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La información es el nuevo “demonio de Laplace”

Detrás de toda ley física siempre encontramos el mismo elemento responsable


Detrás de cada onda y de cada partícula, existe algo intangible e imperceptible que lo reduce todo a un mismo cómun denominador: la información. Es el nuevo demonio de Laplace, ya que detrás de toda ley de la física, de todo átomo, supernova, bigbang, cuanto o brana, siempre encontramos el mismo elemento responsable. Y no es que la conciencia sea consecuencia de la materia, de la misma forma que la materia no es fruto de la conciencia. Es que en esencia ambos son lo mismo: información. Por Carlos Muñoz.


Carlos Muñoz
07/07/2006

La información es el nuevo “demonio de Laplace”
Hace pocos siglos que Pierre Simon Laplace planteó la idea de una hipotética mente capaz de tener en cuenta todos los elementos que conforman el sistema del Universo, conocida como “el demonio de Laplace”: Se podría condensar un intelecto que en cualquier momento dado sabría todas las fuerzas que animan la naturaleza y las posiciones de los seres que la componen. Si este intelecto fuera lo suficientemente vasto para someter los datos al análisis, podría condensar en una simple fórmula de movimiento de los grandes cuerpos del universo y del átomo más ligero; para tal intelecto nada podría ser incierto y el futuro así como el pasado estarían frente sus ojos. (Laplace

Hoy en día está comprobada la imposibilidad de la existencia de un intelecto de ese tipo. Sin embargo, continuemos con esta visión de forma hipotética y adaptémosla a los tiempos de la Era de la Información.

Imaginemos que el Universo es un sistema determinista, y que el Hombre descubre la ecuación última y primordial: aquella por la que la que se rige la realidad, la que determina la expansión del Universo, todo aquello que lo forma, sus propiedades y el órden dentro de éste.

Ahora imaginemos una computadora hipotética donde el Hombre introduce esa fórmula para que el ordenador la procese y reproduzca una simulación de la realidad. Como el demonio de Laplace, el Hombre podría presenciar entonces con precisión el devenir del Universo desde sus inicios. Vería la creación de las galaxias, las estrellas y los planetas, el surgir de la vida y con ello incluso el surgir del Ser Humano.

Conciencia refleja

Esa gran supercalculadora reproduciría fielmente toda la historia del Hombre, todo lo que ha ocurrido, e incluso, si este ordenador hipotético trabaja a una velocidad hipotética mayor que la de la propia realidad de la que forma parte, podría llegar a contemplarse él mismo en la propia pantalla en ese mismo instante hasta ver lo que está por ocurrir.

Si nos pusiéramos en la piel de nuestra persona simulada dentro de esa computadora, seguramente no notaríamos ninguna diferencia respecto con la “real”. El ordenador habría calculado y procesado toda acción y reacción en el Universo, todo lo ocurrido y por ocurrir, cada átomo, cada partícula y, por ende, cada una de las vidas que han surgido en cada lugar del espacio, junto con sus respectivas experiencias, emociones, y pensamientos hasta ese preciso momento del continuo espacio-tiempo.

Sin embargo, nosotros, como esas “personas simuladas”, no seríamos conscientes de nuestra condición de cálculos, de que todo lo que somos, sentimos y pensamos; todo lo que percibimos y todo lo que aspiramos a conocer, de que detrás de cada onda y de cada partícula existe algo intangible e impercibible que lo reduce todo a un mismo cómun denominador: la información.

Lo interesante en este caso, no es la idea de un mundo determinado por una cadena de causas-efectos, sino la capacidad de la información de generar una realidad determinada.

Doble espejo

Si ahora volvemos a ponernos en nuestra piel “real”, mirando la pantalla del superordenador volveríamos a no notar ninguna diferencia respecto de nuestra representación virtual dentro de esa máquina de procesar. Entonces decidimos ajustar el simulador para ver representado gráficamente a nuestra escala el mismo punto en el espacio-tiempo en que nos encontramos para poder vernos a nosotros mismos viéndonos a nosotros mismos en la pantalla del ordenador. El efecto sería similar al de situar un espejo delante del otro.

