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La “hormona del amor” transforma el cerebro célula a célula

Un estudio demuestra que actúa sobre neuronas individuales, para impulsar el aprendizaje de ciertos comportamientos sociales, como el cuidado de la descendencia


Un equipo de neurocientíficos del NYU Langone Medical Center de EEUU ha descubierto cómo funciona la oxitocina u “hormona del amor” a nivel cerebral: lo hace actuando sobre células cerebrales individuales. Esto es lo que hace que el cerebro “cambie”, y en consecuencia se despierten ciertos comportamientos sociales, como el cuidado de la descendencia por parte de las madres. Por Marta Lorenzo.


Marta Lorenzo
16/04/2015

Foto: losiek. Fuente: Flickr.com.
Foto: losiek. Fuente: Flickr.com.
El cerebro sigue siendo un órgano dinámico, incluso cuando ya somos personas mayores, ha demostrado la neurología. Esos cambios se producen, principalmente, como respuesta a las transformaciones de nuestro entorno o a las experiencias que vamos viviendo. También por efecto de unas “escultoras” del cerebro muy eficientes: las hormonas.

Entre ellas, la oxitocina juega un importante papel. También conocida como “hormona del amor”, esta sustancia promueve el vínculo de las parejas, el amor de las madres a sus hijos e incluso la fidelidad de los hombres hacia sus mujeres. Asimismo, se ha demostrado que ayuda a recuperarse del miedo condicionado e incluso que nos puede volver más empáticos y receptivos a otras personas.

¿Cómo consigue estos efectos? Un equipo de neurocientíficos del NYU Langone Medical Center de EEUU ha descubierto que lo hace actuando sobre células cerebrales individuales.

Oxitocina en las células cerebrales

Para llegar a este hallazgo, los investigadores analizaron específicamente un comportamiento social: el vínculo madre-hijo. Lo hicieron en modelos de ratón, con ratones hembra que no tenían crías.

El experimento consistió en inducir, en el cerebro de estos ejemplares, la liberación de oxitocina. Al hacerlo, los animales se volvieron “sensibles” a las necesidades de las crías de otras hembras (comenzaron a escuchar cualquiera de los sonidos que estas produjeran y a atender sus necesidades), informa el NYU Langone Medical Center en un comunicado.  

Pero, además de constatar este cambio –que fue permanente- en el comportamiento de las hembras de ratón, los científicos rastrearon la oxitocina en las células individuales de sus cerebros. Lo hicieron usando un anticuerpo desarrollado en el mismo centro, y que se unía específicamente a las proteínas de los receptores de oxitocina presentes en cada neurona. De este modo, pudieron observar al microcoscopio las células a nivel individual.

Así descubrieron que la oxitocina funciona “como amplificador y supresor de las señales neuronales en el cerebro”, y que “aumenta la intensidad del procesamiento cerebral de la información social”, explica Robert Froemke, uno de los autores de la investigación.

También cambia el cerebro de los padres

Una investigación realizada en 2014 por científicos del Functional Brain Center, del Wohl Institute of Advanced Imaging y del Tel-Aviv Sourasky Center, todos ellos en Israel, reveló que los cerebros de los hombres que se implican en la crianza de sus bebés también sufren importantes transformaciones, gracias, entre otros factores, a la oxitocina.  
 
En concreto, el estudio constató que los padres que cuidan a sus hijos presentan una mayor activación en circuitos corticales relacionados con la oxitocina; y también en la amígdala (cuyo papel principal es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales) y el surco temporal superior (STS), un área que permite interpretar las emociones ajenas.

Referencia bibliográfica:
 
Bianca J. Marlin, Mariela Mitre, James A. D’amour, Moses V. Chao, Robert C. Froemke. Oxytocin enables maternal behaviour by balancing cortical inhibition. Nature (2015). DOI: 10.1038/nature14402.  



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