Quizá pronto desaparezcan de nuestras vidas los cables que solemos utilizar para recargar nuestros teléfonos móviles, nuestros ordenadores portátiles o las PDAs, gracias a un sistema desarrollado por un equipo de físicos estadounidenses que permite transmitir energía sin cables mediante un tipo de antenas “resonantes”, informa la revista physicsweb.
Este sistema ya ha sido utilizado para suministrar energía a una bombilla de 60 vatios, situada a dos metros de un transmisor sin cables y sus creadores aseguran que podría aplicarse en un futuro próximo a recargar dispositivos portátiles con una eficiencia suficiente. La revista Science también se ha hecho eco de este avance tecnológico.
Antecedentes
Ya el año pasado, la BBC explicaba en un artículo el esbozo del planteamiento para esta tecnología, que ahora ha dado lugar a un artefacto real. El sistema se basa en la llamada resonancia eléctrica, fenómeno que se produce al coincidir la frecuencia propia de un circuito con la frecuencia de una excitación externa.
Según el director de esta primera investigación, el físico del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, Marin Soljacic, dos objetos resonantes en una misma frecuencia tienden a acoplarse entre sí con mucha fuerza.
Hasta ahora, los sistemas que usan radiación electromagnética -como las antenas de radio- no han servido para la transferencia eficaz de energía porque la esparcen en todas direcciones, desperdiciando grandes cantidades en el espacio.
Para solucionar el problema, los científicos investigaron una clase especial de objetos "no radioactivos", con las llamadas "resonancias de larga vida". Cuando se aplica energía a estos objetos, ésta permanece ligada a ellos y no se escapa al espacio, así la energía pasa desde el emisor al receptor como a través de un túnel.
Suministro a distancia
Ahora, Soljacic y su equipo han conseguido llevar a la práctica su idea. Para ello, fabricaron dos antenas de cobre con forma de anillo, y conectaron una de ellas a una fuente de suministro eléctrico, mientras que la otra fue conectada a una bombilla de 60 vatios situada a dos metros de distancia de la primera antena.
Cuando una corriente alterna (corriente eléctrica en la que la magnitud y dirección varían cíclicamente) fluye a través de la primera antena, se produce un campo magnético que se acopla por resonancia con la segunda, dando lugar a una corriente que ha permitido que la bombilla luzca con una eficiencia de transmisión del 40%.
Aunque las antenas tienen medio metro de diámetro, los científicos planean hacer versiones más reducidas del mismo sistema para aplicarlas a dispositivos portátiles sin que haya pérdida de eficiencia energética.
Tras los pasos de Tesla
En el siglo XIX, el físico e ingeniero serbio Nikola Tesla experimentó por vez primera con la transferencia electrónica sin cables. Su intención era desarrollar una red de alto voltaje que, sin necesidad de cables, suministrara la energía eléctrica necesaria.
Y, aunque su idea fracasó por el peligro de los campos electromagnéticos que se originarían con dicha red, otras propuestas más recientes han devuelto el interés científico por el tema.
Es el caso de la iniciativa de la empresa británica Splashpower, que ha diseñado cargadores inalámbricos, basados en la inducción electromagnética, a los que se pueden conectar directamente teléfonos y equipos de MP3.
La búsqueda de una solución universal sencilla, que nos permita liberarnos de la molestia del amasijo de los cables que nos vemos obligados a usar en multitud de aparatos de uso cotidiano se encuentra en la base de esta inquietud.
El sistema de Soljacic podría tener aplicaciones asimismo en el terreno de la medicina, porque permitiría concebir implantes electrónicos médicos que no precisen de incómodos cableados.
Este sistema ya ha sido utilizado para suministrar energía a una bombilla de 60 vatios, situada a dos metros de un transmisor sin cables y sus creadores aseguran que podría aplicarse en un futuro próximo a recargar dispositivos portátiles con una eficiencia suficiente. La revista Science también se ha hecho eco de este avance tecnológico.
Antecedentes
Ya el año pasado, la BBC explicaba en un artículo el esbozo del planteamiento para esta tecnología, que ahora ha dado lugar a un artefacto real. El sistema se basa en la llamada resonancia eléctrica, fenómeno que se produce al coincidir la frecuencia propia de un circuito con la frecuencia de una excitación externa.
Según el director de esta primera investigación, el físico del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, Marin Soljacic, dos objetos resonantes en una misma frecuencia tienden a acoplarse entre sí con mucha fuerza.
Hasta ahora, los sistemas que usan radiación electromagnética -como las antenas de radio- no han servido para la transferencia eficaz de energía porque la esparcen en todas direcciones, desperdiciando grandes cantidades en el espacio.
Para solucionar el problema, los científicos investigaron una clase especial de objetos "no radioactivos", con las llamadas "resonancias de larga vida". Cuando se aplica energía a estos objetos, ésta permanece ligada a ellos y no se escapa al espacio, así la energía pasa desde el emisor al receptor como a través de un túnel.
Suministro a distancia
Ahora, Soljacic y su equipo han conseguido llevar a la práctica su idea. Para ello, fabricaron dos antenas de cobre con forma de anillo, y conectaron una de ellas a una fuente de suministro eléctrico, mientras que la otra fue conectada a una bombilla de 60 vatios situada a dos metros de distancia de la primera antena.
Cuando una corriente alterna (corriente eléctrica en la que la magnitud y dirección varían cíclicamente) fluye a través de la primera antena, se produce un campo magnético que se acopla por resonancia con la segunda, dando lugar a una corriente que ha permitido que la bombilla luzca con una eficiencia de transmisión del 40%.
Aunque las antenas tienen medio metro de diámetro, los científicos planean hacer versiones más reducidas del mismo sistema para aplicarlas a dispositivos portátiles sin que haya pérdida de eficiencia energética.
Tras los pasos de Tesla
En el siglo XIX, el físico e ingeniero serbio Nikola Tesla experimentó por vez primera con la transferencia electrónica sin cables. Su intención era desarrollar una red de alto voltaje que, sin necesidad de cables, suministrara la energía eléctrica necesaria.
Y, aunque su idea fracasó por el peligro de los campos electromagnéticos que se originarían con dicha red, otras propuestas más recientes han devuelto el interés científico por el tema.
Es el caso de la iniciativa de la empresa británica Splashpower, que ha diseñado cargadores inalámbricos, basados en la inducción electromagnética, a los que se pueden conectar directamente teléfonos y equipos de MP3.
La búsqueda de una solución universal sencilla, que nos permita liberarnos de la molestia del amasijo de los cables que nos vemos obligados a usar en multitud de aparatos de uso cotidiano se encuentra en la base de esta inquietud.
El sistema de Soljacic podría tener aplicaciones asimismo en el terreno de la medicina, porque permitiría concebir implantes electrónicos médicos que no precisen de incómodos cableados.