Dentro del simulador, el mismo simulador también estaría simulado, simulando a su vez otro simulador hasta adentrarnos en el infinito. Sin embargo, imaginémonos que en lugar de adentrarnos en ese túnel de monitores representándose a ellos mismos, nos alejáramos: nuestro sentido común nos induce a imaginar que seguramente nos encontraríamos con la misma imagen, es decir, volveríamos a encontrarnos delante de un ordenador, observando cómo observamos la simulación sin notar otra vez ninguna diferencia respecto del estado anterior.

Ahora retomemos otra vez nuestro cuerpo ordinario en el mundo físico al que estamos acostumbrados, y reflexionemos acerca de cómo una máquina física, algo que se puede reducir a un sistema de interruptores que toman un estado u otro siguiendo unos patrones determinados, es hipotéticamente un motor capaz de generar realidad.

Miramos el monitor y vemos cómo se representa la realidad a partir de un orden informacional que se interpreta y a continuación se representa de forma gráfica a través de una interfaz visual programada para imitar lo que percibimos a través del sentido de la vista y, efectivamente, todo parece funcionar de la misma forma que el mundo real.

Simulación de la realidad

Sin embargo, aquel meta-reflejo nuestro que esté mirándonos a través de su pantalla como si fuéramos nosotros una representación virtual, ha obtenido la fórmula hipotética de la misma forma que la hemos obtenido nosotros, ya que, al fin y al cabo, todas nuestras versiones de nosotros mismos en cada una de las simulaciones generadas, está haciendo lo mismo, y la fórmula debe de ser la misma en cada una de las infinitas “dimensiones” que encontremos en ese simulador hipotético, y por lo tanto seguramente todas estas realidades, además de paralelas, deberían de ser idénticas y por consiguiente, todas tendrían el mismo carácter de información y esta condición de “simulación”.

Nos encontramos en un caso de los que se busca una gallina responsable de un huevo, y todavía no se ha dado una resolución a este tipo de sistemas. Parece imposible para nosotros salir de este infinito sistema recursivo de dimensiones hechas de información.

De todas formas, podemos sacar una importante conclusión de esta situación hipotética: la realidad puede estar generada a partir de la interpretación de información. Desde esta perspectiva, la información parece ser algo exhuberante, pues no sólo es el mundo físico el que pasaría a ser un complejo de datos: además de la materia y la conciencia, todo aquello que las conciencias procesan, las fórmulas que gobiernan la realidad que percibimos y de las que ni siquiera somos conscientes, y la misma información que compone todo esto, está sujeta a ser reinterpretada incluso por las conciencias generadas por la misma información generando a su vez información nueva.

Formaríamos parte de un infinito complejo informacional sujeto a la libre interpretación, esto es, a la búsqueda de patrones reconocibles dentro del flujo de “datos” que genera a la vez mucha más información.

Proceso de información

El universo como lo conocemos estaría incluido dentro de este complejo informacional, o más bien no sería más que una consecuencia de la interpretación de la realidad, es decir, del proceso de información.

De la misma forma que nosotros interpretamos un mundo hecho de espacio y tiempo, en el que seres vivos interaccionan como si viviéramos en un gran tablero de ajedrez, el complejo informacional podría ser interpretado de otras muchas formas posibles.

Detrás de toda ley de la física, detrás de todo átomo, supernova, bigbang, cuanto o brana, siempre encontraríamos el mismo elemento responsable. Y no es que la conciencia sea consecuencia de la materia, de la misma forma que la materia no es fruto de la conciencia. Es que en esencia ambos son lo mismo: información.



Carlos Muñoz es estudiante de Arte Electrónico realiza su proyecto final de carrera con un ensayo en torno al debate de la naturaleza de la conciencia. Esta obra está bajo una licencia Reconocimiento-NoComercial- CompartirIgual 2.5 de Creative Commons. Puede ver una copia de esta licencia o enviar una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.



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1.Publicado por Indalecio Santín, Jesús el 09/07/2006 21:20
Me ha gustado mucho el artículo, aunque no soy científico, hace unas semanas estuve reflexionando y tuve la percepción de que la realidad sólo se compone de información.

