Paul, A. Chau, J. Solomon, J. H. Grafman: Lesion mapping of social problem solving. Brain (2014). DOI: 10.1093/brain/awu207.