Un estudio publicado en la revista «Human Reproduction Update» ha activado las alarmas tras mostrar que desde la década de los años setenta se ha reducido en cerca de un 60 % la concentración de espermatozoides por milímetro de semen en los hombres de Norteamérica, Europa, Australia y Nueva Zelanda.
Los hallazgos son especialmente preocupantes dado que muestran un problema sin visos de mejorar. Es más, la proporción de hombres subfértiles o completamente infértiles probablemente crecerá y cada vez más parejas se encontrarán con problemas para procrear. Algunos países occidentales. como Alemania e Italia, se enfrentan ya a los retos que supone el estancamiento o el descenso demográfico, lo cual repercute en la demografía en su conjunto.
La concentración menor de espermatozoides predice una esperanza de vida menor y guarda relación con ciertas formas de cáncer y afecciones del desarrollo sexual.
«Los resultados son sorprendentes» comentó Hagai Levine, autor principal del estudio y epidemiólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Argumenta que si bien los tratamientos de fecundación in vitro permiten la concepción, lo cierto es que se ha trabajado poco para abordar la raíz del problema. «Este es un problema de salud pública subestimado al que se le ha prestado poca atención», añadió.
El estudio, el mayor metaanálisis jamás realizado sobre este tema, contó con datos de 185 estudios realizados entre 1973 y 2011 en los que participaron cerca de 43.000 hombres. El equipo dividió los datos en función de la procedencia oriental y occidental de los hombres.
Tras tener en cuenta otros factores como la edad o cuánto tiempo habían pasado sin eyacular, descubrieron que la concentración de espermatozoides se había reducido desde 99 millones por mililitro en 1973 hasta 47,1 millones por mililitro en 2011.
Los escépticos restan importancia al peligro que supone esta situación y argumentan que las investigaciones previas se basaban en muestras sesgadas debido a que los hombres son más propensos a comprobar su esperma si creen que no son fértiles. El estudio nuevo superó este criticismo y estudió en mayor medida a jóvenes que nunca habían procreado y no eran conscientes de su fertilidad.
Por el contrario, estas tendencias no se aprecian en hombres no occidentales, si bien los autores del estudio advierten de que no se han realizado estudios importantes y de gran calado en otros países.
Los hallazgos son especialmente preocupantes dado que muestran un problema sin visos de mejorar. Es más, la proporción de hombres subfértiles o completamente infértiles probablemente crecerá y cada vez más parejas se encontrarán con problemas para procrear. Algunos países occidentales. como Alemania e Italia, se enfrentan ya a los retos que supone el estancamiento o el descenso demográfico, lo cual repercute en la demografía en su conjunto.
La concentración menor de espermatozoides predice una esperanza de vida menor y guarda relación con ciertas formas de cáncer y afecciones del desarrollo sexual.
«Los resultados son sorprendentes» comentó Hagai Levine, autor principal del estudio y epidemiólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Argumenta que si bien los tratamientos de fecundación in vitro permiten la concepción, lo cierto es que se ha trabajado poco para abordar la raíz del problema. «Este es un problema de salud pública subestimado al que se le ha prestado poca atención», añadió.
El estudio, el mayor metaanálisis jamás realizado sobre este tema, contó con datos de 185 estudios realizados entre 1973 y 2011 en los que participaron cerca de 43.000 hombres. El equipo dividió los datos en función de la procedencia oriental y occidental de los hombres.
Tras tener en cuenta otros factores como la edad o cuánto tiempo habían pasado sin eyacular, descubrieron que la concentración de espermatozoides se había reducido desde 99 millones por mililitro en 1973 hasta 47,1 millones por mililitro en 2011.
Los escépticos restan importancia al peligro que supone esta situación y argumentan que las investigaciones previas se basaban en muestras sesgadas debido a que los hombres son más propensos a comprobar su esperma si creen que no son fértiles. El estudio nuevo superó este criticismo y estudió en mayor medida a jóvenes que nunca habían procreado y no eran conscientes de su fertilidad.
Por el contrario, estas tendencias no se aprecian en hombres no occidentales, si bien los autores del estudio advierten de que no se han realizado estudios importantes y de gran calado en otros países.
También en China
No obstante, un estudio realizado en 2016 sobre 30.000 hombres de la provincia de Hunan en China descubrió un descenso en la concentración de esperma del 18 % entre 2001 y 2015. Los autores del estudio indican que la culpa la podría tener la contaminación ambiental.
Por desgracia, aún no se conoce a ciencia cierta qué provoca este fenómeno entre los occidentales. Al igual que los responsables del estudio chino, hay quien sospecha que las culpables son ciertas sustancias químicas como los plaguicidas, los pirorretardantes, los cosméticos y los plásticos. Estas sustancias se denominan «disruptores endocrinos», pueden interferir con el sistema hormonal del organismo.
Será necesario profundizar en la investigación en los años venideros para abordar este problema para la salud pública que podría tener consecuencias devastadoras para las generaciones futuras.
Hagai Levine señala que, si la tendencia continúa, los humanos se extinguirán: “si no cambiamos la manera en la que vivimos, nuestra relación con el medio ambiente y los productos químicos a los que estamos expuestos, me preocupa mucho lo que ocurrirá en el futuro”, concluye.
No obstante, un estudio realizado en 2016 sobre 30.000 hombres de la provincia de Hunan en China descubrió un descenso en la concentración de esperma del 18 % entre 2001 y 2015. Los autores del estudio indican que la culpa la podría tener la contaminación ambiental.
Por desgracia, aún no se conoce a ciencia cierta qué provoca este fenómeno entre los occidentales. Al igual que los responsables del estudio chino, hay quien sospecha que las culpables son ciertas sustancias químicas como los plaguicidas, los pirorretardantes, los cosméticos y los plásticos. Estas sustancias se denominan «disruptores endocrinos», pueden interferir con el sistema hormonal del organismo.
Será necesario profundizar en la investigación en los años venideros para abordar este problema para la salud pública que podría tener consecuencias devastadoras para las generaciones futuras.
Hagai Levine señala que, si la tendencia continúa, los humanos se extinguirán: “si no cambiamos la manera en la que vivimos, nuestra relación con el medio ambiente y los productos químicos a los que estamos expuestos, me preocupa mucho lo que ocurrirá en el futuro”, concluye.
Referencia
Temporal trends in sperm count: a systematic review and meta-regression analysis. Human Reproduction Update 1-14. DOI: https://doi.org/10.1093/humupd/dmx022
Temporal trends in sperm count: a systematic review and meta-regression analysis. Human Reproduction Update 1-14. DOI: https://doi.org/10.1093/humupd/dmx022