Esta idea me la sugerió una planta que se encuentra en mi terraza; es una cala con una enorme flor. La planta ha adquirido un gran tamaño en poco tiempo y se encuentra en un tiesto muy pequeño. Observándola, me parecía increible que esa planta hubiese surgido de ese pequeño espacio de tierra, entonces me pregunté ¿de dónde han salido estas hojas carnosas?, pensé en la fotosíntesis y en el modo en que la planta obtiene sus nutrientes y como los transforma para desarrollarse. Pero ¿Y si organismo y alimento fuesen lo mismo? ¿Y si esa misma cosa adoptase distintas formas corporeas por efecto de la información que la hilvanase?. La planta sería algo así como un tipo de información que transforma la luz, el agua y la tierra en su forma. No un cuerpo en sí, solo una información. Entoces... ¿El resto de los objetos que componen nuestra realidad? y ¿nosotros mismos?

Un saludo!

2.Publicado por ABC el 16/07/2006 14:27
Al inicio del bigbang no habìa estructura alguna que pudiera sustentar o contener una información, significar algo, determinar una instrucción o plan de desarrollo. Pero el proceso siguió ordenadamente, pese al caos inicial, hacia la complejidad creciente hasta estructurar una conciencia. Luego de aparecida la estructura mínima, ya se pudo codificar en ella un plan de desarrollo, como por ejemplo los genes en un ser vivo. Pero si en el caos inicial no se podía contener información ¿dónde estaba el plan guardado? pues en algún lado debía estar esa información ordenadora del proceso, y no podía estar en él., debía pues estar fuera, trascenderlo. Lo que fue capaz de dar información a la pura energía caótica inicial, pudo también originar esa energía, crearla. Esta Información Creadora y Ordenadora del proceso creado es trascendente a él. La filosofía clásica lo denomina Ser Infinito. Las personas creyentes lo llaman Dios.

3.Publicado por Angel el 18/12/2006 11:30
Como en muchos otros casos, los grandes pensadores, siempre han visto más de lo que consiguieron demostrar de forma irrefutable. Así le pasó a Einstein, y puede que Laplace no puediera en su caso demostrar su teoría, pero si naciese en este siglo y viese los progresos de la informática, le lanzase a intentar demostrarla.
Si nuestra realidad es una simulación, la principal demostración de que es posible es que nosotros estamos tendiendo a repetirla. Tenemos un afán cada vez mayor de crear mundos virtuales, y solo acabamos de empezar a poder hacerlo.
Algunos dicen que, habría que demostrar que si hubiese una tecnología capaz de haber realizado nuestro mundo, habria que demostrar la necesidad que esta tendría de realizarlo.
Está claro, si nosotros le sacariamos partido a ese hecho, eso mismo les pasaría a la otra tecnología.
La simulación sería la forma perfecta de probar situaciones, leyes o entidades fuera del mundo real.
Si pudiesemos tener simuladores, simulariamos la creación de seres modificados genéticamente antes de realmente crearlos, igualmente plantas, materiales, etc.
Si una gran civilización pudiese crear simulaciones, simularía sobre él a sus mentes, antes de validarlas para estar en su mundo.
Hipotesis:
Imaginemos un sociedad perfecta en un mundo, en el que el saber le hace conocer los riesgos inerentes a la libertad de una conciencia.
Si podemos crear seres, sus conciencias, o las limitamos, o si las damos libertad, corremos el riesgo de que degeneren y sean dañinas para nuestra sociedad.
¿Como podríamos entroces determinar la aptitud de un sistema libre, antes de introducirlo en nuesto mundo?
Pues está claro, mediante un simulador de realidad, que generase un mundo virtual. No sería necesario que este mundo tuviera la capacidad de nuestro mundo real, pues dentro del mundo, la conciencia no podría saber que existe algo más grande, y creaería el mundo virtual como inmenso. Es muy facil sobre un ordenador crear imágenes infinitas, aunque aparentemente nuestro mundo parece finito.
Dentro de este simulador crearíamos un mundo cuya tendencia y cuyas leyes fueran las contrarias a las que deseamos filtrar. Si la mente a probar no siguiese la tendencia del sistema y no se dejase caer en ella. Esa mente demostraría su estabilidad, a pesar de su libertad. Y por lo tanto sería apta para ser admitida.
Si deseo a un asesino, le introduciré en un mundo pacífico y noble, si aun así es capaz de matar, sabré que es un verdadero asesino. Si deseo una mente pacífica lo introduciré en un mundo cruel y desalmado, y si él permanece pacífico, sabré que los agentes exteriores no lo inextabilizarán y por lo tanto lo consideraré como apto.
Hecha esta hipotesis y vista la posibilidad de hacer una máquina de realidad, en la cual las mentes no podrían saber que están, pasamos este pensamiento a nuestro mundo, y vemos que puede ser posible y que podría explicarse con la segunda intención de simulación.
Explicaría la totalidad de las preguntas de la Astrofisica, de la Religión y de la Filosofía a la vez.
Todo tendría explicación.
El big Bang- Por supuesto desde nuestro punto de vista - simulados, no podemos encontrar nada antes del momento en que arrnacó el programa, ya que fue este programa el que construyó sobre su memoria todo el entrono. Aunque existiese algo más - la máquina y el programa generador estaría fuera de nuestro alcance- solo lo reconoceríamos como leyes matemáticas. Por mucho que miráse con microscópio un programa dentro de un simulador, no podría ver las instrucciones que lo componen, aunque si encontrará los efectos, como leyes matemáticas.
El determiniesmo y la libertad, Efectivamente el mundo sería determinista, y podría ser hasta manipulable por los responsables de la simulación, pero se trata de ver la reacción de las mentes, por lo que se podia ir realizando tendencias en los hechos que pusiesen a prueba a las mentes (Destino).
Nacimiento, entrada de la mente en la simulación. Muerte, salida de la mente de la simulación.
Pregunta. ¿Sería cruel muertes rápidas, de inocentes, crueldad, etc dentro de esta simulación?. No puesto que solo es una simulación. ¡Es curel que mate romanos en el juego de IMPERIUM.?
Pero esto rompería la hipótesis, ¿que sentido tiene introducir mentes, que no son simuladas, y antes de poder demostar sus aptitudes son sacadas del sistema?

Todo esto crearía una pregunta filosófica muy grave, pero que ya ha sido planteada en otra ocasión, aunque nadie comenta. En Matrix aparece un pensamiento.... Quizás no todas los seres que aparecen dentro de la simulación son mentes. Algunos pueden ser simplemente jugadores creados por el sistema....
Esto deja a la humanidad en una posición comprometida, pués puede que no todos los seres humanos fuesen reales, pero daría explicación al hecho de que muchos no hayan tenido tiempo para demostrar ninguna aptitud, por lo que no tendría sentido haberles introducido en este sistema.
No son realmente mentes en prueba sino parte del sistema de prueba.
En el caso de un juego yo seriá una mente, los demás personajes, parte del sistema, quiados por este para ponerme en situación. El sistema sería determinista, sucederá algo previsto, proque el sistema así lo creará, pero yo seré libre para decidir, proque mi mente no es parte del sistema.
¿Sería cruel matar a un jugador del sistema?. No en el sentido estricto nuestro. Pero caeríamos en la trampa. Si matasemos a un judador, para obtener ventaja, habríamos demostrado no ser aptos.
Quien quera que lo transporte a Dios.
No habría por lo tanto crueldad en las muertes, ni en las catastrofes por parte del creador del sistema, no es real, pero si habría culpabilidad y delito en quién lo comete.
Piensenlo.... Nunca hemos estado tan cerca de tener una explicación tan realista del universo, pero tampoco de Dios y del proposito de la creación del este mundo. Y a la vez esta idea siempre a estado introducida como pista en este sistema, siempre está para que las mentes que juegan, estén haciendolo de una forma justa, y no puedan ignorar que existe otra realidad......

4.Publicado por Núñez el 02/01/2007 19:18
A Jesús Indalecio Santín, me gustó tu comentario. Recojo tu pregunta: "y ¿nosotros mismos?" Puedes observar que, en promedio, cada siete años cambiamos toda la materia de nuestros cuerpos. En mi caso, debe de haber ocurrido ya varias veces. Si se exceptúan los huesos, el cambio es más rápido. Y sin embargo, sigo teniendo en mi brazo una cicatriz de la infancia. Como tú dices, información. Así, veo nuestros cuerpos como entidades transmateriales. En otras palabras, somos como el cauce conciente de un río de materia, de agua y polvo. Un abrazo, y salud para ti y tu planta.

5.Publicado por Katrea el 09/05/2007 05:29
Pensamientos como estos solo me deja una duda que me carcome el alma...
¿Que nos asegura que nosotros mismos no somos una simulación, una "Matrix" que alguien más ha creado?

Sería interesante tratar de pelear contra esa naturaleza y romper el correr, aunque las leyes de este demonio nos lo prohiben...